Coronavirus en Palestina

Escribe Norberto Malaj

Medio Oriente, tercer gran foco de la pandemia, tras China y Europa

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Belén, la mítica ciudad de la Cisjordania, se encuentra cercada y en cuarentena desde el 5 de marzo por decisión conjunta de la Autoridad Palestina y del estado sionista, cuando se detectaron siete casos positivos de coronavirus. Sus “residentes –informaba Haaretz, 8/3– han criticado que … en Cisjordania se toman medidas más extremas que dentro de Israel …Fadi Katan, propietario de un hotel y miembro de la asociación de hoteles de la ciudad, dijo a Haaretz que a pesar de que hay más casos en Israel que en Cisjordania, ´allí nadie ha pensado en cerrar las ciudades. Aquellos que están enfermos en Belén se contagiaron de personas que vinieron aquí desde Israel”.

Efectivamente la pandemia se desarrolló en amplitud en Israel (hay 350 casos positivos y 5 enfermos graves), con “más de 50,000 israelíes en cuarentena, dice el Ministerio de Salud de Israel” (ídem, 17/3); en Gaza, mientras tanto, no hay registros de coronavirus todavía y en Cisjordania son 41 los casos positivos, todos bajo control (ídem, 17/3). En Israel el virus se expandió rápidamente; ahora se teme su expansión a los ´territorios´. Es precisamente el temor a que Israel quede ´rodeado´ por un vecindario pandémico lo que ha llevado el pánico al estado sionista. La pandemia se podría a los más de 10 millones de refugiados que se hacinan en los campos de los ´territorios´ palestinos, de Siria, Yemen, el Líbano, etc.

“El Líbano cerró sus fronteras, con la policía vaciando la famosa cornisa costera de Beirut” (ídem). Irak “se prepara para un toque de queda de una semana como parte de los esfuerzos regionales para contener el nuevo coronavirus” (ídem). Egipto ya tiene dos muertos, Turquía y Jordania tienen varios cientos de infectados y el virus llegó hasta las barbas de los ricos emiratos del Golfo Pérsico (Bahrein informó el primer muerto allí). Con todo, la situación más calamitosa es la de Irán, bloqueada por Trump; el régimen de los ayotallas ha pedido un apoyo al FMI.

A pesar de que aún no se reportaron casos, “el coronavirus es una sentencia de muerte para los palestinos enjaulados en Gaza … un pequeño brote entre la población densamente poblada y bloqueada pondría una presión imposible en un sistema de salud que ya está al borde del colapso. Imagine dos millones de seres humanos viviendo en el espacio de solo 365 kilómetros cuadrados … no pueden irse, incluso si quisieran, sin grandes dificultades” (ídem, 12/3). Los asentamientos que ocupan los colonos judíos se cuentan más infectados que entre la población palestina de la Cisjordania. Al ´cerco´ sanitario sobre Belén, ahora se ha sumado “la ciudad palestina de Tulkarm cerrada también después de que otro residente dio positivo por coronavirus. Eso significa que nadie puede entrar o salir de la ciudad” (ídem, 17/3).

El abismo en materia sanitaria entre Israel y los ´territorios´ es, por supuesto, enorme. “El sistema de salud (en los territorios) sufre una escasez regular de medicamentos, instrumental, médicos especialistas y personal médico en general (…) Ocasionalmente, los pacientes son enviados a farmacias para comprar inyecciones, mientras que el personal médico a veces carece incluso de equipos básicos como jeringas y guantes de goma…los pacientes son derivados para recibir tratamiento médico fuera de la Autoridad Palestina, a Israel, Egipto o Jordania, y diversos tratamientos y procedimientos médicos están cada vez menos disponibles para los palestinos” (ídem).

“La esperanza de vida, en promedio, de los hombres y mujeres israelíes es aproximadamente 10 años mayor que la de sus homólogos palestinos, según el informe …Otro indicador de la calidad de la atención médica es la mortalidad infantil, medida por el número de muertes de bebés por cada 1000 nacimientos … en los territorios es de 18.8 muertes por cada 1,000 nacimientos para los menores de 1 año. En Israel, por el contrario, es 3.7, una de las tasas más bajas del mundo” (ídem). “El informe indica que hay 1.76 médicos especialistas en Israel por cada 1,000 personas, en comparación con 0.22 especialistas en los territorios. El número de enfermeras por cada 1.000 habitantes en Israel es de 4.8, en comparación con 1.9 entre los palestinos, el número de camas de hospital, que es una medida de la capacidad del sistema para brindar atención indica 3.27 camas por cada mil personas en Israel, y 1.23 camas por cada mil palestinos. La tasa de ocupación de camas de hospital en Israel es en realidad más alta que en la Autoridad Palestina, donde es solo del 76 por ciento (...) “El sistema de salud palestino también está sujeto a limitaciones y a acuerdos económicos con Israel. La importación de medicamentos en los territorios se limita a los medicamentos que también están registrados en Israel, lo que en la práctica bloquea el acceso a los medicamentos de los mercados árabes vecinos que podrían suministrarlos a precios más bajos” (ídem).

La salud del estado sionista y los trabajadores palestinos

En este cuadro, Israel ha discriminado a su propia población palestina (la que vive entro del estado sionista) “por no distribuir adecuadamente las pautas de coronavirus en árabe”, para prevenirla frente a la pandemia (ídem, 17/3). Los tratamientos se planificaron sólo para los judíos.

La pandemia de coronavirus ha acentuado la dependencia sionista de la mano de obra palestina, sin la cual ´servicios´ básicos dejarían de funcionar. Si a los trabajadores de la Cisjordania que trabajan en el sistema de salud de Israel, se suma a aquéllos que viven dentro de Israel, resulta que entre uno y otro probablemente representen entre el 40 y el 50% del personal de salud del país: “se estima que 87,000 palestinos que viven en Cisjordania tienen permisos de trabajo” dentro de Israel (entran y salen de Israel todos los días) y “más de 30,000 trabajan en asentamientos judíos” en la Cisjordania (ídem, 16/3). Israel no sólo no puede prescindir de ellos sino que debido a la emergencia del coronavirus “el ministro de Defensa, Naftali Bennett, dio una orden especial para facilitar permisos de trabajo en las actividades de salud, agricultura y construcción” dentro de Israel, permitiéndoles pernoctar tres días a la semana” (ídem). Los únicos exceptuados son los palestinos de las áreas como Belén, afectadas por el coronavirus.

Es en los sectores de la salud que los palestinos israelíes han alcanzado sus mayores logros, acercándose a los standard y condiciones laborales de sus pares judíos. “Según cifras oficiales del Ministerio de Salud y la Oficina Central de Estadística, a petición de Haaretz, el 17 % de los médicos de Israel, el 24 % de sus enfermeras y el 47 % de sus farmacéuticos son árabes” israelíes (17/3). Claro que “los israelíes árabes luchan contra el coronavirus como médicos de primera, pero son tratados como ciudadanos de segunda clase” (ídem). Tras el ´acuerdo del siglo´ de Trump “la discriminación y el racismo contra los árabes israelíes ha aumentado junto con la propagación del coronavirus” (ídem). Entre las principales razones que explican el fenómeno, “la enfermera Sanabel Lafi señala que ella puede tratar indistintamente a cualquiera, pero a la sociedad israelí le resultaría más difícil aceptarla como maestra en una escuela judía” (ídem).

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