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El jueves 25 de abril, el socialista ucraniano Bogdan Syrotiuk, un joven opositor al régimen fascista de Zelenski y a la guerra entre Ucrania y Rusia instigada por la OTAN, fue arrestado por el Servicio de Seguridad de Ucrania, el temible SBU, en su ciudad natal de Pervomaisk, en el sur del país. Según informa el portal del World Socialist Web Site (WSWS), está preso en Nicolaiev, “bajo condiciones atroces y por cargos fraudulentos”.
A sabiendas de que es una calumnia, el régimen acusa a Bogdan de ser un agente ruso cuando en verdad se ha manifestado públicamente como un opositor al régimen capitalista de la oligarquía rusa y la invasión de Ucrania. Por el contrario, defiende la unidad de la clase obrera en Ucrania, Rusia y en toda la ex Unión Soviética.
Si Bogdan fuera encontrado culpable de los cargos que se le imputan enfrentaría una sentencia de entre 15 años de prisión a la perpetuidad. En los dos casos, equivale a una sentencia de muerte.
Ucrania se encuentra bajo la ley marcial. La detención de Bogdan es el último ejemplo de la represión que ejerce el desgastado régimen de Zelenski contra los movimientos de izquierda, en momentos en que la oposición a la guerra gana terreno dentro de los trabajadores ucranianos.
En marzo del año pasado Zelenski ilegalizó a 11 partidos de oposición y los calificó como “enemigos” con la excusa de que mantenían vínculos con Rusia. La prohibición de toda actividad política abarcó desde el principal partido de oposición, con representación parlamentaria como la "Plataforma de Oposición - Por la Vida" hasta opositores al ingreso a la OTAN y partidos de centroizquierda o de izquierda. Antes había cerrado los tres canales más importantes de televisión.
Con el argumento de que las elecciones son incompatibles con la ley marcial, Zelenski canceló las que debían celebrarse en marzo de este año si pretendía renovar su mandato. En diciembre de 2023, un sondeo de The Economist señaló que solo cuenta con un 32 % de apoyo popular.
La crisis política, que pone en duda la estabilidad de Zelenski en el cargo, sacude también al ejército, donde más de 15.000 soldados enfrentan medidas disciplinarias por haber desertado o porque se han negado a tomar las tareas que les indican sus superiores.
El diputado Yuri Kamelchuk, del oficialista partido Servidor del Pueblo, reconoció que “pocos están dispuestos a tomar las armas de nuevo”. Los soldados no están en prisión, aclaró, sino “apartados de los otros soldados”.
Por otra parte, según las encuestas, hartos de las derrotas y de la falta de armamento, ya no quedan voluntarios para sumarse a la guerra: sólo el 20 por ciento de los hombres en edad de movilizarse están dispuestos a alistarse (Infobae 30/4). Esto significa una abierta rebelión contra la ley de reclutamiento compulsivo aprobada a principios de abril, que amplía la edad, reduce fuertemente las excepciones a la conscripción, agrava las penas contra los desertores y “no establece un plazo para que soldados con mucho tiempo de servicio sean dados de baja, una reforma polémica que indignó a las tropas y sus familiares” (Clarín 11/4). La ley, absolutamente impopular, tuvo más de un millar de reformas en la Rada (el Parlamento ucraniano).
La crisis reciente entre el ahora exjefe del Ejército, Zaluzhny, y el presidente Zelensky, no fue sino una refracción deformada de un descontento popular que crece.
La lucha por la libertad de Bogdan es parte de la lucha contra la guerra imperialista, el genocidio y el fascismo. Libertad inmediata a Bogdan Syrotiuk.
Abajo la guerra imperialista de la OTAN y la oligarquía rusa.
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