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Con un acatamiento del 90%, los trabajadores de AySA (Aguas y Saneamientos Argentinos) protagonizaron un parazo de 24 horas en repudio a los despidos.
Entre el martes 5 y el miércoles 6 de marzo se produjeron 200 despidos en la empresa que opera el servicio de agua y saneamiento para 15 millones de personas del área metropolitana. Los despidos sin causa forman parte de un plan de ´restructuración´ de la empresa, y podrían llegar a afectar a 2.000 de sus 8.000 trabajadores antes de abril. El ´plan´ incluye arrasar con el convenio, generalizar la precarización laboral y una reducción de salarios, política que, por otro lado, ya había comenzado bajo la gestión Galmarini-Massa.
El objetivo último es la reprivatización de la empresa, como lo adelantó el propio vocero presidencial la semana pasada. El próximo paso sería el ofrecimiento de algún esquema de retiros voluntarios y prejubilaciones para seguir reduciendo aún más la planta permanente de AySA. Innumerables empresas tercerizadas se utilizan para el mantenimiento cotidiano del servicio, con trabajadores fuera y dentro del convenio colectivo.
El sindicato de los trabajadores de AySA, SGBATOS, que conduce José Luis Lingeri, no realizaba una medida de fuerza desde hace 37 años, cuando ocurrió el traspaso de Obras Sanitarias a la francesa Aguas Argentinas.
Frenar los despidos, reincorporar a los trabajadores despedidos y evitar la precarización laboral ha sido el tema presente en los debates que recorrieron oficinas, plantas potabilizadoras y depuradoras durante estos últimos días.