El genocidio del taxi en el mundo no tiene visibilidad

Escribe Fernando Lothar (locutor LRA1, Radio Nacional, de Bs. As.)

El genocidio del taxi en el mundo no tiene visibilidad

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El amarillo y negro porteño, y sus hermanos en el resto del planeta, tienen su acta de defunción desde el invento del transporte de pasajeros a través de numerosas app de celulares. Esto sumado a la crisis capitalista que obliga a moverse en lo que se pueda. Justamente la estrategia del imperialismo es "uberizar" la economía, es decir, sálvese quien pueda, sin sindicatos ni leyes laborales ni sociales.

En ese marco, creó una "genialidad": que cualquiera desde su vehículo se convierta en chofer con sólo demostrar que tiene una licencia de conducir aunque sea la categoría más baja (particular). Como no rige ninguna ley, ese ejército de conductores no tiene ningún control. Todo lo contrario le exigen a los taxistas porteños, por ejemplo, cuya actividad está reglamentada por la ley porteña 3.622 que obliga a un curso anual teórico-médico, verificación técnica del auto y renovación anual de la licencia. Estos dos últimos requisitos -hoy en la ciudad de Bs. As.- cuestan aproximadamente $160.000. Por eso, es altamente peligroso subirse a un auto particular. Es lo mismo que hacer dedo en la ruta.

Hay responsables de este genocidio laboral: en el caso de Bs. As., la descompuesta burocracia sindical -la de los choferes y la de los conductores- que directamente entregaron, desde hace mucho tiempo, todos los derechos, sobre todo para los empleados que todavía deben alquilar el taxi (hoy, unos $90.000 diarios), y en muchos casos, sin feriados, y por ahí, el domingo queda para el chofer. Tienen que pagar para trabajar... ¡una superexplotación! Y desde ya, todos los gobiernos patronales de turno que siempre miraron para otro lado. Por eso, miles de choferes se pasaron a las app ilegales para pagar menos y cumplir con menos requisitos. Y para los titulares (dueños) hoy se hace imposible cambiar la unidad por el precio altísimo y recaudaciones de indigencia. Para que se tenga una idea cabal, hoy en territorio porteño circulan unos 8.000 taxis -no todos registrados, muchos en negro- contra aproximadamente 42.000 que existían hasta la pandemia de coronavirus. Para concluir, hay que decir que históricamente los dirigentes sindicales militaron para dividir al sector, para que los compañeros entre sí se llamen colegas, para que crean que son pymes ambulantes, sus propios empresarios. Extirparon la conciencia de clase a caballo de tenerlos como afiliados y "conseguirles" algún beneficio. Desde ya, la salida es de conjunto.

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