La izquierda argentina en el espejo de las elecciones francesas

Escribe Violeta Gil

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El resultado de las elecciones en Francia desató la algarabía de una parte de las corrientes de izquierda de este lado del mapa. Celebran el triunfo del Nuevo Frente Popular (NFP) como una victoria de la movilización popular y una derrota de “los Milei en Francia”. Mientras tanto el NFP ya negocia un acuerdo de coalición con Macron.

Los resultados electorales dejaron 178 bancas para el NFP (integrado por Francia Insumisa, Partido Socialista, Partido Comunista, Ecologistas y la centro izquierda de Plaza Pública); en segundo lugar, con 156 bancas se ubicó Juntos, la fuerza de Emmanuel Macron, y 142 diputados para la ultraderecha de Reunión Nacional (RN) de Marine Le Pen.

Con los resultados sobre la mesa la izquierda no reúne los votos para imponer un Primer Ministro. Todos los bloques quedaron muy lejos de una mayoría absoluta, lo que habilitó desde las primeras horas del lunes las negociaciones de cara al nuevo gobierno.

Ante todo y a pesar de los resultados del NFP, su fracción considerada "disruptiva", con Jean-Luc Mélenchon, no está en condiciones de imponerle una agenda de gobierno a sus socios de frente, si bien es cierto que el resultado electoral aportó 40 nuevas bancas a la izquierda, Francia Insumisa sumó solo una banca a las 74 con las que ya contaban en el Parlamento anterior.

Los miembros moderados del bloque de izquierda, como Raphael Glucksmann, presidente del grupo Socialista Plaza Pública, dijo estar dispuesto a una "coalición de proyectos" que permitan asegurar la "gobernabilidad del país". El acuerdo de campaña de los partidos del NFP era no promover a ninguno de sus referentes como candidato a Primer Ministro, solo hasta después de las elecciones, lo contrario podría haber hecho volar por los aires al frente de manera prematura.

Las contradicciones entre Mélenchon y sus aliados de coalición son muy profundas, sobre todo en el terreno internacional por la guerra; mientras FI se delimitó de la OTAN en la guerra con Rusia y denunció la masacre del sionismo en Gaza en el marco de la campaña, sus aliados del PC se declaran pro OTAN. Los analistas no descartan que en las negociaciones finas el NFP excluya a FI por ser considerada un "repelente absoluto para el centro. Un acuerdo parlamentario sin FI obtendría 276 votos. Si en ese cuadro, Los Republicanos (LR), que obtuvieron 55 escaños, aceptaran sumarse a ese bloque, se lograría una mayoría absoluta de gobierno”, claro, a cualquier costo. (La Nación 8/7/24)

El domingo, después de conocer los resultados, Macron anticipó que se tomará su tiempo para estructurar la nueva Asamblea Nacional, antes de decidir sobre la elección del nuevo Primer Ministro. Amplía el margen para los realineamientos. No está obligado a cumplir ningún plazo para hacerlo según lo que establece la Constitución francesa. Aunque la victoria electoral haya sido del NFP, el que ganó políticamente fue Macron.

Existe un antecedente reciente, el acuerdo de desistencia entre NFP y Juntos, para bajar a los candidatos de los distritos que salieron terceros en la primera vuelta, en beneficio de aquel que tenía más posibilidades de derrotar a la ultraderecha.

Por casa, una parte de la izquierda argentina festeja el resultado de uno de los polos de la confrontación francesa, en nombre de una derrota a la ultraderecha, sin siquiera advertir que ese polo (izquierda) se encamina en una disolución completa detrás de un acuerdo con Macron.

El Partido Obrero, en un exabrupto, comete un error de caracterización ya que celebra la derrota de "la Milei francesa". Le Pen es una representante de la ultraderecha estatista francesa, más cercana a Putin en el marco de la guerra mundial con la OTAN en Ucrania. Milei es lo opuesto, en su alineamiento internacional está en el campo de la OTAN y el imperialismo norteamericano y sionista; es, además, un representante de los negocios financieros internacionales a costas de la "soberanía nacional".

El principal problema es estrechar las miras sobre las posibilidades que abre el resultado electoral y "la movilización popular en las urnas" contra la ultraderecha, como un escenario que propicie nuevas movilizaciones contra el gobierno de Macron. Omiten que, para que eso ocurra, las masas francesas deberán romper con la dirección del NFP y sus partidos, ya que no será este el que impulse ninguna confrontación con el gobierno liberal.

Las corrientes del FIT-U hacen un análisis interesado de la realidad francesa. Justifican sus intenciones de disolver los intereses de la clase obrera detrás de un acuerdo electoral con partidos del régimen, en nombre de reunir fuerzas, sin programa, contra Milei.

El frente popular es el recurso último de la burguesía ante una tendencia irrefrenable de irrupción de las masas contra el gobierno, en un escenario de crisis del régimen político y bancarrota financiera, como el que se agrava en Argentina. Las experiencias históricas han demostrado que esa política en España y Chile no representaron un progreso para las masas explotadas y los trabajadores, sino que, por el contrario, llevaron a la clase obrera a profundas derrotas y alimentaron el ascenso del fascismo.

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