Escribe Pablo Busch
Los marineros ponen proa a la lucha, la conducción del SOMU a la deriva.
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El conflicto de la pesca transcurre en varios carriles: por un lado, se discute la paritaria del SOMU a nivel nacional, con una oferta salarial de parte de las Cámaras Empresarias de 1% de aumento. El SOMU convocó a un paro nacional para el sábado pasado, que fue levantado de inmediato por una conciliación obligatoria. El conflicto más agudo se da en los puertos con la pesca de langostino, donde las patronales han organizado un lockout reclamando una rebaja del 30% del premio de producción, que representa un 85% del salario de los marineros. Fruto de este lockout patronal, la temporada de pesca de langostino corre riesgo de no llevarse a cabo, y dejar paralizados los barcos, los puertos y las plantas procesadoras. Por último, otro punto de conflicto es que el Gobierno de Milei-Sturzenegger desreguló la actividad de la Marina Mercante, facilitando la actuación de buques con bandera extranjera, poniendo en jaque a miles de puestos de trabajo. Además, se constituyó a la actividad como “esencial” prohibiendo el derecho de huelga.
Así como la crisis de la industria metalúrgica amenaza con un vaciamiento de las ciudades de Tierra del Fuego, donde la economía gira alrededor de las maquiladoras, el conflicto de la pesca pone en jaque la existencia de ciudades enteras dedicadas a la actividad pesquera, especialmente en la Patagonia: Puerto Madryn, Rawson y Puerto Deseado. La parálisis de la temporada de langostino afecta a trabajadores del SOMU, del SUPA (Portuarios), del STIA (Alimentación) y al conjunto de la economía de las ciudades, que giran en torno a la pesca.
Ayer lunes se han llevado a cabo grandes movilizaciones en Puerto Madryn, en Puerto Deseado y en Mar del Plata. En la Capital de Corrientes también se realizó una movilización importante. En Puerto Madryn, los marineros vienen acampando hace más de dos semanas contra la rebaja salarial. Llevan sin trabajo casi nueve meses. Hace una semana, un dirigente del SOMU se acercó al acampe, anunció que se iniciaba la temporada por orden del Gobierno Provincial y los instó a levantar la protesta. A las pocas horas resultó una maniobra engañosa: la temporada sigue sin arrancar y la prospección previa a la temporada todavía no se pudo hacer.
En la protesta de ayer, los marineros afines a la conducción del SOMU se quedaron frente al Parque Industrial Pesquero, mientras que los marineros calificados por la prensa como disidentes, con un perfil más combativo, junto a trabajadores de las plantas procesadoras cortaron en forma intermitente el acceso sur por Ruta 3 a la Ciudad. Los piquetes autoconvocados de Puerto Deseado y Puerto Madryn crecen en combatividad a medida que el conflicto se agudiza y la salida no aparece. Si el SOMU no ha firmado todavía la rebaja salarial es por la creciente movilización de los marineros de las ciudades portuarias, especialmente de Puerto Madryn.
Durante el fin de semana había circulado la versión de que se realizaría un piquete a los accesos a la ciudad por tiempo indeterminado para nacionalizar el conflicto pesquero, incluso bloqueos afectando la producción de Aluar. El gobierno provincial convocó a una reunión de urgencia para evitar que el conflicto se profundice. Pero el gobernador Ignacio Torres se ausentó a la cita, por lo que la reunión ni se realizó.
Las cámaras empresarias han presentado un reclamo ante la Secretaría de Trabajo de Nación para que se revise el convenio colectivo vigente. Los empresarios argumentan que el valor del langostino se redujo un 50% desde 2004 a la actualidad, de 12000 dólares la tonelada a 6000. Pero el premio de producción es de tres centavos de dólar por tonelada producida para cada marinero. Con los precios del langostino a la baja que aducen las patronales, el premio de producción representa un 0,0005% del valor de la tonelada. La patronal quiere ir a fondo para imponer la precarización laboral y alinear los salarios de los marineros a la miseria salarial de los demás convenios.
Las condiciones de trabajo de los marineros son tremendamente sacrificadas: una vez que se embarcan, por semanas no hay fin de semana, no hay descansos, no hay cumpleaños de las familias. Se desayuna, se almuerza, se cena, se duerme en el puesto de trabajo. Las jornadas de trabajo son de mínima de 12 horas por día, aunque si la pesca lo requiere se extienden todavía más. En los barcos de pesca, se limpia el pescado, se lo procesa y en algunos barcos hasta se lo congela para descargarlo listo para exportar. Los marineros que se embarcan saben que salen, pero no saben si vuelven de la pesca. Los hundimientos en la pesca argentina son varios: en los últimos años se hundió el Rigel y se hundió el Repunte, dejando la vida decenas de marineros.
Un marinero relató en sus redes sociales “La verdad que me hablo con todos los marineros y la situación es grave. compañeros que venden lo que mucho le costó. Los otros días un compañero me contaba que tenía que vender el auto, que no quedaba otra. Otros compañeros trabajando de lo que sea albañil, pintor y demás. El alquiler no puede esperar, menos el plato de comida. Muchos compañeros llegan en bici a la ruta porque no tienen auto o porque no tienen medios. La mayoría son relevos; esto quiere decir que, si mañana se arregla todo, muchos no tienen barcos. Cientos de historias de compañeros que verdaderamente la están pasando mal.”
La conducción del SOMU no ha presentado a los trabajadores cómo va a enfrentar la avanzada patronal y del Gobierno, ni la paritaria a la baja ni la rebaja del premio de producción. Las movilizaciones de los marineros vienen hace meses, pero el SOMU les ha dado la espalda. Ahora, frente al lockout a cielo abierto de la patronal, el SOMU se ha limitado a rechazar la rebaja. Un plan de lucha nacional que se cae de maduro, es esquivado por la conducción del Sindicato. Mientras tanto, los meses van pasando, los barcos no salen a pescar y los marineros van agotando su paciencia.
Al calor de la pasividad de la conducción del SOMU, van creciendo las autoconvocatorias, con piquetes a la vera de la ruta, con movilizaciones, y el día de ayer con cortes de ruta. La ola de luchas por abajo se extiende a lo largo y ancho del país.
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