Corrupción en el PAMI y crisis política, mientras les niegan los remedios y la atención a los jubilados

Escribe Aldana González

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La semana pasada estalló un nuevo escándalo en el gobierno de Milei, está vez relacionado con el PAMI.

Todo saltó por una denuncia de Viviana Aguirre, excoordinadora contable del PAMI y dirigente de La Libertad Avanza, quien declaró que le exigieron un millón de pesos a cambio de un cargo jerárquico y la obligaron a firmar documentos ilegales.

El señalado por Aguirre es Juan Esteban Osaba, colaborador cercano de Sebastián Pareja, presidente de LLA en la provincia de Buenos Aires y dirigente de confianza de Karina Milei. En el PAMI, como en las listas de candidatos y como en las citas para ver al presidente, todos los lugares son mera mercancía para acrecentar los fondos de LLA o de los hermanos Milei.

Pero esto no es todo. A raíz de esto, surgieron nuevas denuncias de exautoridades del PAMI sobre compras sin licitación y sobreprecios. Todo se hace con el argumento de la urgencia porque los pacientes corren supuestamente riesgo de vida. A través de la “vía de excepción” se cobran sobreprecios de hasta un 700 %.

Según todos los testimonios, todo debe ser autorizado por PAMI central, precisamente por Esteban Leguizamón y Carlos Zamparolo, número uno y dos del organismo.

Por su parte, los prestadores advierten que las irregularidades se multiplicaron en los últimos meses, que sufren “débitos automáticos” y que la ecuación de sus empresas está al límite. Dicen que con cualquier excusa les retienen el 10 % de la facturación y por eso priorizan atender otras obras sociales. Los médicos reciben 6.800 pesos por consulta. Esto redunda en desatención sanitaria para los jubilados a los que cada vez les cuesta más conseguir un turno.

Santiago Caputo está intentando utilizar el escándalo en la interna que tiene con Karina Milei, y por eso azuza que se investigue. Diego Vartabedian, el noveno candidato en la lista de Adorni, trabaja junto a Karina Milei en la Secretaría General de la Presidencia y es señalado como el encargado de conseguir militantes para ocupar los cargos.

Cada vez queda más en evidencia que la verborragia contra la casta es una farsa. Con la excusa de la corrupción, los liberticidas han dejado sin remedios a enfermos oncológicos, portadores de HIV y a los mismos jubilados a los que les limitaron el acceso. Por eso resulta tan pérfido que utilicen el argumento de la “urgencia” para justificar sobreprecios.

El gobierno que sigue pidiendo “sacrificios” a la población para pagarle al FMI, quiere sacarle hasta la última gota de jugo al estado para irse forrado. Finalmente, la única diferencia con la corrupción kirchnerista es que lo hacen con mayor desparpajo y sin cuidar las formas.

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