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Desde que asumió, Trump hizo foco en recuperar el terreno perdido ante China. En lo que respecta a América Latina, uno de los puntos clave es el canal de Panamá, donde transita alrededor del 5 % del comercio marítimo mundial. Desde un comienzo, declaró su intención de recuperar el Canal que Estados Unidos manejó hasta 1999.
En estos días, Trump solicitó formalmente al Pentágono un abanico de “opciones militares creíbles” para que Estados Unidos pueda acceder sin restricciones al Canal.
Un primer paso sería imponer una “asociación” con las fuerzas panameñas para “colaborar” y realizar actividades conjuntas. Estados Unidos ya tiene, al menos, alrededor de 200 militares en Panamá.
Otras opciones que se están considerando incluyen el uso del ejército de Estados Unidos para “colaborar” en asegurar los puertos existentes en Panamá, construir nuevos puertos y el uso del Cuerpo de Ingenieros del Ejército para operar las esclusas del canal.
La toma directa del Canal por los ‘marines’ es considerada la posibilidad "menos probable".
La colonización velada a través de una “asociacion” es considerada la estrategia más efectiva y que a Trump le serviría tanto con gobiernos de centro derecha –como el del panameño Munilo–, como con gobiernos democratizantes al estilo de Sheinbaum. Tras lanzar proclamas nacionalistas, la mandataria ha ido presta a movilizar a las fuerzas de seguridad mexicanas dónde y cuándo le mande Trump. Por esto es necesaria una clarificación acerca de las diversas formas de dominación que va ejecutando el imperialismo.
Los puertos chinos
Hay dos puertos, uno a cada lado del canal, que pertenecen a un consorcio hongkonés, CK Hutchison. El gobierno de Trump comenzó a presionar para erradicar a los capitales chinos de la zona de influencia del canal. Para eso, Black Rock y otros fondos han comprado los activos de Hutchinson para adueñarse de los 43 puertos que CK Hutchinson opera en 23 países, debido a que su dueño ha querido desvincularse de otras instalaciones que pudieran incomodar a Trump.
El gobierno chino ha salido a criticar duramente la transacción aduciendo que ponía en juego la influencia china sobre una ruta marítima clave. Influencia que se ve más necesaria cuando Trump manifiesta abiertamente la intención de que los buques chinos paguen un mayor arancel por utilizar el paso bioceánico.
Estas críticas de Beijing generaron que se desplomaran, el pasado viernes, las acciones de CK Hutchison. El gobierno de Xi Jinping también está analizando posibilidades legales contra la venta de los puertos, como alegar práctica monopólica. Xi tiene antecedentes de haber intervenido para evitar la venta de empresas chinas a capitales norteamericanos: Pan Shiyi y Zhang Xin, dos empresarios inmobiliarios, acordaron en 2021 vender una participación mayoritaria de su empresa, Soho China, a Blackstone, consorcio estadounidense. Pero el gobierno chino se negó a aprobar la transacción y se vino abajo.
CK Hutchison está controlada por el multimillonario de Hong Kong Li Ka-shing, cuya fortuna, según Bloomberg News, asciende a 31.000 millones de dólares. Li hizo en su momento declaraciones que se interpretaron como favorables a las movilizaciones en Hong Kong contra el gobierno. Vender los puertos, en este contexto, le generaría un conflicto más grande con Beijing y este ya está analizando las posibles sanciones si no logra impedir la venta. A la vez que se dan estos pleitos comerciales, el gigante asiático hace ejercicios de colaboración militar con Rusia e Irán en el golfo de Omán utilizando artillería real en el simulacro de rescate de barcos mercantes secuestrados.