Escribe Norberto Malaj
Las consecuencias de la opresión sionista.
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El estado sionista se jacta de haber aplanado la curva de contagios de su población -tomó medidas extraordinarias de protección de sus religiosos y colonos sobre los que se descargó inicialmente con furia el coronavirus-, pero desatendió y no hizo nada por los más de 4 millones de palestinos de los ´territorios´ que ocupa o controla como potencia colonial (Gaza y Cisjordania). En la propia Galilea israelí, “varias localidades palestinas como Umm el-Fahm, la ciudad costera de Jisr Al-Zarqa y Daburiyya cerca de Nazaret, ahora bajo asedio virtual, en el norte se encuentran entre las más infectadas. Las pruebas para el virus entre los ciudadanos árabes representan solo alrededor del 10% del total de las pruebas realizadas por el estado, a pesar de formar una quinta parte de la población total” (The Bullet, 24/4).Este estallido es consecuencia que Israel no puso a “disposición en árabe para sus ciudadanos palestinos” (casi 1,5 millones) instrucciones sobre la pandemia, lo que dio lugar a “una petición del grupo de derechos legales, Adalah ante el Tribunal Superior de Israel” (ídem).
Mientras tanto en Cisjordania “durante el apogeo de la 'emergencia de salud', el gobierno emprendió la demolición de viviendas en la ciudad palestina de Kafr Qasem. El 12 de marzo, el ejército israelí escoltó una visita de los colonos al sitio arqueológico de Sebastia en Naplus, un sitio mítico para el movimiento de colonos que buscan anexar ilegalmente … El 26 de marzo, las excavadoras del ejército llegaron a la ciudad de Khirbet Ibziq, en el valle del Jordán, para destruir y confiscar materiales para ser utilizados en una clínica de campo destinada a sus residentes palestinos. Pocos días después, el 30 de marzo, y con trajes para materiales peligrosos, el ejército usó el cierre de la Cisjordania para asaltar casas palestinas en Ramallah. Naciones Unidas informó que el hostigamiento de los colonos contra los palestinos se amplificó durante la pandemia” (ídem).
En el campo sionista están bien avanzadas las negociaciones para conformar un gobierno de ´unidad nacional´ entre el acusado de genocidio ante la corte de La Haya, Netanyahu, y su contendiente de Kahol Lavan, Gantz, quienes volvieron a empatar tras el tercer turno electoral, el 2 de marzo. Del impasse se intentaría salir ahora, en medio de la pandemia, recurriendo al ´plan Trump´ que dio vía libre a la anexión sionista del 30% de la Cisjordania, donde están las tierras palestinas más fértiles y las principales colonias. Cientos de miles de palestinos serían expulsados entonces por segunda vez de su terruño, para lo cual “puede servir como modelo la transferencia forzada de poblaciones palestinas-beduinas en el Neguev” que tienen lugar ahora (ídem).
Las provocaciones sionistas contra el pueblo palestino en medio de la pandemia se vienen agravando sistemáticamente y demandan una urgente campaña internacional para ponerle freno. “En la madrugada del viernes 3 de abril, la policía israelí arrestó violentamente a Fadi al-Hadami, Ministro de Asuntos de Jerusalén para la Autoridad Palestina, en su residencia familiar del vecindario de Suwana, en Jerusalén Oriental ocupada. Su supuesto ´crimen´ fue establecer estaciones de desinfección y actuar para instruir a las personas a permanecer en cuarentena. Dos días después, el 5 de abril, el gobernador palestino de Jerusalén, Adnan Ghaith fue también arrestado”. Igual que antes con el otro funcionario de la Autoridad Palestina que buscaba paliar la total ausencia de medidas protectoras de la salud de los palestinos jerosolimitanos, Israel “considera ´ilegal´ (su actuación allí) ya que busca mantener a Jerusalén bajo su control exclusivo” (ídem).
En Gaza “el Ministerio de Defensa de Israel decidió a principios de este mes reiniciar la fumigación con herbicidas tóxicos a lo largo de la frontera” (ídem); una práctica que daña los cultivos palestinos detrás de las verjas que separan a Gaza de Israel, “devastando el sustento de los agricultores y potencialmente causando importantes riesgos para la salud de las comunidades cercanas” (ídem).
La pandemia impone más que nunca reforzar una enérgica campaña para terminar con la opresión sionista de Palestina e impedir que se ejecute el plan Trump. Israel debe garantizar inmediatamente que la pandemia no se expanda y proporcionar todo aquello que se requiera para hacer frente al virus como lo hizo con su población judía.