Los “protocolos” de bombardeo de las fuerzas israelíes sobre Gaza para asesinar civiles a mansalva

Escribe Joaquín Antúnez

Tiempo de lectura: 4 minutos

Un extenso informe presentado por un equipo de periodistas del New York Times (26/12) da cuenta de una flexibilización completa de todos los protocolos establecidos para el ataque aéreo sobre “objetivos militares” por parte de las fuerzas israelíes durante las primeras semanas del asedio a Gaza tras la rebelión deel 7 de octubre de 2023. El informe concluye de manera categórica que Israel ha asesinado y puesto en peligro una cantidad excesiva de vidas civiles, matando a muchísimos de ellos.

El asalto del 7 de octubre de 2023 fue el pretexto utilizado por el régimen sionista para eliminar cualquier restricción a sus acciones militares sobre la Franja de Gaza, en relación a incursiones anteriores, también brutales por su letalidad. Durante las primeras siete semanas de bombardeos sobre el norte de Gaza se llevó a cabo la detonación de más de 30 mil municiones, en su mayoría de una o dos toneladas. Las mismas no se encuentran prohibidas por la legislación internacional, pero sí son vistas como un armamento a evitar en cualquier conflicto armado. En términos tecnológicos, estas bombas son conocidas como “bombas tontas”, porque no poseen sistemas para darle un direccionamiento preciso. Israel había adquirido, mediante Estados Unidos, unos sistemas de acople que incorporan dicha tecnología. Estos acoples o adaptadores se agotaron en las primeras semanas, lo que llevó a un uso indiscriminado de “bombas tontas” sobre la población civil. Las cifras actuales ofrecidas por el Ministerio de Salud de Gaza han confirmado la muerte de más de 45 mil palestinos, 13 mil de ellos niños o niñas. Este recuento es incompleto puesto que no contempla los cuerpos enterrados bajo los escombros, que suman otros miles de vidas perdidas.

La investigación llevada adelante por los periodistas del NYT incluyó entrevistas con más de 100 soldados y funcionarios israelíes, así como con residentes de la Franja de Gaza. El mismo reconoce que no puede dar certezas sobre lo acontecido entre junio del 2024 y la actualidad, dado que esa información no ha sido suministrada ni existe parte oficial que pueda dar cuenta de las municiones utilizadas. Pero el informe muestra de manera rotunda cómo, durante las primeras siete semanas de bombardeos y asalto sobre Gaza, la aviación sionista lanzó una descarga no vista desde los atroces bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, con una laxitud alarmante sobre los protocolos utilizados por Israel. Antes del 7 de octubre de 2023, cualquier bombardeo o ataque debía ser autorizado por un alto mando del ejército y era el resultado de una investigación “exhaustiva” sobre el objetivo, se lanzaban advertencias previas a los civiles cercanos e incluso un aviso conocido como “golpe de techo”, que es el disparo de un misil de menor porte que advierte la inminencia de un bombardeo de mayor porte. Estos, luego del 7 de octubre, se volvieron “opcionales”. En varias publicaciones y comunicados de prensa, Amnistía Internacional denunció el incumplimiento de las reglas básicas reconocidas en el derecho internacional por parte de Israel en caso de bombardeos sobre población civil.

Otro de los puntos alarmantes descritos en la investigación, incluye un “cupo” de civiles que podían ser puestos en riesgo por día -unas 500 personas- y ha sido eliminado. Lo que actualmente rige es la posibilidad de comprometer “hasta” 20 civiles en caso de atacar a un alto mando de Hamas y 10 civiles si se ataca a un soldado raso o un civil considerado objetivo militar. Israel, en sólo 11 días, agotó todo su padrón de objetivos militares en Gaza. Altos mandos y representantes políticos de Hamas fueron eliminados en las primeras semanas de asedio. Luego de esto, los servicios especiales fueron instigados a conformar listas de objetivos de manera rápida y sin precaución alguna.

Israel controla todas las telecomunicaciones de la Franja y tiene como rutina el espionaje sobre las llamadas realizadas por la población. Esa base de datos, que recibe el nombre “Lavender”, ha servido para identificar a nuevos objetivos “potencialmente peligrosos” por parte de los servicios de inteligencia. La definición de “objetivo militar” variaba según la división, cmo reconocieron distintos oficiales del ejército. La incorporación de un sistema de inteligencia artificial conocido como “El Evangelio” fue el caldo de cultivo para un ataque indiscriminado. Incluso, muchos ataques se realizaron tras la pérdida de contacto con los objetivos, ocasionando la muerte de civiles que se encontraban en dichos lugares.

El cálculo del “riesgo civil” fue realizado mediante la división de Gaza en 620 sectores -algunas manzanas de diámetro- y el seguimiento de las conexiones a la red telefónica o servicios de wifi. Lo que desconocía era la caída de las señales y los recurrentes cortes de electricidad, que imposibilitan mantener cargados los celulares. Bombardeos que habían sido previstos con una densidad poblacional inferior, resultaron en masacres de familias completas.

Otras de las atrocidades cometidas en estos bombardeos incluyen la justificación de utilizar municiones pesadas por la utilización de supuestos tuneles subterraneos por parte de Hamas. Argumento similar es utilizado para atacar hospitales y escuelas –prohibido por toda la legislación internacional vigente.

El manejo de los altos mandos y los oficiales intermedios muestra una impunidad completa. Los únicos dos militares que han sido desplazados de sus rangos y actividades fueron aquellos que autorizaron el bombardeo de Cascos Azules de la ONU al confundirlos con “militantes de Hamas”. El propio gobierno de Israel había hecho aprobar en el Parlamento una Ley que volvía ilegal a la misión de la ONU para refugiados en Palestina, a quienes señala como “cómplices de Hamas”. Los oficiales, por lo tanto, actuaron en consecuencia con la legislación habilitada por su propio Estado Mayor.

En las respuestas ofrecidas por las fuerzas armadas de Israel a las denuncias del Times fue que todas las acciones son legales y están justificadas por el “riesgo existencial” que planteó la incursión de Hamas sobre los kibutz en la frontera sur de Israel.

Las amenazas de Netanyahu sobre convertir en escombros toda la franja de Gaza han sido cumplidas con creces. Los crimenes de guerra cometidos por Israel llevaron a Amnistia Internacional a determinar que la actual incursión sobre territorio palestino es un genocidio, en sintonía con la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional.

El informe exhaustivo del NYT muestra de manera detallada lo que ha sido confirmado en los hechos como una masacre sobre el pueblo palestino que el Estado sionista ha extendido al conjunto de Medio Oriente. La parte ausente del informe es el lugar estratégico que esta guerra genocida ocupa en el escenario de una guerra imperialista mundial y la intensificación prometida por Donald Trump de convertir Gaza “en un infierno en la tierra”.

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