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La titular de ARCA Florencia Misrahi y dos funcionarios que habían llegado de su mano al ente recaudador, fueron expulsados de sus cargos, según la versión oficial, por querer cobrarles impuestos a “streamers e influencers”. Además, según los medios de comunicación, Misrahi se habría resistido a bajarse su salario de 35 millones a 4 millones de pesos y a proceder con la “reestructuración” -es decir los despidos- exigidos por el gobierno.
La infortunada resolución a la que se atribuye la salida de Misrahi fue la 5607, que incorporó la actividad 731002 “de servicios de creación, edición, producción, difusión y/o publicidad de contenido audiovisual que sean utilizados y/o reproducidos a través de redes sociales, aplicaciones tecnológicas y/o plataformas digitales y otras actividades económicas vinculadas a creadores de contenido" al nomenclador de impuestos. Con ese nuevo régimen, los influencers y youtubers deben comenzar a pagar por las ganancias que obtengan de su actividad, incluidos los ´canjes´ por publicidad.
En un comunicado de la cuenta paraoficial “Oficina del Presidente” se habló de "diferencias en el rumbo de la gestión". Pero el mismo comunicado continúa, al avanzar sobre los motivos del despido de Misrahi, en los siguientes términos: "Este Gobierno no va a perseguir a las nuevas formas de negocios digitales y reafirma su compromiso para trabajar en un régimen tributario simplificado. La solución al persistente déficit fiscal que sufrió por décadas la República Argentina no es buscar nuevas formas de recaudación sino bajar el gasto público". De este modo, se deja entrever que el verdadero motivo de la salida de Misrahi no fue que quisiera inscribir a influencers y youtubers en el monotributo. Según Clarín (9/12) se debe a otra resolución, esta sí, que afecta a jugadores de peso en materia de “nuevas formas de negocios digitales”.
Las modificaciones que “habrían desatado el enojo de grandes empresarios con llegada directa a Milei”, dice Clarín, fueron la incorporación del nomenclador “631201”, dentro del cual se incluye el “servicio de intermediación mediante plataformas de gestión electrónica en la compraventa de bienes nuevos, usados, registrables y no registrables, alimentos y/o bebidas”. “Ese cambio obligaría a Mercado Libre y Despegar -dice Clarín- a inscribirse como desarrolladores de plataformas de venta de bienes y servicios. cuando el régimen de promoción de la industria del conocimiento no contempla a las plataformas electrónicas, sino a la creación de software y servicios informáticos y digitales”.
En 2007, Mercado Libre se acogió a los beneficios de la Ley de Software. Desde entonces, la empresa de Galperín se benefició con exenciones de impuestos y bonificaciones en el pago de las cargas sociales hasta alcanzar los 100 millones de dólares anuales, hasta el día de hoy, atravesando tanto los gobiernos peronistas como la gestión Macri. Además, ML sostiene su red de comercialización mediante la tercerización de su logística, compuesta de millares de cuentapropistas que son sometidos a jornadas extenuantes a cambio de tarifas irrisorias. Un verdadero “empresario prebendario” con llegada directa a Casa Rosada. Galperín se encuentra radicado en Uruguay, disfrutando de las ventajas impositivas que le ofrecen ambas orillas del Río de la Plata.
El reemplazante de Misrahi será Juan Pazo, un exfuncionario macrista que -como Misrahi- también llega al gabinete liberticida de la mano de Luis “Toto” Caputo. Ocupó varios cargos en la administración pública entre 2016 y 2019. Su último puesto hasta ahora fue el de Superintendente de Seguros de la Nación. Su designación habría sido “una decisión de la mesa super-mega-chica” (Clarín, 9/12). ARCA es, además de una agencia recaudadora, una verdadera central de inteligencia en materia impositiva.
El gobierno de Milei considera una “persecución” el cobro de impuestos y celebra como “héroes” a los evasores, a quienes ha premiado con un blanqueo y la promesa de borrar el registro de quienes se hayan acogido al beneficio. Y en el ámbito privado, Pazo se desempeñó, entre otros, “como director ejecutivo de firmas offshore de Rapsodia, una marca cofundada por su esposa” (minutouno.com, 7/12). Es decir, de impuestos sabe cómo evadirlos. Es un héroe que vuelve al ruedo.