Pilar: que dejó la huelga del 3 y 4 de octubre

En Pilar, la huelga docente autoconvocada de 48 horas tuvo una fuerte adhesión en la base de los trabajadores de los diferentes niveles. El solo atisbo de una medida de lucha, en este caso convocada por sólo tres seccionales de SUTEBA, repercute de forma inmediata y corre como reguero de pólvora adhiriendo masivamente de forma autoconvocada (entre 90 y 100 % en el nivel inicial y primario y un 80 % en el nivel secundario). La adhesión a la huelga del 6 y 7 de septiembre pasado también había sido masiva. Cuando se convocó un paro distrital en Escobar, ante los ataques contra docentes, la docencia de Pilar se plegó en forma autoconvocada.

La tendencia huelguística demuestra el hastío y el cansancio no solo ante el deterioro de los salarios frente a la escalada inflacionaria, sino también ante la degradación social que se manifiesta en las aulas abarrotadas de alumnos, la violencia que se vive a diario por parte de una comunidad circundante ante los docentes: acoso, insultos, acusaciones falsas, persecución y las pocas o nulas herramientas que brinda el sistema educativo y los gremios docentes mayoritarios ante estas situaciones de conflicto.

La novedad de este último paro fue la fenomenal regimentación del derecho a huelga que ha bajado desde la Dirección General de Escuelas, que ordenó ir a los inspectores distritales y de área a intensas jornadas de recorridas por escuelas con un único mandato de apriete: consignar como falta injustificada (art. 125) en el contralor a los que adhieren al paro. Así sucedió en Pilar: el día martes las tres inspectoras de enseñanza del distrito recorrieron la mayoría de las escuelas primarias del centro y su periferia. Además de violar el estatuto docente -que la conducción de Baradel ha dejado de defender-, revela por sobre todo una clara intención de amedrentar a la docencia que se pliega a las medidas de lucha por medio de cuestiones administrativas con claras intenciones políticas.

No es de extrañar que la burocracia que dirige el SUTEBA y los demás sindicatos, a cuya cabeza está Roberto Baradel, son participes y cómplices de esta degradación del trabajo y persecución a los docentes que paran porque, desde ya, se encuentran militando la campaña del candidato del ajuste y del FMI, Sergio Massa. Massa, en el último debate público, a modo de adelanto esbozó bien claro que si es elegido presidente va a incorporar el presentismo al trabajo docente, lo que implicaría aún más el cercenamiento del derecho a huelga, del derecho a seguir estudiando y el empeoramiento de la salud del trabajador docente.

Nuestra corriente sindical hace un llamamiento a redoblar la apuesta planteando la organización de una huelga de tiempo indeterminado, para enfrentar la crisis que vivimos y que se avizora con mayor intensidad a medida que pasan los días.

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