La alianza Trump-Netanyahu continúa bombardeando Irán con la complicidad del imperialismo europeo

Escribe Olga Cristóbal

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Que la extensión de la guerra en todo el Medio Oriente es una preparación conjunta por parte de Israel y Estados Unidos es indisimulable. Donald Trump pasó de fingir sorpresa por el ataque israelí a reclamar la “rendición incondicional” de Irán y patotear al ayatollah Ali Jamanei -“sabemos dónde se esconde”-. Ante una audiencia en el Senado, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, sostuvo el miércoles que el Pentágono ha realizado preparativos militares para el “día después” en Irán y que tenían “planes para todo”. Un descendiente de Rezah Palevi saluda en las redes a los iraníes y les promete que pronto estarán juntos (sic). El lobby sionista norteamericano, AIPPAC, ha llamado hasta un centenar de veces a los legisladores demócratas que, a su juicio, no son lo bastante enfáticos en su apoyo a Israel.

Jamenei se burló de la “retórica absurda” del norteamericano, respondió que no se rendirán y desafió: “cualquier ataque de EE. UU. tendrá consecuencias irreparables”. El mando militar dijo que el ingreso de Estados Unidos sería respondido con un ataque a las bases estadounidenses en la región. Funcionarios estadounidenses le dijeron al New York Times que los ayatollah tienen los misiles adecuados para hacerlo.

Por ahora, Trump se negó a explicitar si Estados Unidos va a entrar abiertamente en la guerra, como reclama Netanyahu. “Puede que lo haga y puede que no”, dijo, lo que sugeriría “la posibilidad de que aún no lo haya decidido” (NYT, 18/6).

Israel necesita de las (pocas) bombas antibunker norteamericanas para llegar a las instalaciones nucleares de Irán, que están enterradas a mucha profundidad. Expertos norteamericanos que ya habían cuestionado la generosidad antimisiles de Biden con el sionismo objetan que Trump las entregue: podrían necesitarse en un posible conflicto con China.

Respecto de las consecuencias de un ataque atómico selectivo, todos los poderes del mundo hacen mutis por el foro.

En tanto, el imperialismo ha desplegado 30 bombarderos y aviones cisterna para reabastecer aviones de combate en las bases norteamericanas de España, Escocia e Inglaterra.

El miércoles, Israel alcanzó varias instalaciones militares iraníes en las que se fabrican misiles tierra-tierra y tierra-aire y una planta de centrifugadoras para enriquecer uranio en Karaj, cerca de Teherán. El sionismo afirma, sin mostrar pruebas, que esas centrifugadoras se usan para conseguir armamento nuclear.

Esto contradice los informes de la directora de Inteligencia norteamericana, Tulsi Gabbard, que en marzo testificó ante el Congreso de Estados Unidos que Irán no estaba construyendo un arma nuclear y que su líder supremo, Alí Jamenei, no había reautorizado el programa inactivo.

Con la misma soltura con la que Bush mintió a sabiendas en 2003 para invadir Irak (afirmó que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva -ADM- y vínculos con Al-Qaeda), Trump ahora dice “No me importa lo que ella (su funcionaria) dijo”.

La agencia de noticias norteamericana AP dice que se ha abierto una brecha entre los seguidores más devotos de Trump y los conservadores de la seguridad nacional por el conflicto entre Israel e Irán. Algunos defensores de larga data del lema America First, “con legiones de seguidores en las redes sociales y los medios, están recordando al público las promesas de Trump para 2024 de resistirse a la intervención militar en el extranjero”.

Si Estados Unidos se ve envuelta en una guerra en Oriente Medio, Trump comenzaría a desmoronar su propia base política, construida sobre el fin de las implicaciones en el extranjero, la reducción de la inmigración ilegal y la reducción del déficit comercial, afirmó el lunes el exasesor de Trump, Steve Bannon. “No solo va a hacer estallar la coalición”, afirmó Bannon en el programa de Tucker Carlson. “También frustrará lo que estamos haciendo con lo más importante, que es la deportación de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos”.

En su podcast, Carlson criticó a los neoconservadores del Partido Republicano que, a su juicio, están empujando a Estados Unidos hacia la guerra sin tener en cuenta los intereses centrales de la agenda del presidente.

En Irán, los bombardeos sionistas han causado al menos 585 muertos y 1.326 heridos en Irán, según una organización de derechos humanos. Sin embargo, la respuesta iraní ha llegado más lejos de lo que la prensa occidental imaginaba. Los más de 400 misiles y cientos de drones que lanzó Teherán han causado muertos -algunos estaban en sus refugios- y llegaron hasta Tel Aviv y Jerusalén, instalaciones militares, una sede del Mossad y la refinería de Haifa.

“Son puntos donde se supone que el nivel de seguridad es máximo”, dice El País, que considera que “a pesar de la indiscutible superioridad militar de Israel hay grietas por donde se puede hacer daño”. Yehoshua Kalisky, experto en seguridad nacional, explica que los misiles iraníes son más potentes y tienen “una velocidad y una precisión excepcionales”.

La Cúpula de Hierro “no es eficaz contra este tipo de misiles balísticos”, solo se les puede hacer frente y no en todos los casos, con el Arrow y la Honda de David, argumenta Kalisky. Que Estados Unidos haya desplegado un destructor para apoyar la defensa “sugeriría que existe un riesgo significativo de que las reservas de interceptores israelíes se agoten”, añade.

A los refugios alcanzados por Irán, se suma que vecinos de Jerusalén informaron que no siempre saltaron las alarmas. Los israelíes parecen sorprendidos por los fallos de su reputado sistema de seguridad.

En un país en estado de alerta, sin vuelos comerciales, sin clases, con las tiendas y empresas no esenciales cerradas, el ejército trata de apaciguar los ánimos: “Las habitaciones seguras siguen siendo la mejor opción y salvan vidas. Que la gente pierda la confianza en ellas es lo peor que podría pasar", declaró una fuente militar a Haaretz.

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