Escriben Daniela Magoc y Julián Asiner
Trasformemos las amenazas de despidos en un búmeran con una huelga general por la conquista de todos los reclamos.
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La lucha de los trabajadores del Garrahan puso en guardia y en estado de movilización a todos los hospitales del país. La cuestión del salario del trabajador de la salud, pulverizado por los ajustes oficiales, ganó la primera plana de la agenda política nacional. Es solo el emergente de todo un sistema sanitario que se hunde por una política de desfinanciamiento consciente, que solo busca alimentar el negocio de las prepagas y la medicina privada. El gobierno mileísta puso en pie un “Ministerio de Prepagas”, conducido por Mario Lugones, que reparte “bonos” y amenazas de despidos, en partes iguales, para intentar desactivar la tendencia a una movilización general de los trabajadores. En el mismo sentido comenzaron a intervenir los aparatos de la burocracia sindical, hasta el momento completamente ignorados por las huelgas y autoconvocatorias que se pusieron en marcha desde abajo. Las amenazas contra los residentes del Garrahan despertaron un gran movimiento de solidaridad y podrían convertirse rápidamente en un búmeran contra el gobierno.
En el día de ayer se cumplió el paro votado por la asamblea general de trabajadores de planta del Garrahan, organizada por la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) y la Junta Interna de ATE. La medida comenzó el miércoles por la noche, cuando los trabajadores de ese turno marcharon por las calles de Parque Patricios, con gran participación de enfermeras, médicos y técnicos. El jueves, la jefa del Servicio de Trasplantes de Médula Ósea leyó un comunicado en el que denunció la persecución de las autoridades y funcionarios mileístas contra los residentes, tras lo cual se realizó una movilización a Plaza de Mayo. Junto a los trabajadores de planta, también pararon los becarios del hospital y los residentes que dependen del gobierno porteño, llevando en sus espaldas carteles conmovedores con los nombres de sus compañeros residentes de Nación, que no pudieron asistir a raíz de los aprietes. Al interior del hospital, una movilización de trabajadores irrumpió en las oficinas de las autoridades para repudiar la violencia contra los residentes al grito de “que se vayan todos”. Las amenazas lograron interrumpir momentáneamente una huelga indefinida que ya llevaba dos semanas, pero motivaron el ingreso de nuevos sectores a la lucha en un conflicto que está muy lejos de resolverse.
La audiencia convocada el miércoles pasado por el gobierno con los sindicatos del Garrahan, en el marco de la conciliación obligatoria, fue una verdadera farsa. El gobierno de Milei envió a “cuatro perejiles” en representación de las autoridades del hospital, sin llevar propuesta alguna. En protesta por el desplante, ATE Nacional convocó a un paro en todos los establecimientos de salud del país para el día siguiente, sin continuidad. La burocracia de Aguiar busca reposicionarse en un conflicto que la tuvo completamente borrada. Los residentes del Posadas, por su parte, habían votado un paro para la semana que viene exigiendo la equiparación con el Garrahan de todos los residentes de los hospitales nacionales. Por indicación del gobierno, las autoridades del Posadas los convocaron para ofrecerles, a ellos también, un bono no remunerativo. Estos bonos otorgados a discreción buscan sostener la fachada de un ajuste fiscal, pero al costo de agravar las desigualdades entre los trabajadores de los diferentes sectores y hospitales, impulsando a nuevos contingentes a la lucha. Se trata de paliativos transitorios que se desvalorizan rápidamente y no llegan, ni de cerca, a cubrir el valor de una canasta familiar, que hoy orilla los 2,5 millones de pesos.
Sin soluciones de fondo a la vista, la asamblea general del Garrahan votó continuar el plan de lucha con un cabildo abierto que tendrá lugar hoy por la tarde, un festival el sábado 7 y un nuevo paro de 48 hs para el martes 10 y el miércoles 11, que culminará con una marcha al Ministerio de Salud junto a los pacientes y sus familias. Durante el fin de semana, también harán paro los franqueros. En los hospitales porteños, la respuesta infame del gobierno, con una diputada que afirmó que si querían ganar plata los médicos “deberían haber estudiado otra cosa”, despertó una fuerte indignación y dio lugar a un proceso de organización en solidaridad con el Garrahan y por sus propios reclamos. Se realizaron asambleas en los hospitales que votaron delegados y una asamblea general de CABA resolvió un paro para el próximo miércoles en defensa del Garrahan y para exigirle al gobierno porteño una recomposición salarial. El día de hoy está convocada una asamblea de residentes de la provincia de Buenos Aires, que también se puso en acción y se proponen organizar un paro y movilización a La Plata para la semana que viene. Los propios residentes de Nación del Garrahan, a partir del apoyo contundente recibido, evalúan volver a adoptar medidas de fuerza.
Atenta al despertar de los trabajadores, las burocracias sindicales de SUTECBA y Médicos Municipales también comenzaron a moverse y a organizar reuniones preventivas con los trabajadores para evitar que adopten medidas de fuerza. La burocracia quiere ocupar un rol de mediadora entre los trabajadores y el gobierno, pero no tiene nada para ofrecer y apenas logra disimular su parálisis cómplice con el ajuste oficial. Es necesario poner fin al desangre del sistema público de salud y a la política de demolición de los salarios de sus trabajadores con una gran lucha organizada desde abajo, que involucre activamente a pacientes y familiares. Hagamos que el gobierno se trague sus propias amenazas, expulsando a los vaciadores de los hospitales. La defensa de los hospitales y centros de salud pone sobre la mesa la necesidad de elegir democráticamente a sus autoridades, desplazando a los ñoquis designados por el Poder Ejecutivo. El resguardo del sistema de salud de las garras de los privatizadores oficiales exige su nacionalización integral, bajo la gestión de trabajadores y profesionales electos, un salario mínimo para sus trabajadores igual al costo de la canasta familiar. Transformemos la lucha del Garrahan en una poderosa huelga general autoconvocada de toda la salud por la conquista de todas las reivindicaciones pendientes.