Tiempo de lectura: 2 minutos
Este 30 de diciembre se cumplirá el vigésimo aniversario de la masacre ocurrida en el boliche República Cromañón, ubicado en el barrio de Once de la Ciudad de Buenos Aires. Un entramado de capitalistas con funcionarios del Estado aseguró la ´habilitación´ y permitió la sobrecapacidad del establecimiento. Su dueño fue el empresario Rafael Levy, su administrador fue Omar Chabán y el bloque kirchnerista del exaliancista Aníbal Ibarra se encontraba al frente del gobierno. La tragedia de Cromañón marcó a una amplia generación de jóvenes, la muestra más cruda de un orden que privilegia el lucro privado. Cromañón también fue la respuesta movilizadora contra la impunidad. El mundo ha conocido una ristra de masacres similares por las mismas razones.
La causa inmediata de la masacre fue la sanción de la “autorregulación” del espectáculo público en la Ciudad. Aníbal Ibarra se comportó como un libertario “avant la lettre”. La secuencia nunca se detuvo: bajo el gobierno de Rodríguez Larreta se produjo una masacre de otro tipo en un boliche de Costa Salguero, Time Warp. donde la droga tenía piedra libre con el añadido de la privación del agua para cotizarla a mayor precio. Mientras la mayoría de la izquierda legislativa centró su denuncia en la retención del líquido, para no perjudicar su campaña acerca de la función emancipadora de los estupefacientes, Marcelo Ramal, diputado, señaló toda la trama del tráfico de droga. Sturzenegger, ahora, tiene el propósito de llevar la “desregulación” a nuevos extremos. Con el espectáculo y el entretenimiento ocurre lo mismo que con el clima: el capital fomenta el libertarianismo para todos y todas.
La serie de cuatro juicios que sobrevinieron a Cromañón expusieron solo un pequeño retazo de la asociación estatal entre funcionarios, fuerzas de seguridad y empresarios de la noche. Se comprobó el entramado de coimas dirigidos a la Superintendencia de bomberos de la Policía Federal y la permisividad para las habilitaciones. Luego del incendio de la media sombra (material prohibido) por la bengala, las tres mil personas que se encontraban en el interior del boliche se dirigieron, con la luz cortada, a una salida de emergencia cerrada con candado.
Buena parte entre los enjuiciados y condenados correspondieron a los miembros del grupo Callejeros, una banda de rock de los noventa en pleno apogeo. Se les prohibieron las presentaciones artísticas. La respuesta del Estado y del régimen político a Cromañón fue el señalamiento a las víctimas, la generación juvenil, en protección de los victimarios capitalistas. En CABA la “Ciudad Cromañón” se ha reforzado bajo innumerables nuevas asociaciones y “zonas liberadas” para el circuito nocturno. Años después, bajo el macrismo, ocurrieron las muertes en el boliche.
Este nuevo aniversario de Cromañón contará, como todos los años, con las actividades impulsadas por los familiares y el movimiento de lucha. El lunes 30 desde las 17 hs. se movilizará de Plaza de Mayo a Once, con actividades culturales que inician desde el 28. Los familiares denuncian que no se ha avanzado con la ley de expropiación del boliche, hoy bajo poder del mismo empresario Levy. También se reclama la asistencia integral a las víctimas y familiares, que incluya una real bolsa de trabajo y una asistencia en salud y educación. Movilizaremos como todos los 30 de diciembre en la comprensión de que con Milei y Bullrich, el régimen Cromañón tiene aseguradas nuevas tragedias.