Escribe Silvia Allocati
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Desde el mes de octubre, el Hospital Nacional Laura Bonaparte viene soportando las embestidas del Gobierno Milei, el cual, mediante argumentos falaces acerca del “uso eficiente de los recursos", viene recortando presupuesto y personal.
En octubre pasado, el ministro de Salud Mario Lugones -representante de los capitalistas de la salud, dueño del Sanatorio Güemes-, anunció el cierre del hospital. La rápida organización de los trabajadores de base, quienes ocuparon las instalaciones del hospital, lo impidieron. Pero de manera rapaz, las burocracias de ATE y UPCN llamaron a "negociar". La negociación no llegó a buen puerto, pero se logró un respiro de algunos días y la extensión de los contratos. Hace poco más de una semana, los trabajadores supieron de 200 despidos, bajo la forma de no renovación de sus contratos. De este modo, no alcanzan los trabajadores para cubrir los servicios básicos que ofrecía el hospital, denuncian los compañeros. Muchos de los despedidos habían aprobado el ´examen de idoneidad´ que ahora el gobierno nacional exige a los empleados del Estado. Al día siguiente de que se conocieran los despidos, se produjo un multitudinario abrazo al hospital, acompañado por organizaciones, pacientes y vecinos, puso de relieve un gran apoyo popular a esta lucha contra el gobierno nacional. Nuevamente, esta vez mediante un vallado y su aparato, la burocracia sindical regimentó el acto.
En el día de ayer los pocos trabajadores con que cuenta el Bonaparte se informaron de que el hospital será intervenido bajo el argumento, nuevamente, de la “optimización de recursos humanos”, utilizada para justificar los despidos mediante argumentos falaces y números fraudulentos.
Los funcionarios toman medidas que ponen en riesgo la salud mental de la población, mientras día a día se incrementa la demanda de atención, producto de las situaciones traumáticas que debemos atravesar los trabajadores. En el plan ´estratégico´ del gobierno -que consiste en desmantelar, paso a paso, el sistema público de salud y eliminar su ´competencia´ respecto de los privados- el área de salud mental es especialmente apetecida. La “ley nacional de salud mental”, muy apoyada por la progresía en nombre de la ´desmanicomialización´, ha dado lugar a un gigantesco traspaso de recursos a los efectores intermedios (casas de día, clínicas de internación) sin que el Estado haya construido ni uno solo de los dispositivos previstos para la atención ambulatoria o internación de pacientes.
Los trabajadores desde las bases organizaron un aplausazo contra este nuevo atropello. Sólo mediante la organización y la lucha pondremos freno a esta embestida liberticida que aplica su motosierra en detrimento de los derechos conquistados por nuestra clase.
Masivo abrazo al Hospital Laura Bonaparte Los sindicatos no quieren enfrentar el vaciamiento de la lucha por goteo. Por Daniela Magoc, 21/01/2025.