Las huelgas y autoconvocatorias definen la verdadera soberanía popular. Nota de tapa de Política Obrera N°120 edición impresa.
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Apenas 48 horas después del cierre de las urnas en CABA, una huelga enorme de los docentes de la Provincia de Buenos Aires respondió al ‘ajuste’ de las paritarias que promueven Milei y Kicillof con el apoyo de la burocracia sindical de Roberto Baradel.
Los docentes rechazaron un salario ‘de bolsillo’ de 640.000 pesos para un cargo inicial, cuya mitad está compuesta por ‘remuneraciones’ en negro.
Uno. La “despolitización” de la ciudadanía que se adjudica al boicot de todas las elecciones ‘desdobladas’ realizadas hasta ahora, es una gruesa mentira. Es el rechazo político no solamente al gobierno, sino por sobre todo a la ‘oposición’ cómplice a este gobierno, como lo demuestra, fuera de toda duda, Axel Kicillof y su gabinete ‘nacional y popular’ y ‘sindical’.
Dos. Los trabajadores vienen encontrando la forma de ‘entrarle’ al gobierno anti-obrero, que es la huelga general. Es lo que anuncian los plenarios auto-convocados de choferes que proliferan en estos días: una segunda huelga general del transporte. En Villa Constitución, los trabajadores de Acindar han arrancado un aumento largamente postergado (18 meses) con la advertencia de que irían a una huelga indefinida. Este desenlace delató la complicidad de la burocracia kirchnerista de la de la UOM con las grandes patronales del acero.
La intervención colectiva de la clase obrera es la que tiene la capacidad de derrotar los planes de hambre de la camarilla liberticida y transformar la situación política en su conjunto, incluida la electoral. Frente a esto, las escaramuzas parlamentarias electoralistas acerca de las jubilaciones, muestran la impotencia de la llamada ‘oposición’ y de la CGT para salir de su declive sin remedio.
Los resultados electorales del gobierno, en este marco, arriesgan convertirse en una “victoria a lo pirro”. Bajo la superficie electoral, el gobierno atraviesa una fuerte crisis de financiamiento. Lo prueba la necesidad que ha tenido de recurrir al FMI, así como la oleada de emisiones de bonos que está llevando la deuda pública a niveles de catástrofe. Gran parte de estas emisiones de deuda tienen el propósito de detener una salida de capitales tumultuosa. Nada de esto, sin embargo, ha servido para acumular reservas internacionales, que continúan negativas por ocho mil millones de dólares. Es una política que agrava la crisis industrial.
Detrás de la derrota electoral que ha impuesto a sus socios de la ‘oposición’, queda al desnudo un gobierno estratégicamente a la defensiva. Quienes opinan lo contrario, en especial el FITU, son víctimas de un impresionismo electoral miope. Esto explica su inmovilismo y su retroceso.
Desde estas páginas llamamos a docentes, choferes y metalúrgicos a profundizar el camino emprendido. También llamamos al conjunto de los trabajadores y a los estudiantes a promover auto convocatorias que diseñen acciones de lucha y preparen una huelga general.
Nuestro partido, Política Obrera, reforzará su propaganda y su agitación en esta dirección.