Quince días del protocolo de internación compulsiva de personas en situación de calle

Escriben Silvia Allocati y Lucas García

“Las víctimas del sistema”.

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En el transcurso de esta semana, los hospitales monovalentes experimentaron varios casos de traslados de personas llevadas y/o derivadas compulsivamente. Carecían de documentación, higiene y manifestaban diferentes conflictos sociales. El nuevo protocolo intenta simplemente mover de lugares públicos a personas que afectan la “estética” de la ciudad, como diría Milei.

Hace 15 días alertamos desde Política Obrera que el protocolo del Gobierno de la Ciudad para la atención a personas en situación de calle con problemáticas de salud mental, no iba a llegar a buen puerto. Si bien se trata de un protocolo de intervención que nace de la Dirección de Salud Mental, la Legislatura Porteña desconocía el mismo y procedió a requerir pedidos de informe al Ministro de Salud. Este hecho administrativo pone el foco en la manera en que el PRO gobierna. Un método de intervención de situaciones delicadas a través de protocolos, que se asemeja a un modus operandi tan arbitrario y carente de representatividad, como el caso a gran escala del Ejecutivo nacional gobernando con DNU. Desnuda no sólo una forma de gestión, sino un incumplimiento en los propios términos del protocolo que pretende implementar. No sigue los procedimientos que pauta para la atención y evaluación en calle, y considerar si es pertinente el traslado a hospital, para un tratamiento ambulatorio o una internación.

Es un escenario repetido el de las personas en situaciones de extrema vulnerabilidad acudiendo a hospitales monovalentes. Se trata de una demanda de asilo ante el desamparo, no de una necesidad sanitaria. El Gobierno de la Ciudad intenta de forma fallida, aglomerar a las personas en hospicios, y poner debajo de la alfombra una realidad inocultable.

El Estado evade su responsabilidad de asistencia en vivienda, educación, salud y trabajo.

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