Escribe Joaquín Antúnez
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En estos días, finalmente, comenzaron los alegatos en el juicio oral contra un grupo de represores de la dictadura por los secuestros y torturas del circuito ABO, que comprende a los centros clandestinos de detención conocidos como “Club Atlético”, “Banco” y “Olimpo”.
Los acusados en esta causa son José Ahmed Estrada, exsubcomisario de la Policía Federal con funciones en la Dirección General de Inteligencia de la Superintendencia de Seguridad Federal y luego en el Departamento de Situación Subversiva de la Superintendencia de Seguridad Federal; Carlos Alberto Infantino, exoficial principal en el Departamento de Asuntos Políticos de la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal; Miguel Víctor Pepe, exsargento de la Gendarmería Nacional Argentina con destino formal en el Destacamento Móvil I de Campo de Mayo; Miguel Pablo Lugo, excabo de la Gendarmería Nacional con asiento formal en el Destacamento Móvil I de Campo de Mayo; Sergio Raúl Nazario, ex primer alférez de la Dirección de Inteligencia de la Gendarmería Nacional; y Hugo Luis Medina, exsegundo jefe y exjefe de la plana mayor del Destacamento Móvil I de Campo de Mayo de la Gendarmería Nacional.
En el número 60 de un largo listado de damnificados, figura el caso de nuestro compañero Pablo Rieznik. Fue secuestrado el 25 de mayo de 1977 en un bar en la calle Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires. Permaneció ´chupado´ hasta el 31 de mayo, cuando fue liberado como producto de una enorme campaña internacional, en la que la Unión de Estudiantes de Francia (UNEF) tuvo una destacada intervención. Sus dirigentes conocían a Rieznik como dirigente de la FUBA y de Política Obrera. Durante su cautiverio, Pablo fue torturado con saña, pero los represores no lograron quebrar su silencio ni templanza revolucionaria.
La primera vez que Pablo Rieznik pudo dar testimonio de este horror, no lo hizo como damnificado sino como testigo. En su lugar de encierro, conoció a Juan Carlos Higa, militante, periodista y poeta. En ese primer juicio del circuito ABO (2009), fue convocado para dar testimonio de dicho encuentro. Rieznik aprovechó para denunciar que “32 años después no hay prácticamente ningún genocida condenado, mientras los juicios se arrastran penosamente en un territorio que linda con la impunidad, un juicio definitivo sobre nuestro régimen constitucional”. Reivindicó a toda la militancia revolucionaria de la generación del Cordobazo, del Villazo y de las grandes huelgas de junio y julio de 1975, que la dictadura se proponía destruir. “¿Cómo testimoniar mi encuentro con Higa si no es en las condiciones concretas de una historia que lanzó en masa a la juventud a la lucha, a la pelea por la libertad, por la democracia, por una sociedad de hombres y mujeres iguales, sin explotados ni explotadores? Sin esta historia, no tiene sentido el encuentro de esos dos muchachos que buscaron el aliento mutuo en las peores condiciones. Ni él ni yo estábamos allí por casualidad” (Prensa Obrera, 20/08/09). Pablo les dijo a los jueces que se había impuesto como “un deber moral” y “un homenaje a todos los Higa, a todos los compañeros”, prestar su testimonio en estos juicios
Recién en este quinto tramo de la causa ABO, que comenzó el 15 de junio de 2022, se incluyó, por primera vez, el caso de Pablo como víctima de la represión dictatorial. Los acusados en su caso son José Ahmed Estrada y Carlos Alberto Infantino.
El testimonio de Pablo fue excepcional, una reivindicación histórica de la lucha revolucionaria contra este régimen.