Voto en blanco, no sólo principista sino estratégico

Escribe Jorge Altamira

Tiempo de lectura: 7 minutos

No es la primera vez que el Partido Obrero (Tendencia) -Política Obrera- llama a votar en blanco. Por regla general, se trató siempre de un voto principista, o sea, de delimitación de los partidos capitalistas. El peronismo, al igual que anteriormente el radicalismo, han sido partidos populares, pero de carácter capitalista, por su contenido y su dirección.

En 1973, sin embargo, el voto en blanco de nuestro partido tuvo un alcance más amplio. A pesar de la enorme corriente popular que apoyó primero a Cámpora y luego a Perón, nuestra corriente caracterizó el regreso de Perón como una movida reaccionaria contra el ascenso revolucionario que se manifestó a partir del Cordobazo y el Rosariazo, en 1969. El desarrollo político ulterior reveló el acierto estratégico de esta posición, jalonado por varios golpes de Estado contra los gobernadores de algunas provincias -incluido el apañamiento de un motín policial en Córdoba-, la formación de la triple A y la orden de “aniquilamiento de la subversión” que pavimentó el golpe de Estado de marzo de 1976. El gobierno peronista declaró zona militar el espacio del Paraná que va de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires, hasta San Lorenzo, en Santa Fe, para combatir una huelga de las más heroicas de nuestra clase obrera: la de los metalúrgicos de Villa Constitución.

El Partido Comunista, que desde el gobierno de Lanusse había lanzado el slogan a favor de un “gobierno cívico-militar”, votó a Perón-Perón en 1973 y apoyó luego el advenimiento de la dictadura militar de Videla y de la Junta de comandantes. Cuando se afirma, con toda liviandad, que nuestra corriente levanta el voto en blanco como una rutina, se busca dejar enterrado el aporte excepcional de nuestro planteo en un período fundamental de la historia de Argentina.

Antes del nacimiento de nuestra corriente, en 1958, la agrupación en la que militábamos, el MIR-Praxis, dirigido por Silvio Frondizi y Marcos Kaplan, llamó a votar en blanco contra Frondizi, quien obtuvo un triunfo sin precedentes al ganar en las 24 provincias. Para esa victoria contó con el apoyo de Perón, la burocracia de los sindicatos, el partido comunista y Palabra Obrera, la organización de Nahuel Moreno. Praxis advirtió que Frondizi estaba comprometido con un programa reaccionario que invalidaría promesas electorales como la defensa del laicismo y de la soberanía petrolera. A pesar de ‘la orden’ de Perón, un millón de trabajadores votaron en blanco, el 8 % del padrón de la época y el 10 % de los votos válidos. Eran votos peronistas que se negaban a votar a un cómplice del golpe militar de 1955. En el mismo año 58, Frondizi habilitó la enseñanza privada y clerical, que fue respondida por la mayor movilización estudiantil de la historia hasta el día de hoy; privatizó el petróleo y militarizó al sindicato petrolero que se había declarado en huelga general. Cuando en enero de 1959, Frondizi anunció la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre, se desató la única huelga general indefinida en Argentina desde la Semana Trágica de 1919, también en un enero.

El voto a favor de Massa y a la Unión Patriótica, como una supuesta alternativa al autoritarismo y hasta el fascismo, quedó planteado desde la primera vuelta electoral. El tercer lugar del tigrense, en las PASO, auguraba una final entre Bullrich y Milei. En toda la campaña del primer turno, Bullrich se presentó con posiciones y lenguajes fascistas, bien a la derecha del propio Milei. Quienes, como el FITU, abogan hoy por Massa, fingieron ignorar en la primera vuelta este ‘peligro’, que se califica ahora como “existencial’. Nuestro partido, Política Obrera, promovió el voto en blanco en la primera vuelta, explicando que el FIT-U había degenerado lo suficiente como para convertirse en un obstáculo para el desarrollo de la clase obrera. Ningún luchador puede desear una banca parlamentaria para quienes revistan en esa condición.

Desde mucho antes de la primera vuelta, hemos caracterizado a las elecciones 2023 como un recurso incontornable del capital para imponer un plan económico sin precedentes contra los trabajadores, en un país con precedentes brutales: Rodrigazo, híper de Alfonsín y Menem y el derrumbe de la convertibilidad, que determinó una superlativa confiscación de ahorros e ingresos. Este es el carácter de estas elecciones: organizar las condiciones políticas para habilitar un golpe de Estado económico, y ha sido el trazo común de todos los candidatos, incluidos Bullrich y Schiaretti. Es un recurso incontornable porque este golpe económico no puede ser aplicado por el binomio de los Fernández, con domicilio desconocido, ni por Massa, un jefe de gobierno de facto, no elegido por nadie. Para imponer su política, el gran capital necesita que se recomponga la ‘gobernabilidad’. La crisis de ‘gobernabilidad’ es uno de los grandes componentes de una situación revolucionaria. Evitar este desarrollo es la tarea N°1 de la clase dominante y de la embajada norteamericana –que fue la primera en abogar por “un gobierno de unidad nacional”-. Otro componente de una situación revolucionaria es la miseria creciente de las masas y la desorganización de la economía, ambas presentes. El tercero es la irrupción política de las masas, o sea, una acción histórica independiente de los trabajadores.

Argentina no atraviesa una etapa de ofensiva reaccionaria; no estamos en diciembre de 1975, ni Argentina está rodeada por cinco dictaduras militares. Quienes difunden el peligro de una dictadura “abren el paraguas en un día de sol”. Sin una caracterización de conjunto de la etapa no es posible caracterizar el lugar político específico de estas elecciones, ni tampoco a sus protagonistas. El fracaso de Bolsonaro en la ejecución del 95 % de su programa a pesar de contar con dos mil militares en su gobierno, el apoyo del Estado Mayor del Ejército y la complicidad del Poder Judicial, obedeció a la contradicción entre ese programa y la naturaleza de la etapa. La novedad de las elecciones actuales en Argentina es el ascenso de Milei, ciertamente, pero mayor novedad es que un gobierno acéfalo con 150 % de inflación anual y una situación de default, tenga la posibilidad de ganar los comicios. Sergio Massa, a diferencia de Javier Milei, reúne el apoyo preponderante de la burguesía nativa y del gobierno norteamericano. El ‘mérito’ de Massa es haber evitado la caída del gobierno kirchnerista y haber introducido concesiones económicas extraordinarias al capital, como los dólares especiales para la exportación y la garantía del Banco Central para la deuda pública en pesos, que se ajusta por el tipo de cambio o el índice de inflación. Las tasas de interés que pagan las Leliq son la razón de las ganancias extraordinarias que muestran los bancos.

En estas condiciones concretas, el voto en blanco no es solamente una posición de principios. Es una declaración del propósito de privar al próximo gobierno de un mandato popular. Un apoyo ‘democrático’ a Sergio -Giuliani- Massa, el candidato de la ‘tolerancia cero’, de la gendarmería en los barrios y del apoyo al genocidio en Gaza es funcional al reforzamiento de la capacidad de acción del próximo gobierno. El voto en blanco es un llamado a que “pierdan todos”, a que el operativo electoral fracase en su propósito de superar una crisis de ‘gobernabilidad’ que lo habilite para aplicar un golpe de Estado económico contra los trabajadores. Es un planteo para que la clase obrera y sus activistas reales obtengan una caracterización real de la situación y de la etapa, algo fundamental para luchar por “una intervención histórica independiente de los trabajadores”.

Tampoco a nivel mundial se desarrolla una etapa de ofensiva reaccionaria, que siempre es precedida por derrotas de gran alcance de los trabajadores. No existe, naturalmente, una conexión mecánica entre la situación mundial y las peculiaridades de cada país, pero es siempre un contexto histórico concreto. Una etapa de ofensiva reaccionaria, con flujos y reflujos, es la que siguió a la derrota de la Revolución Alemana de 1923 hasta el aplastamiento del ejército nazi por el Ejército Rojo en 1942. Dicho sólo para ilustrar el punto. Los gobiernos protofascistas, como en Italia, han sido cooptados por la burguesía y por la OTAN, al igual que el protofascismo francés de la señora Le Pen. El mundo asiste, en realidad, a una serie de gobiernos bonapartistas, en especial los de Putin y Xi Jinping. Los crímenes en Gaza son impulsados por todo el abanico ‘democrático’ del imperialismo mundial.

En las últimas semanas se ha difundido que Massa no impulsaría un ‘programa de shock’, ni Milei la dolarización; obedece al temor a una reacción popular que no ha amainado, sino lo contrario. Las expectativas de que un gobierno electo encare un definido “plan de estabilización” han refluido. Pero es claro, al mismo tiempo, que la perpetuación de la espiral inflacionaria es imbancable y pondría un signo de interrogante a la continuidad del gobierno electo. La versión de que a Argentina la salvaría una cosecha y las lluvias omite que la presente crisis ocurre después de dos grandes cosechas -2021/2- y abundante agua. Las elecciones no resolverán nada, la prueba ácida vendrá enseguida después.

La tutoría de la candidatura del ‘facho’ Milei por el ‘demócrata’ Macri ha desatado una crisis en el Pro como en la UCR; es una fractura de alcances políticos más amplios. La oposición kirchnerismo-macrismo ha volado por los aires, sin que esto ofrezca una consistencia mayor, sea a Massa o a Milei. El régimen político tiene un amplio recorrido de fragmentación antes de poder reconfigurarse sobre nuevas bases. Esta crisis ha abierto la posibilidad de un voto en blanco más amplio, de parte, ciertamente, de sectores sociales intermedios, pero representan un tránsito en la crisis política.

A cuatro días de las elecciones el resultado sigue incierto y lo mismo vale para el voto en blanco. Pero con independencia de esto, el planteo del voto en blanco es el único consistente con una perspectiva socialista frente a la crisis del capitalismo y del Estado capitalista.

VER LOS SIGUIENTES VIDEOS:

Marcelo Ramal entrevista en "52 minutos" (11/11/2023) Publicado en el canal de YouTube de Política Obrera, 14/11/2023.

#AltamiraResponde "¿Por qué llaman a votar en blanco en el balotaje? ¿Milei es el fascismo? Publicado en el canal de YouTube de Política Obrera, 11/11/2023.

Jorge Altamira llamó a votar en blanco en el balotaje entre Massa y Milei Publicado en el canal de YouTube de Política Obrera, 6/11/2023.

Entrevista a Marcelo Ramal en LaNuevaPlay Publicado en el Canal de YouTube de Política Obrera 01/11/2023.

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