Milei celebra con los banqueros en medio de rebeliones y huelgas

Nota de tapa de Política Obrera N°107 edición impresa.

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Argentina muestra dos caras.

De un lado, los banqueros y especuladores celebran el aumento de los títulos de deuda pública en dólares. Caputo y Milei han puesto como garantía del pago de esa deuda todo el dinero arrebatado a los jubilados, desocupados, maestras y trabajadores de la salud. Ahora, le suma la privatización del patrimonio público.

La joya de la corona son los 75.000 millones de dólares en acciones privadas y títulos públicos en poder del Fondo de Sustentabilidad del Anses.

Las grandes patronales industriales dolarizaron precios y ganancias, que transferirán al exterior cuando se levante el cepo. Los trabajadores cobran en pesos devaluados, que se chuparon el 30/50 % del poder adquisitivo de los salarios.

Las dos caras no terminan aquí.

Milei se ufana de haber alcanzado una estabilidad política, comprada con la baja del llamado “riesgo-país”. Es el respaldo del capital financiero a los enormes beneficios que han cosechado. Los trabajadores reivindicamos, en cambio, el incremento de la movilización popular.

Las grandes marchas aisladas del primer trimestre (el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 24 de Marzo y la Marcha Universitaria de fines de abril) se han convertido en una rebelión de la juventud estudiantil y en un hilo creciente de paros y huelgas parciales.

Hay una tendencia al cambio del escenario político. Tomado en su conjunto, tiende a cancelar el alcance de la victoria electoral de Milei y de las alternativas derechistas de Massa, Bullrich y Schiaretti.

En este escenario tiene lugar la huelga de los sindicatos del transporte. Aislada, parcial, inconsecuente, sin asambleas ni deliberaciones, le pone, sin embargo, un nuevo piso a la situación política. Como el Gobierno no tiene intención de ceder y la burocracia sindical, con estos métodos, no obtendrá satisfacción a las reivindicaciones de los trabajadores ni a las suyas propias, la caldera social y política tenderá a calentarse más.

La clase obrera se encuentra ante un escenario propicio para desarrollar una lucha que recupere lo perdido y abra una alternativa política propia. Envalentonado por los ‘éxitos’ que ha ofrecido al capital financiero, el gobierno antiobrero atizará los ataques contra los trabajadores y agudizará la confrontación de clases. Por eso refuerza el aparato de espionaje y de represión.

Los partidos patronales (nacionales y populares) sólo tienen en la cabeza promocionarse para las elecciones de 2025. También están jugados a conquistar las simpatías del capital financiero e industrial que apoya a Milei. El juego parlamentario no modificará el régimen político de vetos y gobierno por decreto que Milei ha heredado -y reforzado- de todos los que lo precedieron y de la propia Constitución nacional.

En base a esta caracterización, llamamos a impulsar una campaña por plenarios y congresos de delegados y activistas,y de autoconvocatorias que superen el obstáculo de las burocracias. Por este camino marcharemos a una huelga general, que es la herramienta fundamental para derrotar a las patronales y el Gobierno.

Hoy más que nunca el primer punto de nuestra agenda política debe ser una tarea histórica pendiente: construir un partido de trabajadores.

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