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Con una importante adhesión docente y con una fuerte repercusión en los medios de comunicación locales, el miércoles 27 se cumplió el paro de 24 horas resuelto por la asamblea de ADIUNT. Durante la mañana, una delegación gremial se hizo presente con una protesta en las puertas del rectorado.
El paro puso en la agenda universitaria el explosivo problema salarial de la docencia, que ha visto desvalorizarse de una manera excepcional sus ingresos en los últimos dos años como consecuencias de malos acuerdos paritarios. A esta caída se le sumó la quita de la cláusula gatillo pactada con la burocracia sindical el día previo al comienzo de la cuarentena, y los importantes gastos realizados por la docencia para sostener la enseñanza en condiciones de no presencialidad, como la compra o arreglo de computadoras, celulares, cámaras, etc.
ADIUNT plantea la inmediata convocatoria a la paritaria salarial y la indexación mensual de los salarios, como así también la compensación de los gastos realizados, que es un derecho establecido en el Convenio Colectivo de los docentes universitarios.
El paro también puso en cuestión la precariedad laboral de los docentes, que se ha agravado en el contexto de la cuarentena con una sobrecarga horaria y trabajo en condiciones para las cuales la mayor parte de los docentes no estaba capacitada.
En la semana previa al paro, ADIUNT había arrancado la convocatoria a la paritaria local, donde se había establecido a validez de las licencias extraordinarias en el cuadro de la cuarentena y se había comenzado un debate sobre la regulación de las condiciones laborales en la virtualidad, en base a un pliego reivindicativo propuesta por el gremio.
Las autoridades, sin embargo, no pretenden avanzar en estas discusiones paritarias y están buscando dilatarlas, posponiendo unilateralmente las reuniones.
En la UNT, las violaciones a los derechos laborales y al convenio colectivo de trabajo son sistemáticas por parte de las camarillas y cada caso concreto de aplicación de algún derecho ha sido resultado de una lucha gremial consecuente. Esta situación se ha profundizado en la cuarentena.
En la agenda del paro estuvo también presente el vaciamiento de la obra social y el reclamo de la garantía de conectividad para estudiantes y docentes. En las condiciones ultraprecarias en las que se sostiene la enseñanza universitaria en esta cuarentena, asistimos al peligro de una verdadera masacre académica y al aumento exponencial de la deserción estudiantil. Ni al gobierno nacional ni a las camarillas universitarias, se le mueve un pelo por esta situación.
La semana próxima, una nueva Asamblea General debatirá un balance de la medida de fuerza y cómo darle continuidad al plan de lucha.
El paro de ADIUNT constituye un punto de apoyo para desarrollar una campaña al interior de los sindicatos universitarios y educativos por un plan de lucha en defensa del salario y de las condiciones laborales.