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Mekorot se presenta como una empresa líder en tecnología de gestión del agua, a través del desarrollo y control de las megainfraestructuras en Israel mediante la extracción, desalinización, entubación y traslado de agua por miles de kilómetros de acueductos, utilizando sistemas de monitoreo de alta tecnología y el control de 3.000 plantas y 13.000 kilómetros. Con estos medios a su alcance, la empresa garantiza la demanda del agronegocio y la población de Israel. En contraste, en la franja de Gaza, es sabido que Israel, a través de la empresa Mekorot, ha utilizado el agua como un arma contra el pueblo palestino. Allí, Mekorot cortó deliberadamente todos los recursos hídricos y todo el suministro de agua. La escasez de agua es abrumadora. Tanto en Gaza como en Cisjordania, al agua proviene de acuíferos compartidos con Israel, pero éste tiene el control absoluto de la infraestructura hídrica y la gestión del agua. En Cisjordania, Mekorot suministra agua a ciudades y a colonos israelíes y se la limita a la población Palestina. “El agua se está desviando a los colonos para llenar piscinas, pero se niega a la población palestina para los usos más básicos” asegura la organización Amigos de la Tierra Palestina. Desde 2006, en Gaza no hay posibilidad de producir ni tener agua potable porque las fuerzas israelíes destruyeron el acuífero en subsuelo de Gaza y no tienen más agua potable. Además, Israel no permite el ingreso de materiales ni electricidad. No hay agua potable.
Mientras que Israel tiene acceso al 100% de agua potable, Mekorot la escasea para la población palestina. Los palestinos, que realizan agricultura y dependen del agua para riego, necesitan autorización israelí para regar. Las negativas israelíes rondan el 70%. Muchos intentan conectarse a las redes de agua por su cuenta, con el riesgo que las instalaciones sean posteriormente destruidas. Por otra parte, los residuos que la empresa Mekorot desecha son arrojados a la franja de Gaza, provocando la muerte de población palestina por contaminación. Además de las masacres perpetradas por el ejército israelí, la agricultura, el agua y la biodiversidad están destruidas y contaminadas, en algunos casos sin posibilidad de recuperación para las generaciones futuras.
Maren Mantovani, del Comité Nacional Palestino BDS, entrevistada por Revista Crítica el año pasado, habla acerca del “famoso greenwashing, bluewashing, cuando Israel dice 'hemos hecho florecer el desierto'”. Y asegura que: “Primero, no se tendría que hacer florecer el desierto y, en los hechos, la parte más desértica de la Palestina histórica que hoy es parte de Israel, es todavía desértica; lo único que florece ahí son las cárceles israelíes. Y Palestina no tiene un problema de falta de agua: en Ramallah llueve más que en Londres. El problema es la distribución del agua. El robo del agua. Como en la mayoría de los países, el problema es la distribución; no la falta de agua en sí misma”.
Ya en 2014, la ONU había incluido en su informe al Consejo de Derechos Humanos una condena de la empresa, debido a que “la empresa nacional israelí de suministro de agua, Mekorot, posee todas las redes de abastecimiento de agua en la Ribera Occidental y suministra cerca del 50 por ciento del agua disponible en las comunidades palestinas. Según la información recibida, Mekorot reduce considerablemente el suministro de agua a los palestinos en los meses de verano con el fin de satisfacer la demanda en Israel y los asentamientos”. Un ejemplo paradigmático que destaca el informe es lo que ocurre en el pueblo de Kufr al-Deek, cerca de Ariel, uno de los mayores asentamientos israelíes en la parte occidental de los territorios palestinos ocupados en Cisjordania. Allí, “cuando escasea el agua en los meses de verano, Mekorot cierra las válvulas que abastecen Kufr al-Deek para no afectar al suministro de agua de Ariel. Además, Ariel vierte aguas residuales indebidamente, lo que contamina los pozos de los que dependen los residentes de Kufr al-Deek para conseguir el agua potable y la destinada a la agricultura”. Luego de ese informe. algunos países, entre ellos Holanda y Portugal, rechazaron o rescindieron convenios de "asistencia técnica” debido a sus antecedentes.
Según Maren Mantovani, “Mekorot fue construida para la colonización de Palestina, para la limpieza étnica de su pueblo y el saqueo del agua palestina para darla a los colonos israelíes, y por el apartheid israelí. Es fundamentalmente la línea de vida de este sistema. Después de la construcción del Estado de Israel se hace un megaproyecto donde se seca completamente la laguna-humedal Hula y también el río Jordan, con mucho valor estoico, cultural y natural, única fuente de agua por el Mar Muerto, que está muriendo y pierde cada año más de un metro de profundidad (tiene un tercio de su extensión). Mekorot es primero una gran empresa de desastres naturales, que se hicieron para tomar el agua y darla a la colonización de Palestina después de que fueron echadas las comunidades campesinas palestinas e indígenas, que sabían y tenían una agricultura que funcionó en este territorio. Porque Palestina no es el desierto que Israel y la Mekorot han hecho parecer. Hay una parte desértica, pero mucho antes de la creación del Estado de Israel, Palestina fue un gran exportador de frutas cítricas, granos y otros, pero una agricultura familiar”. Luego del proceso de colonización israelí, “nace el agronegocio y ahí necesitás de mucha más agua, robás el agua de las comunidades palestinas para que no puedan subsistir y se vayan; pero las comunidades resisten, con niveles del agua muy por debajo de lo que la OMS estipula, pero resisten ahí. En muchos casos, como en el valle Jordán, ves las instalaciones de la Mekorot que están tomando el agua de la población palestina a dos metros de donde están los palestinos, pero ellos no pueden llegar allí, no pueden tomar el agua. Y cuando quieren hacer una extracción palestina, porque estas comunidaddes tenían pozos, llega Mekorot y pone un pozo suyo más profundo y seca los pozos palestinos. Israel prohíbe pozos más profundos y entonces no tienen más agua. Tienen que comprar el agua que Mekorot les robó, recomprarla, que cuesta para un palestino mucho más que para los colonos ilegales”.
Mantovani concluye: “Mekorot es una herramienta fundamental de la implementación del apartheid israelí (…) No es solo un privilegio para pocos, sino literalmente un arma de limpieza étnica”.
