Trabajadores, pongámonos de pie

Enfrentemos el ataque a mansalva del FMI, el Gobierno y los tres candidatos del ajuste. Nota de tapa de Política Obrera N°76 edición impresa.

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La devaluación del peso que acaba de decretarse enseguida después de las PASO ya había sido decidida tres semanas antes, cuando el FMI advirtió a Massa que esa era la condición para recibir la cuota de casi 8.000 millones de dólares para pagar la deuda con el mismo Fondo.

Massa y el conjunto del peronismo han cedido entonces a una extorsión: ha entregado el gobierno de Argentina al Directorio del FMI. Ha desaparecido, de este modo, el último vestigio de gobierno, luego de que los dos Fernández decidieran dejarlo en los hechos sin necesidad de presentar la obligada renuncia previa.

A la devaluación le ha seguido una remarcación de precios extraordinaria; la inflación de agosto se estima que será de dos dígitos. El aumento de las naftas y los servicios públicos será acompañado por las prepagas, los alquileres y la educación privada. Argentina votará en octubre con un cuadro hiperinflacionario.

La suba de las tasas de interés no domesticará los precios, sino lo contrario: el rendimiento del 200 % anual disparará el pago de intereses a la banca por las Leliq. Argentina se ha transformado en el caso único mundial en el que el costo de los intereses es considerablemente mayor a la deuda por el capital.

Los salarios, que se ajustan por índices atrasados de inflación, sufrirán un golpe durísimo. Las jubilaciones todavía más, porque además de ese atraso tampoco se ajustan por inflación.

La clase obrera enfrenta un desafío extraordinario, que no sólo es económico, sino político. Milei, el candidato que ganó el ensayo electoral de las PASO, ha vuelto a asegurar su propósito de aplicar un ajuste “mucho más duro” (textual) que el del propio FMI.

La burocracia de la CGT está irrevocablemente jugada al apoyo al salto megainflacionario de Massa, con el pretexto obvio de ‘no alterar ‘la “paz social”, primero hasta octubre, luego hasta diciembre, más adelante por las fiestas y por último el verano. Esta complicidad con el devaluador Massa beneficiará a Bullrich y por sobre todo a Milei.

La clase obrera cargará con una mayor miseria social y el ascenso de un gobierno ultrareaccionario. Los tres jinetes de la primera vuelta que viene han prometido que liquidarán el derecho laboral. Empezarán por derogar la llamada “ultraactividad”, lo que significa la anulación inmediata de todos los convenios colectivos.

La clase obrera enfrenta esta situación desde el piso más bajo de sus luchas. Numerosos trabajadores han votado por Milei. Como ocurre los lunes, después de un clásico de fútbol el domingo, los obreros más combativos interpelaron a los compañeros que se dejaron llevar por el ‘voto bronca’. Esa interpelación es positiva, pero no alcanza, porque es la falta de una lucha de conjunto, la adhesión de los sindicatos al peronismo, la falta de independencia política de la clase obrera y la miseria social que profundizó este gobierno lo que ha llevado a muchos a votar por Milei.

Para salir de esta trampa estratégica es necesario impulsar una deliberación política en los lugares de trabajo. El primer punto de la agenda es discutir un plan de luchas y de huelgas, incluida la huelga general, por un aumento inmediato del ciento por ciento de salarios y jubilaciones.

Solamente en un cuadro de lucha puede desarrollarse un debate sobre la crisis política. Solamente organizaciones autoconvocadas en lucha pueden imprimir una orientación general a los trabajadores. Un definitivo cuadro hiperinflacionario podría determinar una situación inédita en el mundo, que ya se menciona en los diarios: que el gobierno caiga en las vísperas de elecciones. Quienes se confortan con la idea de que el “castigo” de Milei no irá más allá de las PASO, porque sólo en octubre se elige gobierno, omiten que Massa y Bullrich ya se han ‘mileinizado’ y, más grave aún, que la inflación producirá una confiscación mayor aun de la fuerza de trabajo en beneficio del capital.

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La devaluación, en medio de una bancarrota política y una conmoción popular Por Marcelo Ramal, 15/08/2023.

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