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El lunes pasado, en el barrio Martín Fierro de Merlo llevamos adelante una asamblea del Polo Obrero Tendencia y Política Obrera, para discutir los resultados de las elecciones PASO y los desafíos políticos que plantean. Contó con la presencia de compañeros que han sido activos protagonistas de la lucha dada durante la campaña electoral. Política Obrera debió garantizar la presencia de las boletas en el cuarto oscuro y presentar ante los trabajadores de Merlo a sus candidatos y su programa. En este punto, hemos dado un primer paso, con una votación en el distrito que superó en votos a la media nacional. En nuestras visitas a las tres principales fábricas del distrito, luego de las elecciones, verificamos el voto de un número interesante de activistas.
La asamblea distribuyó su tiempo entre el balance presentado por el compañero Julio Gudiño, precandidato a intendente, y la ronda de preguntas que se abrió luego. La exposición giró alrededor del derrumbe de los partidos tradicionales, JxC y UxP, y de los desafíos que enfrenta la clase obrera. El debate más interesante es el que giró alrededor de la pregunta ¿ahora que hacemos? Discutimos acerca del rol distraccionista y reaccionario del supuesto “imperativo”: “hay que votar a Massa para que no gane la derecha”, blandido desde los dirigentes de las organizaciones sociales como Grabois y Pérsico hasta la burocracia sindical de Baradel o los Moyano. Mientras tanto el gobierno está haciendo pasar una devaluación que pulveriza los salarios y las jubilaciones, y que empuja a los trabajadores a la desesperación, con la ilusión de que las elecciones resolverán el desorden económico y político que se ha agudizado luego del 13 de agosto. La izquierda del FIT-U siembra ilusiones al esperar que esta burocracia “se ponga a la cabeza de una lucha”. De esta situación se desprende una conclusión elemental: si el golpe al bolsillo y a las condiciones de vida ha sido dado hoy, debe responderse hoy, no en octubre. La dilación en la respuesta desarma a la clase obrera y la desmoraliza; por el contrario, una reacción de lucha la prepara y la alista para los ajustes que preparan los tres candidatos del FMI.
Se impone un reforzamiento de las autoconvocatorias y trabajar por un congreso de trabajadores ocupados y desocupados, que discuta un plan de lucha para imponer sus reivindicaciones por medio de una acción histórica, la huelga general. Este proceso se profundizará, no tenemos dudas, con la marcha de la propia crisis política. Toda nuestra acción debe estar orientada a discutir, clarificar e impulsar una deliberación y acción que tenga como fin la pelea por la recomposición de los ingresos y las condiciones de vida de los trabajadores. Con esta visión, hemos acordado un plan de agitación en los barrios y en las fábricas, para discutir con los trabajadores las ideas vertidas en la asamblea. También hemos acordado movilizarnos el 7 por el aumento del 100 % de los planes sociales, por el aumento en calidad y cantidad de alimentos y por trabajo genuino. El barrio Martín Fierro de Merlo… de pie.