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Para cumplir con las pautas del FMI, el gobierno tiene que poner en marcha una reforma jubilatoria estructural. Es decir, no basta con modificar los índices de actualización para que las jubilaciones sigan bajando a niveles de miseria, sino que debe lograr que contingentes enteros de trabajadores se queden sin cobrar el beneficio, accedan lo más tarde posible o cobren de conjunto prestaciones a niveles de indigencia. La intención en el Senado de apoyar una ley que establezca varios índices de indexación de las jubilaciones ha acelerado los proyectos de privatización previsional del oficialismo
Para esto, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y el titular de la Anses, Mariano de los Heros, están trabajando en un borrador que plantea una batería de reformas: subir la edad para las mujeres, volver al sistema de capitalización semejante a las AFJP que funcionó durante el menemismo, desarticular los regímenes especiales y hasta reconfigurar las pensiones por viudez.
Mientras el gobierno delinea este gerontocidio que consiste en transformar a las jubilaciones en un ingreso de indigencia, la oposición hace su aporte con otro proyecto que maquilla porcentajes pero que de fondo tiene como único objetivo evitar que los jubilados vayan a juicio en reclamo de lo que les corresponde. Al perpetrar la reforma de los índices por ley en vez de por decreto, pretenden derribar un posible argumento en la corte. Osvaldo Gordiano, uno de los autores de este proyecto, fue el armador en Córdoba del desfalco que sufrieron los jubilados con Schiaretti, a los que les quitaron el 82% móvil y les rebanaron un 20% de jubilación mediante “aportes solidarios” compulsivos.
Estas discusiones se dan al mismo tiempo que, en las provincias que no transfirieron sus cajas previsionales a la Anses -como Buenos Aires, por ejemplo- están planificando sus propias reformas previsionales para transferirles a sus trabajadores provinciales el ajuste de Milei, que se acentuó con la eliminación del Fondo de Sustentabilidad de la Anses, el cual solventaba el déficit de esas cajas provinciales.
En todos los casos, se trata de un ataque a las condiciones de vida futura de los trabajadores. Para lograr una lucha conjunta es necesario plantear las jubilaciones atadas al salario en actividad -el 82 % móvil- unida a la pelea por salarios iguales a la canasta familiar.