Otra muerte obrera en el Frigorífico Rioplatense

Escribe Pablo Busch

La precarización laboral mata.

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“Alan Paz, operario de Mantenimiento de Obra, fue aplastado por la pared que estaban demoliendo en el sector de Secado de Sangre. Sus compañeros no pudieron siquiera remover los escombros que lo habían sepultado por completo”. Así comienza el comunicado de la Comisión Interna del Frigorífico Rioplatense difundido ayer, dando cuenta de una nueva muerte por accidente laboral en esa empresa.

Entre los contratos a plazo fijo, el monotributo, las jornadas de 12 horas y los nuevos contratos como colaboradores, las condiciones de contratación precarias abren paso a condiciones de seguridad e higiene más precarias aún. Los obreros realizan las tareas de riesgo “como sea”, con la expectativa de una efectivización o al menos para seguir trabajando. Las patronales, responsables de los accidentes, a su turno, responsabilizan a los mismos obreros por los accidentes. El Presidente de la UIA, Maretín Rapallini, reclamó al Gobierno que se avance todavía más en la precarización laboral el mismo día en que en su fábrica, Cerámica San Lorenzo, falleció otro trabajador. Estamos ante una orientación de conjunto de la clase capitalista.

La patronal de la familia Constantini, principal exportadora de carne al exterior, tiene largos antecedentes en accidentes laborales en sus fábricas. No pasaron más de tres años de la muerte del “Sapito” Escobar, otro trabajador de frigorífico que murió en el Rioplatense.

El comunicado de los delegados explica que “Hasta ahora, la información que hemos recogido refiere un escenario habitual y muchas veces denunciado por esta Comisión Interna: una tarea ejecutada bajo alto riesgo, sin protección y en abierta contradicción con las normas de Seguridad e Higiene”.

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