Crisis de la paritaria de la Alimentación: un sindicato paralizado no puede enfrentar la pauta del Gobierno

Escribe Pablo Busch

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La paritaria del Sindicato de la Alimentación está en un verdadero impasse. Las patronales ofrecen un 1 % de aumento salarial mensual a partir de mayo en línea con la pauta salarial del gobierno de Milei-Caputo. El STIA rechazó una y otra vez la misma oferta. Además, está en discusión una diferencia salarial que compense el cuatrimestre de enero a abril: el sindicato firmó una paritaria descendente del 5,7 % mientras que el cuestionado Índice de Precios al Consumidor para el mismo período dio 11,6 %, una diferencia de un 5,9 %.

Crisis de orientación

El miércoles, la Federación realizó una movilización a la Cámara Empresaria en CABA, que pasó desapercibida entre la movilización de los jubilados y del Garrahan. La marcha del STIA estuvo compuesta esencialmente por los aparatos de las seccionales del sindicato y algunos cuerpos de delegados. Al finalizar no se anunciaron medidas de fuerza ni convocatorias a paros, sino la espera a que las patronales realicen un llamado para evitar un conflicto.

La novedad que modifica la rutina en este proceso paritario es que, por el decreto antihuelgas del gobierno de Milei, cualquier convocatoria a paro total de actividades sería ilegal: el decreto establece a toda la cadena de producción de alimentos como trascendental, por lo que de hacer un paro se debe mantener la producción al 50 %. Como la producción de la industria alimenticia está golpeada por el derrumbe del consumo, las fábricas ya están andando al 50 %. El STIA, como la CGT, organizaron una protesta contra el decreto por la vía judicial, es decir que lo dieron por válido antes de pelear. La ilegalización de las huelgas se suma a la prohibición de los bloqueos de portones, que fue parte de la reforma laboral de la Ley Bases, consensuada entre el gobierno y la cúpula cegetista. Después de la marcha a la cámara empresaria, que ocupó un carril y fue ´acompañada´ por un cordón policial, el sindicato no puede convocar ni a un paro de 2 horas ni a bloqueos de portones sin violar la ley.

La orientación del Sindicato de la Alimentación, durante todo el gobierno de Alberto Fernández, fue firmar paritarias a la baja para después compensar con aumentos retroactivos según IPC. Con el crecimiento de la inflación mensual, las patronales hacían un gran negocio pagando los salarios con aumentos atrasados. Con la misma orientación, la Federación firmó el aumento para el cuatrimestre enero-abril, en línea con las expectativas inflacionarias del gabinete económico del Gobierno. Como era de esperar, la inflación duplicó a la paritaria, y el Gobierno pretende no homologar aumentos arriba del 1 %, incluidos los retroactivos.

Ganancias millonarias

La miseria salarial contrasta con las ganancias patronales beneficiadas por la revaluación del peso. Durante 2024, las industrias vendieron a precios en dólares más altos que en las principales metrópolis del mundo.

Ahora las principales industrias alimenticias (Molinos, Unilever) han dado la nota enviando incrementos en sus listas de precios del 9 % en una semana, lo que las llevó a un roce con los supermercados y el Ministerio de Economía. La inflación del rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas está tres puntos arriba de la inflación general.

Los trabajadores

El STIA ha convocado asambleas en las fábricas para mostrar la disconformidad con la pauta salarial del Gobierno. En líneas generales, no se hicieron en ningún lado. Donde se hicieron, mostraron el abismo que separa al sindicato de la realidad de los trabajadores. El discurso de los representantes del sindicato cumple la función de un “ablande”: quieren preparar el terreno para firmar la paritaria del Gobierno con algún punto más o una suma no remunerativa.

Entre los trabajadores se desarrolla una creciente “ola antisindical” hacia la desafiliación, que busca manifestar así su repudio a la burocracia, vaciando de trabajadores los sindicatos. Nada más conveniente para la burocracia, que desarma cualquier vida interna del sindicato y a cualquier corriente opositora. Al fin y al cabo, la principal caja de sostenimiento de la burocracia son los aportes de los no afiliados y los aportes extraordinarios que las empresas firman en paritarias.

Después de retroceder durante varios años seguidos en materia de poder adquisitivo y con el salario hundido a fondo en el último año, los trabajadores de la alimentación no están para aceptar un 1 % de aumento. La firma de un acuerdo de esas características, que la burocracia llevará a cabo fatalmente, puede abrir paso a huelgas por fábrica o a manifestaciones de repudio. Se va generalizando un escenario semejante al de la UTA, los docentes y la pesca, en el que son los trabajadores los que toman en sus manos la lucha salarial. Los trabajadores de la alimentación se enfilan en ese mismo camino.

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Alimentación: Daer firma la paritaria de Milei y Caputo Por Pablo Busch, 08/03/2025.

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