Escribe Aldana González
Además le concede a Galperin el negocio del pago del boleto con medios electrónicos.
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A partir de septiembre, la Secretaría de Transporte de la Nación dejará de hacerse cargo del subsidio del transporte de colectivos que no cruzan la frontera entre CABA y provincia de Buenos Aires. Se trata del 10% de las líneas que serían transferidas a CABA y un 50% a la provincia de Buenos Aires. El 40% restante -que transita por ambos distritos- seguiría a cargo de Nación. Así Caputo ahorraría 14.500 millones de pesos por mes sobre un total de 70.000 millones que gasta en subsidios al transporte en el AMBA. Desde las empresas de colectivos alertan que, sin subsidios, el boleto debe costar cuatro veces más.
La medida se toma en medio de la disputa por la devolución de la coparticipación perdida por CABA durante la presidencia de Alberto Fernández -unos $ 80.000 millones- y en medio del paro de los chóferes de la línea 512 en reclamo de mantenimiento para las unidades luego del accidente ocurrido en Florencio Varela, en el cual murió un joven de 20 años al desplomarse las escaleras delanteras de una unidad.
A partir del 12 de agosto, además, el boleto en el AMBA subirá un 37, 5% lo que representa un boleto mínimo de $ 371,13 -desde los $ 270 actuales-. El boleto máximo pasará a costar $ 809. La última suba había sido en febrero y los aumentos posteriores se fueron posponiendo para evitar un impacto en la inflación, el cual se calcula que será ahora de un 0,8% – siempre y cuando Macri y Kicillof se hagan cargo de los subsidios y no lo trasladen al precio del boleto, algo solo probable por el año electoral.
Con este aumento, desde que empezó el año habrá acumulado una suba de 598% que contrasta con el miserable aumento de los salarios. El gobierno también anunció que queda pendiente y sin fecha otro aumento del 32%.
En el futuro inmediato Caputo también pretende transferir los descuentos de la Red SUBE por integrar dos o tres viajes (de 50% a 75%, respectivamente) en 286 líneas de colectivos en un plazo menor a las dos horas, tanto en la Ciudad como en la provincia.
Esto es algo que parcialmente ya va a lograr al implementar la otra medida anunciada sobre el sector y que es referida a la pérdida de la exclusividad de pago de la tarjeta SUBE. Cuando se terminen de adaptar las unidades –lo cual correrá a cuenta de las empresas– se podrá utilizar cualquier medio de pago electrónico, pero, hasta donde se sabe, solo con la SUBE registrada se podrá seguir accediendo a los subsidios y beneficios vigentes.
Esta medida, que beneficia a otros bancos pero en especial a Galperin, significa una pérdida cuantiosa para el Banco Nación que cobraba comisión por manejar el servicio.
El gobierno habilitó la suba de los peajes que también había congelado desde febrero para mermar la inflación. Desde ayer, los peajes en Panamericana y Autopista del Oeste, tendrán un valor de $ 600, y Ezeiza-Cañuelas, de $ 900. La Buenos Aires-La Plata irá a $ 2.600.
En el interior del país el costo -subsidiado en algunos casos por los municipios- trepa a los $ 1.000, luego de que el gobierno eliminara el Fondo Compensador del Interior.
La transferencia de las líneas a las jurisdicciones menores tienen un objetivo presupuestario, pero tiene implicancias en muchos aspectos. La regulación descentralizada esconde una desregulacion de hecho que desordena el transporte, evita los controles y lo vuelve inseguro. Lo mismo sucede con las rutas que han sido transferidas a las provincias, todas tienen normativas diferentes y dependen de presupuestos mermados y desiguales. El caos y la lógica capitalista impuesta sobre la organización social es un atentado a la vida y al bienestar de los trabajadores. El accidente del tren San Martín y el reciente desplome de una unidad que se llevó la vida de Sebastian Mieres en Varela dan cuentan de esto. Además hay que sumar el aumento de accidentes viales ocasionados por la falta de alumbrado público que fue apagado adrede luego de los tarifazos eléctricos.
Sin embargo, más allá de toda la perorata del gobierno sobre la libertad que adquirirán los empresarios para disponer de los precios y del control que tendrán las jurisdicciones sobre los sistemas de transporte, las medidas tomadas por Caputo no son más que nuevos manotazos de ahogado, desesperado por hacerse de fondos que no tiene, a pesar de haber implementado el ajuste “más grande de la historia”.