Precarización laboral: la rebelión de la docencia ante la ola de calor y el derrumbe edilicio

Escribe Mariano Hermida

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Cada día que pasa, en la provincia de Buenos Aires, más docentes -en muchos casos, en conjunto con las familias y los estudiantes- definen la suspensión de las actividades escolares debido a la ola de calor.

En las escuelas bonaerenses se está viviendo una rebelión. La semana pasada se realizó una movilización al Consejo Escolar de La Matanza con más de 400 personas. Lo mismo ocurrió en Lomas de Zamora, con una cantidad similar de docentes.

También hubo concentraciones en los Consejos de Marcos Paz, Tigre, Merlo, Ensenada y se prepara una en Florencio Varela. No hay prácticamente distrito en dónde no se estén desarrollando movilizaciones, incluso piquetes y hasta ocupaciones de escuelas (La Matanza) para defender el derecho a estudiar y aprender en condiciones dignas. Otras iniciativas que se han impulsado desde los estudiantes y docentes son los “faltazos” generalizados, obligando a directivos a que no computen la falta. En otras escuelas se ha pasado transitoriamente a la educación virtual. En otro conjunto de instituciones se han reducido los horarios o se realicen rotaciones de los cursos. La pelea también se ha extendido a las escuelas privadas, que contra la voluntad de sus representantes legales tuvieron que suspender o recortar horarios debido al pésimo estado de los edificios escolares y la falta de recursos. El pliego de reclamos va desde la provisión de agua potable, la colocación de ventiladores, aires acondicionados, la construcción de aulas para combatir el hacinamiento, obras de infraestructura escolar, hasta la revisión de las redes eléctricas que no tienen ningún tipo de mantenimiento. Se han conocido casos de docentes y estudiantes que han salido desmayados de las aulas por las inhumanas condiciones en las que se pretende que se desarrolle el acto pedagógico.

La ola de calor expuso el derrumbe edilicio por el que atraviesan las escuelas públicas, que es la consecuencia del ajuste que está llevando adelante el gobierno nacional y provincial, el “mejor alumno del FMI”. En el último presupuesto -votado por peronistas, radicales y macristas- se recortó en 14 mil millones de pesos lo destinado al área educativa. Mientras se podan los gastos sociales, Sergio Massa le ha asegurado a los bonistas de la deuda pública una refinanciación de esos bonos otorgándoles una indexación por inflación o por el precio del dólar. Para cumplir con los usureros internacionales, el gobierno está liquidando a la Educación Pública.

Kicillof simplemente está a la espera de las lluvias para que bajen la temperatura. La línea que defiende tanto el gobernador, como Soledad Acuña, es el cumplimiento (que tampoco logran) sin importar en qué condiciones, de los “192 días de clases”. En la misma tónica, el ministro de Educación, Jaime Perczyk, declaró a medios radiales que si no se puede estar en las aulas se den clases en los “patios” (sic), como si un estudiante o docente estaría más “fresco” a pleno rayo del sol. Para los que gobiernan la escuela debe ser simplemente una guardería de los hijos de los obreros que deben concurrir a sus propios lugares de trabajo y no tienen con quien dejar a sus niños.

El SUTEBA Provincial no ha movido un dedo por ni un reclamo de la docencia. Las asambleas en las escuelas, las movilizaciones y las acciones de lucha son auto convocadas –por compañeros afiliados y no afiliados- y promovidas por los sectores vinculados a las listas opositoras de SUTEBA. Baradel se ha mantenido en un silencio atronador. Solamente se conoció un video convocando al acto de campaña de Cristina Kirchner, mientras los docentes pelean a brazo partido para defender sus condiciones de trabajo.

La docencia bonaerense viene de parar en el comienzo del ciclo lectivo en rechazo al acuerdo salarial gobierno con la burocracia sindical, y también de hacerlo masivamente el 8M, día internacional de la mujer trabajadora, desconociendo a su representación sindical formal. La lucha auto convocada que se desenvuelve ahora por las condiciones de trabajo marcan una tendencia para abrir paso a un proceso de auto convocatorias, plenarios y coordinadoras para llevar los reclamos de la docencia a una escala superior.

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