Declaración política del Partido Obrero (Tendencia) de la CABA
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La propagación del coronavirus en las villas de la Ciudad ya tiene las características de un desastre sanitario.
En la Villa 31 hay por lo menos 500 casos confirmados, mientras que en la 1-11-14 del Bajo Flores llegan a 200. Pero estas cifras son sólo una muestra del verdadero alcance de los contagios: según los sanitaristas, al lado de cada contagiado conviven “entre 5 y 9 personas de contacto estrecho” (La Nación, 12/5) como resultado de las condiciones de hacinamiento en los barrios.
A su turno, los testeos progresan a cuentagotas. Pero, aun así, el 70 o el 80% de los diagnosticados está dando positivo. En la misma conferencia de prensa donde se anunció la “flexibilización” de la cuarentena, junto a Fernández y Kicillof, Rodríguez Larreta y su equipo no mencionaron la situación en las villas, ni las medidas para frenar esta situación crítica. La razón es simple: la única “política” del gobierno porteño es el abandono de los barrios.
En efecto: las ambulancias no entran a recoger enfermos. En la Villa 31, los vecinos presuntamente contagiados son llevados todos juntos en un mismo micro escolar, para hacerles el hisopado en algún hospital. Pero los hospitales están colapsados, y los pacientes deben permanecer un día entero hasta que les den los resultados. Luego del testeo, y sin resultados confirmados, los vecinos regresan a sus casas, y al contacto con su propia familia. A su turno, con las familias de los contagiados tampoco se toman las medidas necesarias para asegurarles un aislamiento.
Los testeos se realizan por listados de presuntos contagiados. Nadie por fuera de ellos resulta testeado. En poblaciones de más de 40.000 habitantes, no se realizan más de 300 testeos por día. La propagación del virus, por lo tanto, no es una fatalidad “natural” – es el resultado de una política y de una orientación social.
Las medidas de “concientización e higiene” son una impostura, en barrios que carecen de agua y servicios esenciales. El Estado porteño no entrega tampoco productos de limpieza a la población de las villas.
La pretendida “seguridad alimentaria” no proviene de ningún modo del Estado. El hambre es mitigada por las ollas populares que se han levantado estas semanas, y que alimentan a miles de vecinos sin recibir un centavo del gobierno. Ante los reclamos de vecinos y organizaciones sociales, sus funcionarios dicen que no van a reforzar a los nuevos merenderos y comedores. Los comedores acumulan centenares de vecinos en listas de espera. La mayoría de los vecinos no pudo acceder al IFE, a pesar de estar precarizados y desocupados. La crisis de vacantes en las escuelas se convierte ahora en crisis alimentaria, por los niños y familias que no pudieron acceder a un lugar y, por lo tanto, a un plato de comida.
La supuesta política de “higiene y salud”, con el lavado de casas y pasillos, se lleva adelante sin que el gobierno tenga que desembolsar un centavo: utiliza a las cooperativas de trabajo de los propios barrios, cuyas condiciones laborales y salariales son completamente precarias, y sólo alcanzan para higienizar a una mínima porción del barrio.
La política para “adultos mayores”, la población de riesgo, apenas suma -según el propio gobierno- a 400 plazas, considerando la crisis en las villas, en los geriátricos y también a las personas en situación de calle, en una ciudad con 3 millones de habitantes y un elevado promedio de edad.
La emergencia de Larreta y nuestra emergencia
La crisis sanitaria en los barrios ha desnudado, como nunca, a la polarización social oculta detrás del “distrito más rico del país”. Junto a los monopolios financieros e inmobiliarios, uno de cada 5 habitantes de la CABA vive en condiciones precarias, hacinado y sin los servicios esenciales. Los planes de urbanización de villas, allí donde se llevaron adelante, han sido un fraude, dirigido a maquillar la penuria de los barrios. El Covid 19 sólo ha sacado a la luz este derrumbe social, del mismo modo que varios otros flagelos sanitarios que asuelan a los barrios, como el dengue y el sarampión.
La “emergencia económica” y los superpoderes para Rodríguez Larreta también han mostrado su verdadera cara. Su objetivo no es atender la emergencia sanitaria, sino colocar el presupuesto de la Ciudad al rescate de la “patria contratista” y de los acreedores de la deuda pública. Lo prueba la penuria de los hospitales, la miseria salarial de los maestros y, por supuesto, la tragedia sanitaria de los barrios. La construcción de un verdadero hospital en Villa Lugano, la comuna más necesitada de la Ciudad, sigue “esperando”.
Frente a este cuadro, es necesaria una gran movilización social y política del conjunto de los trabajadores de la Ciudad. La crisis de los barrios nos involucra a todos. Urge que los sindicatos combativos, las organizaciones estudiantiles de lucha y naturalmente los movimientos sociales y barriales debatamos un programa y un plan de acción. Los poderosos recursos económicos de la Ciudad se deben volcar resueltamente hacia los barrios afectados, para asegurar una atención masiva e inmediata que contenga los contagios.
1.Por testeos masivos en los barrios, a partir de un relevamiento bajo control de las organizaciones barriales.
2.-Inmediata contratación de trabajadores de la salud, trabajadores sociales y voluntarios, con salario y convenio, para todas las tareas de diagnóstico, relevamiento, higiene y saneamiento en los barrios afectados.
3.-Que la capacidad de todos los hoteles de la zona de Retiro sea declarada de utilidad pública, para el traslado y alojamiento de la población afectada o pasible de contagios.
4,-Centralización de todo el sistema de salud de la Ciudad, para darle lugar a los habitantes contagiados que requieren asistencia y atención médica.
5.-Asistencia alimentaria incondicional a toda la población de los barrios, bajo control de las organizaciones sociales y barriales. Entrega de barbijos, elementos de limpieza y sanitarios.
6.-Conversión real de las villas en barrios, a través de la erección de nuevas viviendas.
7.-Suspensión del pago de la deuda pública de la Ciudad. Impuesto extraordinario al gran capital radicado en la CABA, para financiar la emergencia sanitaria.
Es necesario movilizar las fuerzas de todos los luchadores de la Ciudad por este programa. Hay que derrotar al coronavirus en los barrios, derrotando la política de los gobiernos de la deuda y el acaparamiento inmobiliario.
Partido Obrero (Tendencia) 13.5.2020