Un intendente cebado en Córdoba capital

Escriben Andrés Oroño y Damián Salcedo

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El intendente de Córdoba, de cuño peronista y aliado del gobernador Schiaretti, Martín Llaryora, hizo aprobar por el Concejo Deliberante -en una sesión cuestionada por ilegal- una rebaja salarial histórica los trabajadores municipales, un gremio que ha batallado largamente para conquistar un salario donde la mayoría de sus trabajadores supera la canasta familiar. Pero el intendente se ha cebado: en la sesión “ilegal” del Concejo, además, hizo aprobar “superpoderes” para restructurar la planta permanente y no permanente, lo que supone un ataque en toda la regla, rebaja salarial, flexibilización laboral y el control absoluto del aparato municipal para favorecer intereses capitalistas.

La conquista de un salario digno arrancó en las recordadas jornadas de la explanada contra los ataques del exintendente Mestre (padre) y los 43 días de paro. El actual intendente debería estudiar un poco de historia, porque la memoria de lucha de los trabajadores no se borra. También debería recordarlo la dirección sindical actual del Suoem, que surgió de esta gesta, pero que hoy comparte partido político con el intendente.

Los trabajadores municipales debieron enfrentar a varias gestiones. Las últimas dos, en manos de Mestre hijo, quien intentó atacar el salario en varias oportunidades, pero el tiro le salió por la culata y los trabajadores le arrancaron una cláusula de ajuste por inflación mensual. Hoy, la primera gestión peronista en décadas es la que más se ha acercado al sueño antiobrero del radicalismo. Aunque todo está por verse.

El ataque al salario del actual intendente dio su primer paso entre diciembre y principio de año, cuando el sindicato aceptó, a cambio del reingreso de contratados, por primera vez desde aquella histórica lucha de la explanada, la introducción de sumas en negro en el salario. El boletín del Suoem, como si nada grave hubiera pasado, dijo “triunfo”. Lo cierto es que este “acuerdo” abrió una puerta para la liquidación de las conquistas de los trabajadores. En enero el ejecutivo municipal logró eludir y mandar a mejor vida la cláusula gatillo y, en marzo, volvió al ataque con la quita de otros ítems del salario, eliminando horas extras y prolongaciones de jornada. La dirección gremial solo planteó un estado de alerta.

Como puede verse, esto empezó antes de la pandemia.

Pandemia y salario.

Hoy las burocracias sindicales de todo el país se han sumado al operativo de las patronales de rebajar los salarios con la excusa de la pandemia, en lo que significa una de las traiciones más grandes de la historia. Justamente cuando los trabajadores necesitan más que nunca defender su vida y sus ingresos, las burocracias se avienen a firmar rebajas salariales y a aceptar la presión empresaria por la vuelta al trabajo. Los dirigentes del Suoem han dejado pasar cada uno de los ataques sucesivos. Y hoy frente al rotundo escenario del ataque llaryorista, la estrategia de la directiva es plantear quite de colaboración y trabajo a reglamento, nada más. Y se lamenta de la “decisión unilateral” del ejecutivo municipal.

Pero la rebaja salarial no es una solución a la crisis, sino su contrario, porque va a acentuar el hundimiento capitalista y de sus estados a costa de los trabajadores; pagando a los bonistas usureros, subsidiando a una burguesía sin salida, como las empresas petroleras. Toda la plata que saquen del bolsillo de los trabajadores irá a parar a un pozo negro que provocará más hundimiento aún. A todo el arco de políticos propatronales y sus lacayos de los medios oficialistas, que atacan los sueldos de los trabajadores municipales porque superan la canasta familiar, hay que mandarlos a estudiar (o denunciarlos por complicidad).

El único camino para los trabajadores es retomar el de aquella primera e histórica lucha; e ir a la huelga por tiempo indeterminado.

Coordinadoras de lucha con todos los trabajadores de la provincia.

Protocolos de salud elaborados por los trabajadores.

Que se abran las cuentas de la municipalidad. Los recursos deben sacarse de las grandes fortunas y no de los trabajadores.

Control de la gestión por parte de los trabajadores.

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