“Directiva Hannibal”: confirman que el Estado sionista asesinó a sus propios ciudadanos para impedir que se los llevaran como rehenes

Escribe Olga Cristóbal

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El ejército israelí (FDI) y el gobierno de Benjamín Netanyahu están bajo una presión cada vez más fuerte para que revelen cuántos de sus propios ciudadanos fueron asesinados el 7 de octubre por soldados, pilotos y policías israelíes en cumplimiento de la -supuestamente derogada- Directiva Hannibal, que desde 1986 ordena a las fuerzas de seguridad impedir que los palestinos tomen prisioneros, aunque esto signifique la muerte de los capturados.

Si bien Hannibal no ordena matar a los cautivos, “con el tiempo se extendió una interpretación a través del ejército de que era mejor matar a los compañeros que permitir su captura -explicó el filósofo israelí Asa Kasher, autor del código de ética de las FDI-. Lo interpretaron como si tuvieran que matar intencional y deliberadamente al soldado para frustrar el intento de secuestro" (ABC.net.aus).

El gobierno de Netanyahu dice que más de 800 civiles y alrededor de 300 soldados murieron el 7 de octubre. En su nombre, empuja una limpieza étnica que significó la destrucción de Gaza y el asesinato de 40.000 vidas palestinas. Pero a medida que pasan los meses el relato del sionismo se ha ido resquebrajando: ni violaciones ni bebés decapitados y ahora, a medida que el gobierno muestra que la recuperación de los rehenes vivos no son ninguna prioridad para Netanyahu, sobrevivientes y familiares comienzan a preguntarse quién mató realmente a sus seres queridos.

En noviembre del año pasado, Haaretz publicó que asistentes al festival Nova que se daban a la fuga o que eran llevados a Gaza como prisioneros de las milicias palestinas habían sido bombardeados por un helicóptero de combate Apache. A partir de entonces, documentos obtenidos por Haaretz, así como testimonios de soldados y oficiales de rango medio y superior de las FDI, revelaron un sinfín de órdenes impartidas por la División de Gaza, el Mando Sur y el Estado Mayor de las FDI hasta las horas de la tarde de ese día, que muestran la aplicación de la Doctrina Hannibal, desde que sucedió el ingreso de las milicias en diversos puntos de la frontera. Se calcula que Israel habría disparado 33.600 rondas explosivas perforantes contra viviendas y vehículos civiles, no sólo matando, sino demoliendo las casas, los vehículos y los ocupantes hasta dejarlos irreconocibles.

Los ataques militares no se limitaron a puestos avanzados o bases. A las 10:32 se ordenó que los batallones de la zona dispararan morteros en dirección a la Franja de Gaza. Las discusiones internas en el ejército señalaron que esta orden, atribuida al general de brigada Rosenfeld, fue muy criticada.

Soldados y civiles trataban de ocultarse de los milicianos en zonas abiertas o arboladas a lo largo de la frontera. “Todo el mundo sabía lo que significaba no permitir que ningún vehículo regresara a Gaza. La instrucción pretendía convertir el área alrededor de la valla fronteriza en una zona de exterminio, cerrándola hacia el oeste”, dijo a Haaretz en julio un alto jefe del Mando Sur.

Haaretz documentó entonces lo que hasta ese momento solo había denunciado un puñado de sobrevivientes: “Hannibal en Erez, despachen un Zik [dron de ataque]", fue la orden dada el 7 de octubre, afirmó taxativamente el periódico de Tel Aviv. Los comandantes en las FDI dieron la orden de disparar contra tropas que habían sido capturadas por Hamás en tres lugares separados, haciendo referencia explícita a la Directiva Hannibal. La orden transmitida a las 11:22 a.m. a través de la red de la División Gaza fue entendida por todos: “Ni un solo vehículo puede regresar a Gaza”.

El coronel de la Fuerza Aérea Nof Erez, dijo en un podcast de Haaretz: "Esto fue un Hannibal en masa. Había montones de boquetes en el muro, y miles de personas en todo tipo de vehículos, algunos con rehenes y otros sin ellos".

En consonancia, pilotos de la fuerza aérea describieron al periódico Yedioth Ahronot el disparo de "tremendas" cantidades de municiones el 7 de octubre a personas que intentaban cruzar la frontera entre Gaza e Israel. "Veintiocho helicópteros de combate dispararon durante todo del día todas las municiones que tenían, en recorridos renovados para rearmarse. Estamos hablando de cientos de morteros de cañón de 30 milímetros y misiles Hellfire", dijo el reportero Yoav Zeitoun.

Oficiales de tanques también dijeron que dispararon contra vehículos que regresaban a Gaza. "Mi instinto me dijo que mis soldados podrían estar en ellos", admitió el capitán de tanque Bar Zonshein a Channel 13 de Israel. El periodista, atónito, le preguntó si no se daba cuenta de que podía estar matando a sus propios soldados. Zonshein respondió: "Si, pero decidí que esta es la decisión correcta, que es mejor detener el secuestro, que no sean llevados".

El periodista de investigación Ronen Bergman escribió en el periódico Yedioth Ahronot que el ejército había aplicado la Directiva Hannibal desde el mediodía del 7 de octubre.

"Las FDI instruyeron a todas sus unidades de combate a seguir la 'Directiva Hannibal', la instrucción fue detener 'a toda costa' cualquier intento de los terroristas de Hamás de regresar a Gaza". La investigación de Bergman encontró que 70 vehículos fueron destruidos por aviones y tanques israelíes para evitar que volvieran a Gaza, matando a todos los que estaban dentro.

El ejército también ha dicho que se ordenó a las tropas disparar contra viviendas, a pesar de que había civiles retenidos como rehenes adentro. En el Kibbutz Be'eri, donde murieron 101 civiles israelíes, un tanque disparó contra por lo menos una casa, la de Pessi Cohen, que fue asesinada por disparos israelíes junto con otros 13 rehenes que estaban allí.

"Queremos una comisión de investigación que no solo investigue esto, sino que revise toda la política del ejército sobre el uso de la Directiva Hannibal, o su concepto, cuando se trata de rehenes. El pueblo israelí merece saber qué le está pasando" dijo el hermano de Pessi, Reuven Meir, a Haaretz.

Otro tanto pasó con los rehenes del Kibbutz Nir Oz según el testimonio de una sobreviviente. Seis meses después, una investigación de la Fuerza Aérea de Israel admitió que era probable que un helicóptero Apache de ataque hubiera matado a Efrat Katz y otros vecinos. Sin embargo, el jefe de la Fuerza Aérea, el mayor general Tomer Bar, "no encontró fallos en la operación por parte de la tripulación del helicóptero, que operó de acuerdo con las órdenes en una realidad compleja de guerra".

Acosado por pedidos de informes, el ejército sionista “ni confirma ni desmiente”, se limita a responder que: “Las FDI están actualmente enfocadas en eliminar la amenaza de la organización terrorista Hamás. Preguntas de este tipo se examinarán en una etapa posterior". La falta de escrúpulos de un ejército genocida invariablemente recae también sobre la población a la que supuestamente defienden.

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