Muere el gran escritor Mario Vargas Llosa

Escribe Eugenia Cabral

(Arequipa, 28-3-1936 / Lima, 13-4-2025)

Tiempo de lectura: 4 minutos

En la edición del 13-4-25, el comentarista del New York Times Simon Romero dice que se trataba de “uno de los comentaristas políticos más influyentes del mundo de habla hispana”. Su columna quincenal, “Piedra de toque”, se publicaba en periódicos en español de Latinoamérica y Estados Unidos y al crítico literario Ilan Stavans le inspiró decir: “Tenemos varios columnistas de prensa venerables en Estados Unidos, pero ¿quién de ellos tiene la talla de Vargas Llosa en la civilización hispana?”

Vargas Llosa y los testimonios

"Historia de Mayta es una de las novelas ‘más infravaloradas’, es no sólo la peor entendida y la más maltratada, sino también la más literaria de todas las que he escrito, aunque sus apasionados críticos sólo vieran en ella una diatriba política", dijo el propio Vargas Llosa en el prólogo a una reedición de esa novela suya. No es extraño que eso haya ocurrido siendo un texto difícil y arduo de leer, tanto literaria como políticamente.

Publicada en 1984, Historia de Mayta va reconstruyendo la figura del trotskista peruano Alejandro Mayta, dirigente del Partido Obrero Revolucionario de los Trabajadores (PORT), quien inició en 1962 una insurrección armada en la cárcel de Lurigancho, en Jauja (sierra peruana). Detenido varias veces por causa de su militancia, Mayta, sin embargo, termina su vida en opaco olvido, esterilidad y anonimato. La novela de Vargas Llosa utiliza una técnica narrativa que consiste en presentar el texto como si fuera una serie de entrevistas que hubiera realizado un narrador a personas reales relacionadas con el protagonista, con la ficción de informaciones obtenidas; por ejemplo, la historia transcurre en 1958, antes de la revolución cubana, no en el 62, como sucedió realmente. No obstante, antes de escribirla había realizado, como siempre lo hacía, una rigurosa investigación histórica.

Ahora bien, ¿por qué ocuparse, tras la muerte del autor, de su novela más “infravalorada”, “maltratada”, “peor entendida”, tratándose de quien no solamente ganó el Nobel en 2010, sino premios y distinciones mucho más respetados literariamente? Fue Premio Cervantes (1994), Premio Príncipe de Asturias (1986), Premio Planeta (1993), miembro de la Real Academia Española (1994) y de la Academia Francesa, a pesar de que nunca escribió en francés. Su éxito editorial comenzó en los 60 con La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1966) y Conversación en La Catedral (1969). Junto con Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes es uno de los mayores exponentes del boom latinoamericano de la narrativa. Entonces, ¿por qué ocuparse de su novela menos exitosa? Por su significado político, ante todo. Veamos.

“Democratismo” y revolución

El denominado “boom” latinoamericano adhiere sin retaceos a la revolución cubana, aunque paso a paso muchos escritores se van distanciando de ella por sus matices autoritarios. El punto de fricción más agudo fue el llamado “caso Heberto Padilla”, un poeta encarcelado en 1971 a quien se acusó hasta de trabajar para la CIA por sus declaraciones contra el régimen cubano y, en especial, contra las directivas estéticas para la cultura de la Unión Nacional de Escritores Cubanos (UNEAC). “Fuera del juego”, el libro de poemas de Padilla, contenía poemas como “Instrucciones para ingresar en una nueva sociedad” y en 1968 había sido premiado por un jurado designado por la propia UNEAC e integrado por eminencias literarias como José Lezama Lima. La imputación había provocado que “Escritores e intelectuales latinoamericanos y europeos enviaron una carta abierta a Fidel Castro pidiendo la liberación de Padilla. Algunas de los firmantes eran Ítalo Calvino, Simone de Beauvoir, Julio Cortázar, Marguerite Duras, Carlos Fuentes, Jean Paul Sartre y Mario Vargas Llosa…”. (Diego Rojas, Infobae, 25-9-2015). Padilla fue liberado 37 días después, pero tras firmar una “autocrítica” al mejor estilo estalinista donde “reconocía” todos los cargos como contrarrevolucionario. “Liberado” Padilla, se había enviado otra carta en la que sumaban sus firmas “Pier Paolo Pasolini y Alain Resnais y se bajaba Julio Cortázar” (Ídem). En ella, “Octavio Paz y Carlos Fuentes reforzaban en diversos textos las similitudes de la autocrítica de Padilla con los procesos de Moscú.” (Ídem). Entre los argentinos, “Rodolfo Walsh atacaba la carta” (Ídem) al igual que David Viñas, solo que Viñas discrepaba “con quienes (…) califican de ‘europeizantes’ a aquéllos para descalificarlos en sus juicios.” (Ídem). Por su parte, García Márquez decía no haber acordado con el envío de la carta, pero respecto de la retractación de Padilla opinó que “El tono de su autocrítica es tan exagerado, tan abyecto, que parece obtenido por métodos ignominiosos”. (Ídem)

En definitiva, “El núcleo del boom latinoamericano, que había señalado a La Habana revolucionaria como una de sus capitales, quedaba dividido luego del affaire Padilla.” (Ídem)

Vargas Llosa forma parte del éxodo del “boom” respecto de la revolución cubana, solo que él terminará no solo cuestionando al régimen cubano, sino a las ideas socialistas en general. Se convierte en un “liberal” que hasta llega a felicitar a Margaret Thatcher, para terminar confluyendo con los Fujimori y otras delicias de ese tipo, aunque también cuestionando a la dictadura militar argentina del 76 por la represión. Pues bien, en su deslumbrante novela Historia de Mayta queda expuesta la esencia de su sentimiento contrarrevolucionario, no solo de sus ideas. Hace encarnar en Mayta la invalidez y hasta la bajeza y el ridículo de una figura y de sus ideas revolucionarias mismas. Se regodea incluso en el desprecio racial y sexual. Habla del Perú como de un “basural político”, pero refiriéndose a la izquierda, no a los ultraderechistas. No se le ocurre salvar siquiera la labor literaria ni la integridad política de José María Arguedas y Manuel Scorza, dos novelistas peruanos de izquierda con gran renombre internacional, que además fueron sus contemporáneos.

Su inicial “democratismo” a la europea lo llevará a formar su propio partido de ultraderecha, aunque perdiera frente a Keiko Fujimori, más hábil que él en los quehaceres domésticos de la política. Tampoco es para escandalizarse su “conversión”. Más de uno de los escritores del “boom” (Carlos Fuentes, por ejemplo) terminó apoyando a partidos reaccionarios, aunque siempre con cariz “democrático”. Lo bueno de Vargas Llosa era su frontalidad. Eso es algo que a los revolucionarios socialistas les haría bien apreciar, además de sus virtudes de eximio narrador.

LEER MÁS:

Vargas Llosa, el cronista de la revolución extraviada Por Marcelo Ramal, 15/04/2025.

VER EL EPISODIO 12 DEL STREAMING SOCIALISMO O BARBARIE:

Socialismo o Barbarie Ep 12: Hoy De Vargas Llosa al FMI Emitido por el canal de YouTube de Política Obrera el martes 15/04/2025.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera