Hemos perdido una imprescindible

Escribe Julio Quintana

En memoria de la compañera Fernanda Bono Páez.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Al mediodía de hoy, miércoles 24 de abril, falleció nuestra compañera Fernanda Bono Páez, producto del cáncer contra el cual batalló desde 2017. Miembro destacado del comité provincial salteño de Política Obrera desde nuestra expulsión del Partido Obrero en 2019, es más conocida por el público en general y el resto de la militancia del país por su pseudónimo: Olga Céspedes. Sistemática colaboradora de nuestro periódico, debió cuidar su identidad real para no ser despedida por su patronal y defender un trabajo de organización sindical de sus compañeros de rama.

Antes de ingresar formalmente al Partido Obrero, en 2011, fue organizadora del proceso de sindicalización de los trabajadores del Casino Provincial de Tucumán y electa delegada por sus compañeros.

Apenas ingresó al partido, estudiando en un secundario para adultos de la provincia, fundó y organizó el centro de estudiantes de la institución, fue presidenta del mismo y junto con sus compañeros conquistaron que el gobierno provincial de Urtubey reconozca por ley el derecho a guarderías infantiles en las instituciones educativas para adultos. Prosiguió su militancia en terciarios donde protagonizó varias luchas. A la par, ingresando a un Casino en Salta, luchó por organizar su lugar de trabajo, lo que en el marco de un reflujo posterior a una lucha le valió su despido, al que afrontó con una gran conciencia y moral de clase.

En el período de crisis y lucha política que llevó a nuestra conformación como Tendencia y a nuestra posterior expulsión del Partido Obrero, fue una destacada defensora de las posiciones históricas del PO y de un programa y una orientación socialista contra la camarilla que lo usurpó. Posteriormente, junto con otras compañeras de la regional se hizo cargo de la reorganización del partido, desde su dirección hasta varios de sus círculos. Fue responsable del círculo de jubilados clasistas y de lucha contra la impunidad. Ayudó a abrir y consolidar un equipo partidario en Rosario de Lerma y estableció relaciones con los contingentes obreros del tabaco y la minería de la zona. También fue responsable de la regional de San Martín.

Ya enferma y como no podía ser de otra manera, cuando su obra social le retaceó su tan necesaria atención médica, abordó el problema como una verdadera militante obrera y socialista: convocó a otros pacientes oncológicos y denunció colectivamente junto a ellos al Estado y el negocio capitalista de la salud, garantizando así en varias oportunidades su atención.

Quienes tuvimos el honor de conocerla y militar junto con ella sabemos de su disciplina para llevar adelante las resoluciones votadas y su obsesión por la penetración del partido en los frentes obreros. Esta obsesión también se extendía a la necesidad de tomar posición ante cada uno de los episodios y crisis políticas locales, para dejar sentada una crítica y una orientación socialista. Sus méritos y conciencia sobre las necesidades del Partido la llevaron a colaborar también, muy efectivamente, con las tareas y la responsabilidad de organización. A nivel nacional colaboró hasta hace pocos días con tareas de la comisión de medios, a la vez que el comité editorial de nuestro periódico tenía un trato directo con ella para encomendarse la escritura de determinados artículos.

También fue una destacada constructora del Plenario de Trabajadoras donde, como sobreviviente de una red de trata cuando joven, combatió especialmente las posiciones liberales que reivindican la prostitución como trabajo. Por otro lado, también desarrolló la organización de la comunidad lgbt por sus reivindicaciones.

Defensora acérrima del método de seguimiento regular de un padrón, mediante la colocación del periódico partidario, prosperó en todos los frentes donde se la designó, o ella supo elegir, o colaborar. Fue una estudiosa metódica de los materiales del partido y los clásicos del marxismo.

Su firmeza y franqueza en las discusiones políticas, como su inflexibilidad en la defensa de un método de construcción socialista profesional, la hacían una compañera “dificil” para algunos, pero todos valorábamos esas mismas cualidades para el desarrollo del partido. Además nunca hizo de una discusión política un elemento de reyerta personal, o al revés; por el contrario, se destacó siempre por su gran camaradería y humanidad.

Hoy, Política Obrera ha tenido una gran pérdida, particularmente en la regional salteña. Sus compañeros tenemos la responsabilidad y el honor de utilizar las múltiples enseñanzas, en todos los planos de la vida, que nos dejó para suplir el enorme hueco político y camaraderil que se abre con su fallecimiento, para redoblar los esfuerzos por la puesta en pie de un partido revolucionario de la clase obrera, por la dictadura del proletariado y por la revolución socialista mundial.

Abrazamos en estos momentos a su madre y compañera, Olga, a sus hermanos: Lorena, Matías, Elías, Flor, Lourdes y Fiamma. A su padre, Pachi, y a todos sus familiares, amigos y compañeros.

“En gran batalla no serán olvidados

Los caídos ante el honor de nuestro ideal.

Sus nombres estarán en gloriosos cantos

Y en la memoria de millones de personas.”

Fernanda Bono Páez… ¡¡¡PRESENTE!!!

Suscribite a Política Obrera