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Con tan solo 15 años formó parte del núcleo fundador de Política Obrera en Bahía Blanca (uno de los primeros grupos en unirse, ya en 1964, a la recientemente fundada PO). Se trataba de un conjunto de militantes provenientes de la juventud del Partido Comunista que, en el contexto de la Revolución Cubana y el conflicto chino-soviético, comenzaron a cuestionar la política del stalinismo desde el punto de vista del marxismo. La decisión de formar parte de PO se dio luego de intensos debates con la corriente morenista, de fuerte presencia en Bahía. Como parte de estos debates, incorporaron a PO a militantes de la juventud católica, entre quienes destacaron Marcelo Martín y el Colo Rath.
El PO bahiense se orientó inmediatamente a organizar a la clase obrera, desplegando una actividad sistemática sobre los gremios ferroviario, portuario y metalúrgico y logrando una influencia dirigente entre los obreros de la construcción (hasta que el golpe de Onganía intervino el sindicato), además de una presencia dentro de municipales y empleados de comercio. En estos dos últimos Nora jugó un papel central, ayudando a formar, tras haber sido despedida, una agrupación clasista en Comercio. Con la exportación de algunos de los cuadros más importantes (el Colo, Marcelo Martín), Nora pasó rápidamente a integrar el comité regional. La actividad de PO también se desarrolló dentro del movimiento estudiantil, y los años del retorno del peronismo al poder la encontraron jugando un rol en la organización de la UJS en la Universidad Nacional del Sur y en las luchas por el ingreso irrestricto, participando en la formación de la Lista Naranja con peso en las facultades de Económicas y Humanidades. El 24 de marzo de 1976 dejó Bahía Blanca, habiéndose ocupado previamente de garantizar la continuidad partidaria reclutando y formando a una nueva camada de militantes que efectivamente sostendría a la organización bajo la dictadura. Pasó entonces a participar en Buenos Aires de las tareas clandestinas de armado e impresión del periódico y de sostenimiento financiero. Su seudónimo -últimamente le daba gracia contarlo- era “Laura Alonso”. Poco después, todavía bajo Videla, logró ingresar y ser electa delegada en la fábrica Suixtil, en Capital Federal, donde fue organizadora de medidas de lucha (“baja en la producción”, equivalente del “quite de colaboración”) y del pasaje de la prensa clandestina, hasta que fue despedida bajo la vista gorda de la burocracia. Como parte de esa actividad política sindical, entró en relación y jugó un papel central en el reclutamiento de una joven activista: Eva Gutiérrez.
Durante las décadas siguientes fue una de las principales organizadoras del Partido Obrero y el Polo Obrero en Pilar, luego también del Plenario de Trabajadoras y de Jubilados Clasistas y finalmente del PO-Tendencia. Sus compañeros en esos frentes podrán dar cuenta de su historia allí y de su carácter como militante y compañera. Su formación política quedará para siempre reflejada en el valioso aporte con el cual contribuyó al debate sobre la Revolución Cubana. Durante 56 años no dejó nunca de militar por la construcción de un partido obrero y por la revolución socialista. La de Nora no es sólo la historia de PO sino también la del movimiento obrero argentino.