Una cadena “nacional” para los fondos internacionales

Escribe Marcelo Ramal

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El verdadero destinatario de la cadena nacional de Milei fue el puñado de especuladores capitalistas que han triplicado el valor de sus acreencias contra la Argentina y obtenido una renta del 25-30 % anual en dólares, gracias a una apreciación del peso conseguida con el remate de las divisas de las exportaciones. Milei se vanaglorió de haber “comprado” 20.000 millones de dólares bajo su mandato, pero no dijo que fueron vendidas a precio de remate para el bolsillo de los fondos internacionales y algunas migajas fueron para la pequeña burguesía que entró al blanqueo. La contrapartida fue un ajuste brutal de los salarios y jubilaciones, una recesión implacable y una inflación anualizada del 120 por ciento.

Como cuando vinimos de España

Milei duplicó su apuesta: luego de un aumento equivalente a 100.000 millones de la deuda pública, anunció en su discurso un aumento de deuda mayor, sea con el FMI o bancos privados. “Agarramos el Central, dijo, con reservas negativas”… y seguimos en rojo, un caso de malversación sin precedentes del dinero público.

El libertario se ocupó muy bien de ocultar la confiscación social perpetrada en un año de gobierno: un aumento del desempleo del 6 al 8 %; el crecimiento de la pobreza en trece puntos porcentuales y la duplicación de la indigencia y de las personas ‘en situación de calle’. Milei volvió al brulote de la "recuperación económica", en el mismo momento en que el comercio, la industria o la inversión mantienen caídas anuales de entre el 15 y el 25 %. La experiencia libertaria es una copia degradada de los planes de Martínez de Hoz, Cavallo y… Caputo-Macri. El final de todas ellas es conocido.

Fuga hacia adelante

Milei le habló a los fondos internacionales con el lenguaje de los especuladores -o sea, el de las promesas de pago-. Así, llenó su discurso de pagarés a término y de destino incierto. Es el caso de “la eliminación del 90 % de los impuestos”, que encubre la intención de librar a su suerte a los Tesoros provinciales, para forzar a los gobernadores a crear sus propios impuestos. Es un escenario de crisis políticas permanentes con las provincias. Milei anunció también reformas laborales y previsionales: se trata de la abolición de los convenios colectivos y el aumento de la edad jubilatoria.

Milei celebró la “hazaña” de haber encausado la gestión de gobierno con “un 15 % de diputados y un 10 % de senadores”, que compensó con los votos de la “casta”, incluida la complicidad del Poder Judicial, para violar la Constitución nacional. Milei prometió seguir por ese camino, en compañía de los Kueider, Espert, o Ritondo, y tantos otros legisladores y gobernadores que ocultan sus patrimonios malhabidos. Con semejantes malandras pretende formar un partido político nacional, junto a la escoria que pulula por las redes sociales. A la hora en que se grababa el discurso presidencial, una “espontánea” concentración de adeptos al gobierno liberticida juntó menos de un centenar de personas alrededor de la Rosada.

“Convicción inquebrantable”

Milei anunció un “acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos”, pero para la tribuna, porque además de malo para los intereses de la clase obrera, es inviable; Trump lo rechaza. Lo que no contó es el apoyo de Argentina a las guerras de la OTAN y a los crímenes de lesa humanidad del Estado sionista. Prometió los mismos acuerdos con China, cuando acaba de excluirla de la privatización de la Hidrovía y de cualquier otra privatización. Presentó a la Argentina como el paraíso futuro de la inteligencia artificial y de la energía nuclear, lo que significa la privatización de ARSAT, del INVAP y de los activos de la CNEA, tres joyas de la investigación científica de Argentina.

Según Milei, la población apoyaría la masacre social en curso “con una convicción inquebrantable”, desde la liberación extorsiva de los alquileres hasta el criminal retiro de medicamentos gratuitos a los jubilados. Pero ninguna encuesta otorga apoyo a los crímenes sociales del gobierno; el respaldo, cuando existe, es a cuenta de un futuro, como se lo ofrece la propaganda de los medios gobernantes. Esa confusión no tiene porvenir, porque Argentina es una gigantesca olla a presión. Los trabajadores aún no han encontrado el camino de una intervención histórica independiente; no es la primera vez que ocurre: lo mismo pasó con Onganía y Videla, con Perón, Alfonsín y Menem, que fueron seguidos por grandes levantamientos populares.

En su alusión a las “castas políticas y sindicales”, Milei encubrió cuidadosamente a su principal aliada en el golpe de estado económico perpetrado contra las masas: la burocracia de los sindicatos. Las contradicciones explosivas de la gestión Milei-Caputo se encargarán de derrumbar la barrera de los aparatos de la burocracia y cualquier ilusión reaccionaria.

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