Escribe Julián Asiner
El Partido Obrero y la burocracia de ATE impulsaron el acatamiento de la conciliación obligatoria.
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El gobierno de Milei y su “Ministro de Prepagas”, Mario Lugones, lanzaron una batería de aprietes y ataques con el objetivo de doblegar la lucha de los residentes y trabajadores del Hospital Garrahan. Medida cautelar, conciliación obligatoria, control biométrico… todo eso fue respondido por una marcha masiva de varias cuadras encabezada por los residentes del hospital, que cumplieron así las 96 horas de paro autoconvocado, tras las 72 horas de la semana pasada. Tras no obtener ninguna respuesta al reclamo de aumento salarial en las oficinas del Ministerio de Salud, la asamblea de residentes votó iniciar una huelga por tiempo indefinido.
Los funcionarios del “Ministerio de Prepagas” difundieron a la prensa números sobre el funcionamiento del hospital. Se ufanaron de haber “saneado sus cuentas”, sin mencionar que esos números “cierran” con salarios de 797 mil pesos para residentes que trabajan más de 70 horas semanales. Debieron admitir la fuga de 200 médicos y profesionales, solamente aclararon que 100 de esas renuncias corresponden a los últimos años de Alberto Fernández. En lugar de satisfacer el reclamo salarial, las autoridades designadas por el gobierno presentaron una cautelar para intimar a los residentes a que vuelvan a las salas y quirófanos, bajo la amenaza de una sanción judicial. La respuesta ejemplar del movimiento fue redoblar todas las acciones de movilización y de lucha.
Distinta fue la reacción de los sindicatos que representan a los profesionales y trabajadores de planta. Para este jueves 29, estaba votado un paro general de ATE Garrahan y la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) del hospital, así como la concurrencia a la movilización convocada por los residentes. Haciendo las veces de juez y parte, el gobierno les dictó, a última hora del miércoles, la conciliación obligatoria y suspendió toda medida de acción directa por un plazo de 15 días, sin fijar ninguna audiencia para una negociación. Esto suscitó una asamblea masiva, como no se veía en el hospital desde la lucha del 2005, que paralizó en los hechos el turno mañana.
La burocracia sindical de ATE y el aparato del Partido Obrero, mayoritario en la Junta Interna del hospital, coincidieron en impulsar el acatamiento a la conciliación obligatoria, a pesar de que una asamblea masiva de residentes había votado sostener el paro y la movilización al Ministerio del Salud. Los residentes no fueron admitidos en la asamblea, pero todo un sector de la planta del hospital se volcó hacia su posición y defendió el desconocimiento de la conciliación. La APyT, conducida por el MST, votó en este sentido, al igual que el PTS, minoría en la Junta Interna de ATE. El resultado fue una votación reñida, 311 a 248, en la que se impuso el acatamiento.
La decisión mermó lo que podría haber sido una movilización aún más masiva del conjunto de los trabajadores del hospital y un desafío directo al poder político y a su ofensiva contra la salud pública. Médicos y enfermeras, que ya habían abandonado sus puestos de trabajo para participar de la asamblea, debieron volver a las salas. Pero el apoyo a los residentes del Garrahan vino desde afuera: en más de 20 hospitales porteños se realizó el cese de actividades votado por la asamblea de residentes de CABA y participaron de la marcha contingentes masivos.
La lucha de los residentes del Garrahan ganó el centro del escenario político y está provocando un cimbronazo en la conciencia de los trabajadores de la salud y de la población trabajadora en general. Por sus reclamos en defensa de la salud pública y el salario, se opone diametralmente a la política de privatización y arancelamiento de Milei y su ministro “Prepagas” Lugones. Por sus métodos autoconvocados y su determinación de luchar hasta la huelga indefinida, pasa por arriba de todos los manuales, excusas y justificaciones que la burocracia sindical y sus laderos de izquierda utilizan a diario para frenar el movimiento de las masas. Es necesario volcar a toda la clase obrera por la victoria de esta lucha decisiva.