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Está culminando el primer semestre y ha quedado claro la completa postración del Frente Sindical de Universidades Nacionales ante el gobierno de Javier Milei. A pesar del agravamiento del vaciamiento presupuestario, el mayor hundimiento de los salarios de docentes y no-docentes, etc., este no ha impulsado ninguna acción de conjunto para enfrentar la política de destrucción educativa. Se han limitado a ir a la rastra de los rectores agrupados en el CIN, en apoyo al nuevo proyecto de Ley de Financiamiento Universitario, cuya suerte es completamente incierta hasta el punto de que se desconoce cuándo se iniciará tratamiento en la Cámara de Diputados.
Las federaciones vinculadas a las CTA, Conadu y Conadu H, han impulsado un paro de 48 horas para el 26 y 27 de junio y planteado una marcha federal para el jueves 26.
Estas iniciativas se concretan cuando las clases ya terminaron en las escuelas preuniversitarias y las facultades están en periodo de examen, cerrando el cuatrimestre.
Durante todo el semestre, las Conadu se limitaron a desenvolver acciones de paros aislados, sin ninguna perspectiva de avanzar en una lucha en serio. Atados al Frente Sindical y al CIN que bloquearon toda iniciativa de lucha, los paros domingueros de 24 o 48 horas de las Conadu solo sirvieron para desmoralizar a la docencia y a los propios sectores estudiantiles que el año pasado desenvolvieron importantes acciones de lucha.
El paro del 26 y 27, que había sido votado varias semanas atrás, sin ponerle fecha, fue finalmente anunciado en medio del fin de semana largo, sin margen de tiempo para organizar asambleas y una preparación que garantice una movilización importante.
El primer semestre está terminando y las condiciones de la universidad se han agravado. Según declaraciones de los rectores, publicadas en el diario Puntal, “Ya hay 10 mil docentes que dejaron la universidad pública, donde los salarios cayeron el 80%. (…) Estamos perdiendo al docente con dedicación simple, que cobra 225 mil pesos promedio, y no le conviene, por lo que deja la Universidad”. Respecto del financiamiento universitario, agregan: “al no haber un presupuesto, empezaron a darnos dos tercios de lo que mandaban en diciembre. A partir de enero es un 30% de lo que venían cobrando (las universidades) para funcionar (…) se entiende la luz, el gas, las residencias universitarias, los comedores, las bibliotecas, las becas y el combustible para el transporte”.
El gobierno de Javier Milei está avanzando de manera acelerada en su plan de destrucción de la universidad pública, manteniendo el congelamiento presupuestario, cepo de las paritarias e intentando eliminar el derecho a huelga. Adiunt, el sindicato docente de la Universidad Nacional de Tucumán, ha fijado como consigna salarial, luego de un debate en asamblea, el reclamo de $1.200.000 para el cargo testigo (Auxiliar Graduado de Semi Dedicación), de manera que ningún docente gane por debajo de la denominada “Canasta Básica”, o sea, el salario que cubre la canasta de pobreza.
Este 26 y 27 de junio tenemos que parar masivamente en todas las universidades y organizar acciones de lucha en las calles.