Sancor, en la cuenta regresiva

Escribe Juan Ferro

La patronal ´consensúa´ cientos de despidos con la burocracia sindical.

Tiempo de lectura: 3 minutos

La situación de Sancor se ha tornado insostenible y sus propios directivos han abandonado la posibilidad de reflotarla.

Las deudas que tiene son impagables: 50 millones de dólares por salarios y aguinaldos adeudados, retiros voluntarios impagos, cuotas impagas de indemnizaciones y acuerdos judiciales incumplidos, entre otros.

Las deudas impositivas de la Cooperativa son todavía mayores que las deudas con los trabajadores: ascendería a la friolera de U$S 400.000.000, una cifra absolutamente impagable para una cooperativa que ha perdido el mercado de procesado de lácteos.

Sancor llegó a producir 4.000.000 de litros de leche, pero en los últimos meses bajó a 200.000 litros –entre la canadiense Saputo y La Serenísima, producen ambas casi 8.000.000 de litros diarios-. El 50 % de los tambos que proveían de leche a la cooperativa abandonaron las entregas por la acumulación de deudas impagas.

Sancor nunca pudo “levantar el muerto” de la exportación de leche a Venezuela (una aventura propiciada por el kirchnerismo) que le dejó una deuda impaga de 25 millones de dólares de aquellos tiempos.

Despidos masivos

Ahora la empresa ha largado una tanda de despidos masivos, que se estiman entre 400 y 500 trabajadores de las áreas de comercialización. Estos trabajadores mantenían un formato de trabajo llamado “jornada libre”, por el cual no tenían tareas continuas asignadas y no cobraban su salario completo, sino un porcentaje. “Por razones de fuerza mayor ajenas a la voluntad de la compañía, que son de público conocimiento, prescindimos de sus servicios a partir del día de la fecha (Art. 247 LCT) indemnizaciones, liquidación final y certificados de trabajo –CFR Art. 247 a su disposición en términos de ley–. Conste”, rezan los telegramas de despidos. Significa, primero, la reducción del 50 % de las indemnizaciones y, segundo, dejan abierta las formas de pago.

ATILRA

Durante muchos años la dirección de ATILRA fue la principal aliada de la dirección de la cooperativa Fueron los gestores después del derrumbe de los negocios con Venezuela. A través del “Chino” Navarro y Emilio Pérsico -a quienes el gobierno de Alberto Fernández había dado el control de la caja del INAES- la burocracia gestionó una “ayuda” de 1.200 millones de pesos, que no produjo recuperación alguna. Por el contrario, profundizó la crisis.

Hace unos cuatro años ATILRA y los directivos juntos comenzaron a reclamar que el Estado se hiciera cargo de la empresa, pero no tuvieron respuesta. Impulsaron la formación de un fideicomiso que permitiera poner en carrera la Cooperativa, cuando Sancor ya había perdido el mercado lácteo, y fracasó porque no hubo interesados. La llegada de Milei a la presidencia cerró definitivamente la puerta a un posible salvataje.

Durante el transcurso de los primeros meses de 2024, la burocracia se puso “de punta” contra los directivos, acusándolos de fraude, pero el motivo de los bloqueos que se desarrollaban en las plantas no tenía como eje la caída de los sueldos ni las deudas salariales sino el pago de las cuotas adeudadas al sindicato. La dirección de la cooperativa, actuando con la política de la “frazada corta”, le pagó a la burocracia las cuotas sindicales en desmedro de las deudas con trabajadores y tamberos, impuestos y servicios. De ahí en más, la burocracia de ATILRA comenzó a actuar como “gestora” de los arreglos de retiros voluntarios y el pago en cuotas de la mitad de la indemnización. Frente a la andanada de despidos sacó un comunicado vergonzoso señalando que era “gente que no tenía tareas”.

¿Quién apaga la luz?

En este derrumbe, el actual directorio sigue buscando un inversor que pueda poner fin al suplicio. Pero parece difícil que alguien invierta tanto dinero en una empresa con tan alta litigiosidad sindical, que además no tiene asegurado un flujo de materia prima -la leche cruda- para procesar. Nadie quiere firmar la sentencia definitiva, pero en el horizonte inmediato aparece una fecha que podría ser definitoria el próximo 28 de febrero.

La propia cooperativa la instaló en la agenda, al pedir a las autoridades de la Empresa Provincial de Energía de Santa Fe (EPE), mediante una nota formal, que hasta ese día no se le corte el suministro eléctrico a sus fábricas, pensando que antes de ese plazo podría conseguir un inversor para poder hacer frente a una de las facturas vencidas más importantes que enfrenta.

La deuda con la suministradora de energía ronda actualmente a los 2.500 millones de pesos, aún cuando la gestión provincial anterior de Omar Perotti le dejó prescribir unos 500 millones.

Sancor fue un gran emprendimiento cooperativo saqueado por distintos directorios, con el apoyo de la burocracia sindical y bajo la política del gobierno kirchnerista Hoy el pato lo pagan 10 mil trabajadores que directa o indirectamente estaban vinculados a Sancor. La Cooperativa debería ser expropiada sin pago alguno y colocada bajo el control de la asamblea general de trabajadores, pero la burocracia de ATILRA hundió esa perspectiva. Los trabajadores de toda la industria láctea deben sacarse de encima esa burocracia como única vía de defender sus salarios y sus fuentes de trabajo.

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