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A los 68 años de edad, Ricardo Morán nos abandonó. Se encontraba trabajando en una obra de construcción cuando un infarto terminó con su vida. Su oficio era el de albañil y vivía en González Catán, La Matanza. En su mano izquierda tenía un tatuaje de la Cuarta Internacional.
“Morán” como le decíamos cariñosamente, tenía un gran sentido del humor. Una de las cosas que siempre me llamó la atención es que siempre militaba con una sonrisa. Futbolero y fanático de Racing. Siempre andaba con algún gorrito de la “Acadé” en las actividades callejeras, como en las últimas marchas de los jubilados.
Ricardo fue un gran constructor del Partido Obrero y luego de Política Obrera. En sus inicios en la militancia, sobre el final de la dictadura, militó en Ciudad Oculta, junto su hermano. Luego se destacó en la construcción del Polo Obrero. Fue un obrero consciente de que la lucha de la clase obrera debía tener como norte la revolución socialista internacional. Por ese motivo, su militancia barrial siempre estuvo ligada a la construcción de un partido de trabajadores. Ricardo fue siempre un gran lector del periódico partidario e incluso de la prensa internacional. Estaba al tanto de todos los debates políticos de la actualidad y de las polémicas en las propias filas de la izquierda.
En su militancia en La Matanza, cumplió un rol muy destacado en la conformación del Polo Obrero en sus inicios, y en la construcción del PO en el distrito. Tuvo un rol protagónico en la lucha de los vecinos contra la contaminación del CEAMSE en González Catán.
Cuando el aparato del Partido Obrero nos expulsó de la organización a más de 1.200 militantes, Ricardo no dudó en posicionarse a favor de las posiciones políticas de los que en ese entonces pertenecíamos a la Tendencia del Partido Obrero. En los plenarios previos a las expulsiones, se abstuvo de votar un “repudio” hacia los compañeros que defendíamos las posiciones políticas de “Altamira y Ramal”. “A mí no me van a hacer votar contra Altamira, que construyó mí partido”, decía. La dirección zonal lo apartó de las reuniones y trató de aislarlo de sus compañeros de militancia, lanzando un sinfín de calumnias contra su persona. Pero Morán se mantuvo firme y realizó un trabajo político de esclarecimiento muy importante en las filas del Polo Obrero, explicando a qué respondía la crisis en el Partido Obrero de ese entonces. El aparato del PO nunca logró quebrarlo.
Ya en Política Obrera, Morán participó de todas las campañas y actividades políticas. Siempre lograba acercar a distintos compañeros a las ideas revolucionarias. Integró la lista de Concejales para las últimas elecciones del distrito. Participó de la inauguración del Centro Cultural que tenemos en San Justo y de todas las actividades que allí realizamos. En cualquier lucha callejera él estaba ahí. Era también de los que nos transmitía permanentemente su experiencia por haber enfrentado escenarios de represión.
Ricardo estuvo presente en el almuerzo que realizamos y posteriormente en el acto de Política Obrera en Parque Lezama, contra la guerra imperialista el 1° de Mayo. Hacía pocos días nos había acercado las fichas de varios compañeros de trabajo que había logrado afiliar para que Política Obrera obtenga nuevamente su legalidad electoral.
En su última actividad militante, Morán participó del acto que realizamos denunciando la masacre contra el pueblo palestino. El genocidio en Gaza fue el hecho político que más lo conmovió hasta sus últimos días.
La noticia de su pérdida nos ha conmovido a todos los compañeros que compartimos diariamente su militancia. Seguramente los que lo conocieron tendrán cientos de anécdotas e historias más para compartir.
Extendemos un abrazo a su familia y seres queridos.
Nuestro mejor homenaje será continuar la lucha por terminar con este régimen de explotación, barbarie y guerras.
Compañero Ricardo Morán, hasta la victoria.