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Como parte de las medidas que el gobierno nacional tomó para reducir el “gasto público”, cientos de trabajadores del Correo Argentino de todo el país recibieron telegramas de despidos el viernes 26 de abril.
Con décadas de antigüedad y en planta permanente fueron echados sin justificación alguna.
El envío de los telegramas se produjo a fines de la semana pasada cuando la LLA y sus socios políticos lograron aprobar un dictamen de mayoría de la “Ley Bases” en la que, el Correo Argentino y otras como Trenes Argentinos y Aerolíneas Argentinas, se encuentran dentro del grupo de empresas que el gobierno y oposición buscan privatizar.
En el caso particular del Correo, la privatización apunta a beneficiar a Galperin, a quien le faltaría capturar la logística para quedarse con todo el negocio.
En Mar del Plata, al menos tres trabajadores fueron echados el viernes a última hora tanto en la sede central de Avenida Luro y Santiago del Estero, como en la seccional del Puerto y en el centro logístico de la Ruta 88, sin que se ofreciera el retiro voluntario.
Unos de los despedidos de Mar del Plata que se desempeñaba en el área de paquetería, afirma que desde hace meses se venía hablando de reducción de personal y en otras localidades como San Fernando, directamente se han cerrado oficinas. Los despidos se están produciendo por goteo, pero se esperan más y se conocerán en el transcurso de la semana porque se estima que serán entre 4 mil y 7 mil a nivel nacional.
Sindicato ausente
La Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones Argentina (FOECYT) -uno de los gremios que menos resistió las privatizaciones del menemismo- ni apareció, pese a que en Mar del Plata miembros de su conducción funcionan en el subsuelo del mismo edificio de la sede central del Correo.
La conducción gremial mantiene una coherencia, pues hace unos meses cuando ya circulaban versiones de despidos, uno de los afiliados hoy sin trabajo, preguntó a Jorge Vattimo, actual secretario general de la seccional Mar del Plata, ex secretario adjunto y luego presidente de la CGT local, que haría el sindicato. La respuesta de Vattimo fue que no podía tomar la pregunta de otra manera que no fuera como una chicana.
Queda claro que la CGT y el conjunto de las burocracias sindicales han entregado a los trabajadores con el fin de conservar sus privilegios. No tienen ningún inconveniente en llegar a un acuerdo, incluso con el gobierno anti obrero de Milei, sus socios políticos y las patronales. Por eso, la autoorganización de los trabajadores para reclamar la reincorporación inmediata de los despedidos y para reorganizarse con sus propios métodos es crucial y urgente.
