Escribe Olga Cristóbal
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El viernes pasado el ejército israelí dio el asalto final al hospital Kamal Adwan, de Beit Lahia, en el norte de Gaza, donde se encontraban cientos de personas entre el personal, pacientes y refugiados en el momento del ataque.
Entre los detenidos se cuenta el director del hospital, el pediatra Hussam Abu Safiya, una autoridad científica y símbolo de la resistencia palestina contra la brutalidad sionista, a quien Israel acusa de ser “un terrorista de Hamas”. La Organización Mundial de la Salud y una campaña internacional de médicos y trabajadores de salud en todo el mundo reclama su urgente liberación.
El hospital, que lleva el nombre de un dirigente de Al Fatah asesinado en 1973, era el único gran centro médico que aún operaba parcialmente en el norte de Gaza. Antes de la invasión sionista, atendía a más de 400.000 personas.
Un editorial del diario israelí Haaretz calificó el asalto y destrucción de los hospitales en el norte de Gaza como una parte fundamental de la "limpieza étnica" contra los palestinos y se burló de los intentos del gobierno de Benjamín Netanyahu de justificar la masacre con fotos de dos pistolas y un cuchillo supuestamente encontrados en Kamal Adwan.
Hace ya más de 80 días, los médicos del hospital lanzaron un dramático llamamiento a la comunidad internacional para que actuara. Manifestaron un compromiso heroico: ningún médico iba a abandonar el hospital hasta que estuviera garantizado el traslado del último de sus pacientes.
Kamal Adwan se ha convertido en un símbolo de resistencia ante la brutalidad de la ofensiva israelí. Durante 80 días, drones, tanques y francotiradores fueron arrasando con servicios enteros, incluida la terapia intensiva y quemaron exprofeso los archivos médicos.
“Estamos siendo asesinados a diario en el hospital y enfrentamos bombardeos directos sin previo aviso. No tenemos electricidad, agua ni oxígeno”, dijo el 15 de diciembre Abu Safiya. Además, informó haber visto "cientos de cuerpos" esparcidos justo más allá de los terrenos del hospital, con decenas de nuevos heridos que abruman al ya devastado equipo médico.
El 23 de diciembre, NBC News volvió a citarlo: "Las balas han penetrado en la unidad de cuidados intensivos, el departamento de maternidad y la sección de cirugía especializada. Utilizan todo tipo de armas, incluyendo disparos de francotiradores, proyectiles de tanques y drones para atacar la sala de neonatología, la maternidad y otros departamentos."
El jueves, Safiya publicó en X un doloroso mensaje: “Hay aproximadamente 50 mártires, entre ellos tres miembros del personal médico, bajo los escombros de un edificio frente al hospital tras el bombardeo de aviones de guerra”. Y siguió: “Ahmad Samour, pediatra, trabajaba en el hospital y salió a la torre donde vive con su familia. El ejército bombardeó la torre. En cuanto a Israa, la técnica de laboratorio, fue a llevar comida a su padre y a su hermano que viven en el mismo edificio. Cuando Fares, el técnico de mantenimiento, vio la escena, corrió a intentar ayudarla. Los aviones también le apuntaron a él, lo que provocó el martirio de los tres, junto con más de 50 miembros de nuestro personal bajo los escombros”, describió.
El viernes, los israelíes incendiaron múltiples secciones del hospital, ubicado en el norte de Gaza, mientras evacuaban por la fuerza las instalaciones.
El domingo, un comunicado del ejército sionista informó que de los 940 palestinos que pasaron por un puesto de control del ejército frente al hospital, 240 fueron detenidos por ser presuntos miembros de grupos terroristas. En total, unos 600 civiles y otros 95 pacientes, cuidadores y varias decenas de médicos habrían sido evacuados con destino desconocido.
Las trabajadoras del hospital denunciaron que los soldados las obligaron a desnudarse y que las golpearon si se negaban.
Recién el lunes, la CNN informó que Abu Safiya y medio centenar de médicos “habían sido trasladado a la tristemente célebre prisión de Sde Teiman”, conocida por someter a sus prisioneros a todo tipo de torturas con el beneplácito del gabinete de Netanyahu, que llamó héroes nacionales a los asesinos y a los torturadores.
“Los hospitales de Gaza se han convertido de nuevo en campos de batalla y el sistema de salud está gravemente amenazado”, escribió en X el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Y agregó que los pacientes en estado crítico de Kamal Adwan habían sido trasladados al Hospital Indonesio, “que a su vez está fuera de servicio”.
El asedio a Kamal Adwan fue sistemático. El 25 de octubre, el ejército israelí bombardearon el tercer piso del hospital, destruyendo el generador de oxígeno, lo que provocó la muerte de dos recién nacidos en la unidad de cuidados intensivos. Poco después, las tropas israelíes invadieron el hospital, sacaron a los pacientes de sus camas y los concentraron en el patio central, mientras arrestaban a cientos de personas, incluidos casi todos los médicos.
Abu Safiya fue detenido e interrogado, pero se plantó ante los invasores y se negó a evacuar a los pacientes. En represalia, Israel asesinó con un dron a su hijo de 15 años, quien, junto con su familia, se refugiaba en las instalaciones del hospital, como cientos de otros palestinos desplazados.
“Me negué a abandonar el hospital y a sacrificar a mis pacientes, así que el ejército me castigó matando a mi hijo. Lo vi morir en la puerta de entrada, fue un gran shock. Le encontré una tumba cerca de uno de los muros del hospital, para que pudiera estar cerca de mí”, dijo entonces.
Israel está ejecutando el infanticidio más brutal del siglo. Abu Safiya es un pediatra que se levantó contra los asesinos de niños. A los miles de niños asesinados y mutilados por las bombas sionistas. A las decenas de niños que han muerto de hambre, se suman ahora las lluvias y el frío. Solo ayer murieron congelados tres bebés. El hermano gemelo de uno de ellos tiene daños cerebrales irreversible por el frío. Su madre “dijo que había hecho todo lo posible, pero que necesitaba más ayuda”. “Lo envolví en muchas capas, pero fue en vano. No hay ningún lugar protegido. No hay calefacción. No hay ropa ni mantas suficientes” (NYT 31/12).
La Oxford Union, una reconocida sociedad de debate estudiantil de Oxford, celebró el jueves 28 de noviembre un acalorado debate que resultó en la aprobación de la moción que considera a Israel como un Estado de apartheid responsable de genocidio, con una abrumadora mayoría de 278 votos a favor y de 59 en contra.
La poeta palestina Susan Abulhawa fue una de las oradoras. Terminó su alegato con las siguientes palabras: “Algún día, su impunidad y arrogancia terminarán. Palestina será libre; recuperará su gloria pluralista, multirreligiosa y multiétnica; restauraremos y ampliaremos los trenes que van de El Cairo a Gaza, a Jerusalén, Haifa, Trípoli, Beirut, Damasco, Ammán, Kuwait, Saná, etc.; acabaremos con la máquina de guerra sionista estadounidense de dominación, expansión, extracción, contaminación y saqueo. …y o bien te irás, o bien finalmente aprenderás a vivir con los demás como iguales”. Más temprano que tarde la clase obrera pedirá cuentas a los infanticidas.
Libertad inmediata a Abu Safiya y todos los presos políticos palestinos.
Notas: