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En medio de la crisis entre el gobierno nacional y los gobernadores por los fondos de coparticipación y los ATN, el salteño Gustavo Sáenz volvió a protagonizar un acto de sometimiento a la política de Milei.
El gobernador se reunió con funcionarios nacionales para que lo autoricen a tomar un nuevo crédito, esta vez internacional, con el FONPLATA, por USD$100 millones, para ejecutar obras en rutas nacionales y provinciales, que habiliten una salida directa al Pacífico. Estas obras forman parte de un viejo reclamo de los capitales mineros y agroexportadores que operan en la provincia, a fin de abaratar sus costos de producción y exportación.
Los usd$100 millones tendrían como propósito el pavimento de un tramo de Ruta Nacional 51, una obra que Nación dejó paralizada, completar el bypass de Quijano y mejoras en ruta provincial 24, además de obras de infraestructura de agua, cloacas y plantas potabilizadoras para la Puna.
A fuerza de un golpe de Estado económico contra los trabajadores en la provincia, con el libreto de Milei, Sáenz ha mantenido como política de "equilibrio fiscal" un endeudamiento permanente a costa de la confiscación de salarios, trabajo precario, vaciamiento en salud y educación.
En 2024 Sáenz tomó una deuda por usd$40.000 millones con el banco Macro, para pagar vencimientos de la deuda heredada del exgobernador Juan Manuel Urtubey. En 2019 Urtubey dejó una deuda de 640 millones de dólares en la provincia, entre el Fondo de Reparación Histórica (FRH) y el Fondo del Bicentenario (FB), para la construcción de obras de infraestructura en el norte de la provincia que nunca se hicieron. En el 22 y 23 Sáenz y Massa firmaron un convenio por 17 millones y más adelante por mil millones en 2024, también usaron esos fondos para pagar vencimientos del FB.
Mientras Sáenz y su ministro de Economía, Roberto Dib Ashur, celebran haber cancelado un 40 % de su deuda en 5 años, la clase obrera salteña se ha hundido en la pobreza al mismo ritmo. Solo en el último año se destruyeron 10.000 puestos de trabajo, el 50 % formales; más de la mitad de los trabajadores son precarios y el 60 % de los trabajadores tiene ingresos por debajo de la canasta familiar. A pesar de semejante desangre contra las masas obreras, la provincia todavía arrastra una deuda por $484.500 millones, sin contar el nuevo empréstito para obras que reclaman al gran capital.
El fracaso del plan económico de Milei-Caputo, en vísperas de una nueva corrida cambiaria, arrastra a la ruina a las provincias. Los gobernadores y Sáenz en particular son garantes y sostenedores de esta quiebra económica y del consiguiente golpe de Estado económico y político contra trabajadores y jubilados.
Pero también se agravan las contradicciones y choques entre los intereses económicos de las camarillas capitalistas que sostienen a Sáenz -especuladores inmobiliarios, del turismo, mineros y agrarios-, lo que profundizó la crisis del régimen político, con sectores del capital que buscan variables alternativas para reemplazar a Milei, bajo la batuta de una fracción de los gobernadores. Sáenz coquetea con un frente federal detrás de Pullaro, pero no rompe con "las fuerzas del cielo". Es el conservadurismo propio de la clase social que representa.
A esto responde el nuevo endeudamiento de la provincia, como resultante inmediata del reclamo del capital financiero, el aparato del Estado puesto al servicio del rescate de los negocios capitalistas; por eso Sáenz eliminó impuestos e ingresos brutos para los sectores empresariales, a costa del vaciamiento de las arcas del Estado. Semejante hipoteca está siendo pagada con la confiscación serial del salario a los docentes y trabajadores de la salud, la destrucción del sistema educativo y de salud, la ausencia de obras de infraestructura, urbanización y vivienda.
Sáenz se disfraza de opositor, pero reduce a Salta a la orientación política reaccionaria y fascista del liberticida Milei; el federalismo que pregona consiste en que cada provincia vele por su propio funcionamiento, a costa de la miseria y el empobrecimiento de sus trabajadores. Las garantías para el capital de esta deuda van a ser las tierras, los minerales, el agua y los bosques.