FIT U, una nueva riña de gallos para ocultar el balance electoral

Escribe Jacyn

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Transcurridos pocos días, los componentes del FIT U se han entreverado en una discusión sobre el balance desde la elección porteña.

El PTS, en primer lugar, revela que propuso a los demás partidos del frente que Myriam Bregman encabezara la lista de concejales porteños. Asegura que una candidatura de Bregman, como “lo demostraban las encuestas y la notoria simpatía y apoyo que genera (…) en una porción que ha votado al peronismo hacía muy probable no solamente la posibilidad de sostener las dos bancas que poníamos en juego, sino hasta obtener tres bancas, superando incluso a la lista de Rodríguez Larreta”. El PO responde, entre otras tantas consideraciones, “que se trataba de una candidatura testimonial, porque Bregman encabezaría a su vez la lista de diputados nacionales en octubre y de obtener la banca no podría asumir la de la Legislatura”.

El PTS se vale del diario del lunes para pontificar que el peronismo fracasó en la elección porque “con sus dirigentes aporta a la gobernabilidad de Milei con gobernadores, diputados, senadores y a través de la burocracia sindical mantiene absoluta tregua y pasividad”. Aunque suene increíble, no hace ninguna referencia al interbloque que formó con quienes “aportaron a la gobernabilidad”, que eligió el nombre Frente de Izquierda-Nacional y Popular. “El verdadero ganador, agrega, fue el ausentismo donde se expresó el desinterés por una elección ajena a las preocupaciones de las mayorías trabajadoras”.

Ese ausentismo, sin embargo, se había manifestado en forma creciente en las cinco elecciones ´desdobladas´ que tuvieron lugar con anterioridad, a las que el PTS, el PO y todo el FIT U caracterizaron como un avance, cuando había ocurrido todo lo contrario. Las elecciones porteñas ratificaron, y con creces, la tendencia nacional. Sobre todo esto, el PTS guarda religioso silencio. El FIT U no capitalizó nada de las “indignaciones” por las ´complicidades´ que esgrime ahora, sino que quedó pegado a ellas. La evidencia es clara: ha actuado como una colateral parlamentaria de la UxP, acompañada de un seguidismo ciego a la burocracia de la CGT. Lo prueba la promoción de las ´marchas´ de la burocracia a Azopardo y al monumento del Trabajo. El 24 de Marzo pasado se esforzó sin éxito por llegar a un acuerdo político con el kirchnerismo, inclusive con varias propuestas de declaración.

Las riñas acerca de si Bregman o Biasi eran la mejor variante para el caso expresa la extrema superficialidad de lo que ni siquiera pueden denominarse “planteos”. Un frente político que tiene una candidata atrapatodo, y un resto que solamente espanta, no es más que un adefesio. Si el PTS fuera consecuente, debería salir del FIT U y autoproclamarse alternativa exclusiva. Es lo que ocurrirá en las elecciones bonaerenses, donde ya avisó que copará todos los primeros lugares. El aparato del PO e Izquierda Socialista harán compañía, pero no es seguro que lo haga el MST, que ya rompió el FIT U en Salta y acaba de sacar un folleto que denuncia a todos sus socios de coalición, pero en especial al PTS. En la riña Biasi-Bregman, el MST se ha anotado con la reivindicación de la candidatura para Celeste Fierro. A medida que la torta electoral para el FIT U se achica, la disputa por las porciones se agranda. El sistema de rotación de cargos ha entrado en completa crisis, porque ha convertido a la representación parlamentaria en un vocero contradictorio de discursos, que solo coinciden cuando se trata de coincidir con el kirchnerismo.

La riña que pretende explicar el retroceso electoral por la figura de los candidatos, es un intento grosero de eludir un balance de la política. El ausentismo de parte de quienes no estaban dispuestos a votar por el régimen liberticida, afectó a toda la ´oposición´. El FITU no fue considerado opción; al contrario, retrocedió en votos y en números de legisladores. En un cuadro que ha afianzado a la ultraderecha -no en votos, pero sí en concentración de poder- la masa enorme de los trabajadores ignoró al FIT U y lo hizo víctima del ausentismo. El PTS reivindica un método que siempre rechaza, el post fáctico, porque se inclina siempre por el carácter ineluctable del hecho consumado. Con Bregman, asegura: “(…) desde la izquierda podríamos haber hecho otra cosa para dialogar con ese enojo, apatía y rechazo a los partidos tradicionales (…)”. ¿Hubiera expuesto otra política o simplemente otra ´imagen´? El PTS no advierte que está entrando en un juego peligroso, porque mientras Biasi enfrenta una persecución judicial por denunciar el genocidio en Gaza, el PTS repudió el asalto de Hamas en octubre de 2023. La cuestión del sionismo viene acosando al PTS como al aparato del PO, desde que Bregman y Solano se pusieron de acuerdo en votar la ratificación, junto con el kirchnerismo que lo promovió en pleno, de la declaración Trump-Netanyahu que pone límites a la crítica al sionismo y al Estado de Israel. A nadie escapa la sensibilidad de este asunto en la disputa por el electorado porteño.

El PTS es muy cándido en su balance de las elecciones. Atribuye el ausentismo a un “desinterés” del electorado. Olvida que renglones antes describía a un electorado “enojado”, nada menos que por “las complicidades” con el gobierno ultraderechista. La incoherencia induce a estos olvidos. El boicot a la oposición, incluido el FITU, aunque es socialmente heterogéneo, expresa un rechazo político, bien que todavía confuso. Una modificación de este escenario electoral necesitará un cambio del escenario político en su conjunto. Ni qué decir de una quiebra del salvajismo financiero de la camarilla liberticida.

El aparato del PO intenta una aproximación, digamos, más seria: “es indudable, dice, que en el resultado de una elección se conjugan elementos del conjunto de la situación política y sus determinantes principales no pasan por la propia campaña del FIT-U sino por la situación económica, la relación de fuerzas entre las clases, las luchas del momento”. El planteo es un pretexto para justificar el retroceso electoral por razones ´objetivas´, aunque arbitrarias. Presenta “el rescate del FMI” como un factor de estabilización provisoria del gobierno de Milei y el apoyo que recibe de la burguesía “en su conjunto”, lo cual ha dado como resultado “el corrimiento de todo el arco político a la derecha”. En resumen, Biasi casi queda afuera por culpa del FMI –del mismo FMI que hundió al gobierno de Macri con el pretexto de rescatarlo. En cuanto al “corrimiento a la derecha”, el aparato llega tarde, porque ese corrimiento comenzó con la quiebra del gobierno de los Fernández, como lo caracterizó Política Obrera, nuestro partido. El ausentismo electoral podría ser, en cambio, una expresión de reversión de tendencia, si las huelgas docentes, fueguinas, del transporte y luchas como las de Catamarca se afirman con mayor vigor. Los votos mezquinos que ha recibido indican que el FITU no se encuentra políticamente a la cabeza de esta reversión. El balance electoral que hace demuestra, inclusive, una falta de interés por cualquier otra cosa que no sean las elecciones. En efecto, rememora con demora y oportunismo que “el colaboracionismo del peronismo tuvo una fuerte expresión en la contención y desmovilización que promovió la burocracia sindical en el movimiento obrero, que no pudieron ser superadas por los trabajadores”. Esto lo afirman los promotores de la ´presión´ sobre la CGT, a pesar de que TODAS las luchas, sin excepción (docentes, siderúrgicos, salud, jubilados, alimentación, etc.), se han desenvuelto EN OPOSICIÓN a las directivas cegetistas, o sea superando (y no al revés) a esas direcciones, inclusive el SUTNA.

“Si lo determinante no fuera la lucha de clases, continúa el articulista del PO, y siendo que las campañas del FIT-U no presentan grandes cambios de una a otra (¿?), los resultados obtenidos no serían tan fluctuantes y heterogéneos, pasando de grandes elecciones en provincias como Mendoza, Salta, Jujuy, incluso Neuquén o la misma CABA, a elecciones modestas en esos mismos distritos” –dice el desesperanzado aparato que una semana antes había elogiado sus resultados menguantes en Salta. Gabriel Solano afirmaba, sin desparpajo, que en Salta, Jujuy, Chaco y San Luis, “la izquierda crece”. Ahora: “Desde nuestro punto de vista, dice el aparato, esto expresa justamente una limitación importante del FIT-U que es que su actividad está restringida a lo electoral”. Le carga el fardo al FITU, cuando es el aparato el que encabezó la lista porteña. Como premio consuelo, no tiene pudor en meterse en la competencia de la autoproclamación, al asegurar que Biasi y otros dirigentes del PO (Belliboni, Pitrola, etc.), por sus propios méritos, “también se ganan la simpatía de sectores de la base peronista”. La “simpatía” no es lo mismo que conciencia política, y normalmente la reivindican los autorreferenciados.

Esta ´obsesión´ por la “simpatía” del votante peronista es el eje de un texto que aporta un tercero en discordia, el MST. En un folleto titulado “Dos concepciones en la izquierda argentina”, dirigido fundamentalmente al PTS, el MST reivindica la orientación de alcanzar un acuerdo político con el kirchnerismo para la marcha del 24 de Marzo. El MST considera que “la crisis del peronismo” ofrece una oportunidad para disputar su base. Se trata, ostensiblemente, de un planteo puramente superestructural, porque las masas deben ser ganadas por medio de la lucha de clases y de la experiencia política que forma parte de ella. Plantea la necesidad de llevar a fondo la ´unidad´ con el peronismo, en una especie de ´replay´ de la peronización del morenismo (Nahuel Moreno) entre 1954 y 1963 –una década entera. El seguidismo al peronismo fue el eje programático de la formación del Frente del Pueblo y luego Izquierda Unida y fue determinante en la desintegración del viejo MAS. Caracterizó que el gobierno de Menem-Alsogaray provocaría un ´estallido´ del peronismo. Todavía no hizo el balance de aquella experiencia, cuando el peronismo se encolumnó, virtualmente sin excepciones, con la destrucción del patrimonio estatal creado bajo el primer gobierno de Perón. Los ´trasvasamientos´ ideológicos no se producen sin la experiencia de la lucha de clases y la acción histórica independiente de un partido obrero, socialista y revolucionaria.

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