Residentes del Garrahan: 96 horas de paro autoconvocado

Escribe Julián Asiner

Una sublevación por el salario directa al riñón del gobierno privatizador.

Tiempo de lectura: 5 minutos

La huelga autoconvocada de los médicos y profesionales residentes del Garrahan volvió a colocar al principal hospital pediátrico de América Latina en el centro de la lucha contra el gobierno de Milei y su política liquidadora de derechos y conquistas sociales. La semana pasada, la asamblea de residentes cumplió exitosamente 72 horas de paro, sin cobertura de guardias, que culminaron con un abrazo masivo al hospital junto a trabajadores de planta. Sin respuestas de las autoridades, esta semana se han fijado el objetivo de realizar un paro de 96 horas, el último escalón hacia una huelga indefinida. El paro comenzará el lunes 26 y finalizará el jueves 29 con una marcha al Ministerio de Salud.

El eje motor del movimiento se encuentra en los residentes de Pediatría de los primeros años. Son ellos quienes deben soportar la mayor sobrecarga laboral al cubrir, más allá de su jornada de trabajo diaria, seis guardias por mes de 24 horas, no remuneradas. Todo por un sueldo de miseria que no llega a los 800.000 pesos y que, para colmo, exige una inviable “exclusividad” laboral. Solo en Pediatría, el Garrahan cuenta con 260 residentes, a los que se suman múltiples especialidades clínicas y quirúrgicas complejas, terapia intensiva, bioquímica, enfermería y salud mental. El hospital ofrece 190 cupos para el ingreso a las residencias que el Gobierno decidió recortar este año, cuando cerró los correspondientes a Trabajo Social, a pesar del acompañamiento indispensable que requieren las familias para sostener los tratamientos de su hijos.

Un golpe a la línea de flotación liberticida

Fue la misma lucha de los residentes y trabajadores del Garrahan la que provocó el año pasado un tembladeral político en las oficinas del Ministerio de Salud liberticida. Tras semanas de marchas y paros, el exministro, el renunciado Mario Russo, había acordado un bono de 35 % para los residentes de los hospitales nacionales. Cuando finalmente lo otorgó, con dos meses de retraso, el bono se había reducido al 28 %... pero cuatro horas después de publicado en Boletín Oficial, una nueva resolución ministerial lo daba de baja aduciendo falta de fondos. El último acto de Russo como funcionario de Milei fue conceder un bono de 500.000 pesos para los trabajadores del Garrahan, lo que le costó su cabeza. La primera decisión del actual ministro proveniente del Sanatorio Güemes, Mario “Prepagas” Lugones, fue echar al directorio del Garrahan que el propio gobierno había designado.

La huelga contundente de los residentes, resuelta por sus propios medios, sin esperar amparos ni coberturas gremiales de las burocracias cómplices del poder, es un golpe a la línea de flotación del gobierno, justo cuando se proponía prohibir el derecho a huelga por decreto. Es la mejor respuesta a las delirantes bufonadas de Milei, que en el streaming del “Gordo Dan” afirmó que estaba preparando un sketch donde iba a hacer de “abogado del capitalismo”, rodeado de “rubias voluptuosas”, para pedir donaciones para el Garrahan… en el Muro de Berlín (!). La sustitución del presupuesto público para salud por limosnas es, sin embargo, la orientación que defendió “Prepagas” Lugones, cuando la semana pasada le tocó exponer la situación del sistema sanitario frente a los popes de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (AmCham). Allí afirmó que “hay que dejar de lado la mentira de que todo el mundo tiene derecho a todo”, para defender la licuación del Programa Médico Obligatorio (PMO), el traspaso sin recursos de los hospitales nacionales a las provincias, los recortes de medicamentos y prestaciones a personas con discapacidad y el cierre de las residencias de salud mental.

El movimiento se extiende

La sublevación de los trabajadores de la salud más jóvenes y calificados es un golpe a las pretensiones vaciadoras del gobierno. Su extensión a otros hospitales es un principio de reconstitución, desde abajo, del sistema público de salud que Milei y Lugones se proponen desmantelar. Es lo que ocurrió la semana pasada cuando la huelga desató una convocatoria masiva a una asamblea de residentes de CABA, de la que también participaron activistas del Garrahan. Allí se debatieron las reivindicaciones comunes de ambas jurisdicciones y se votó un cese de actividades de las residencias de CABA para el jueves 29 a partir de las 12 horas, para participar de la movilización del Garrahan al Ministerio de Salud, tras la cual se realizará una asamblea conjunta para definir cómo continuar.

Según una encuesta realizada por residentes del Hospital Gutiérrez, de la cual participaron más de 600 residentes de CABA de todas las especialidades, un 44 % respondió que “nunca” llega a fin de mes con el sueldo de la residencia, mientras que un 49 % solo lo logra “a veces”. El salario actual de un residente equivale a $4350 por hora. El 75 % de los encuestados paga un alquiler y el mismo porcentaje respondió que se ve obligado a realizar otros trabajos por fuera de la residencia. El 82 % de los residentes destinan más del 40 % de su sueldo a cubrir el gasto en vivienda y otro tanto en gastos fijos, lo que bloquea cualquier posibilidad de ahorro. Un 98 % respondió que no tiene proyección de comprar una vivienda propia.

Por una victoria para todos los trabajadores de la salud

La degradación salarial es común a todos los trabajadores de la salud, sin distinción de especialidad o forma de contratación, ya que es la base de la política de vaciamiento a la que apunta conscientemente el Gobierno. Solo en el Garrahan, esta línea de liquidación de la salud pública ya se cobró más de 200 renuncias de profesionales de planta. Este lunes 26, a las 11.30 horas, serán los propios jefes de los servicios del Garrahan los que expondrán, en una conferencia de prensa, esta situación que ha llegado a un punto crítico.

La destrucción del salario en la salud pública es un objetivo compartido y promovido también por las patronales del sector privado, interesadas en rebajar su propio piso salarial. Las burocracias sindicales consienten este derrumbe generalizado firmando una y otra vez paritarias a la baja. La lucha por revertir esta situación y conquistar un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, que ya supera los 2 millones de pesos, debe hermanar a los trabajadores de todos los sistemas y jurisdicciones.

Por sus métodos y su vigor, la huelga de los residentes del Garrahan se enlaza con otras grandes luchas, como los miércoles de los jubilados, los piquetes autoconvocados de los choferes de colectivos o la huelga que desde abajo impusieron los docentes bonaerenses contra la paritaria de hambre suscripta por SUTEBA. La acción autónoma se abre paso, a pesar de la insistencia de quienes buscan delegar la iniciativa política en las paralizadas estructuras sindicales. Vayamos por un triunfo de los residentes del Garrahan, que abra un nuevo campo de acción para que la clase obrera argentina se sacuda el yugo liberticida.

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