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El equilibrio fiscal en el que se embanderan Milei y su banda se apoya exclusivamente sobre las espaldas de los trabajadores. No es más que la sumatoria de un descomunal saqueo de nuestros salarios y jubilaciones y del ajuste y la motosierra (fundamentalmente en salud, educación, ciencia, cultura y discapacidad), que impacta directamente en las condiciones de vida actuales de los trabajadores sumado al endeudamiento que depreciará nuestras condiciones de vida futuras con más pobreza, ajuste y represión.

Nos han saqueado e hipotecado, literalmente, para sostener su mentira y sus ganancias millonarias. La libertad de mercado intervenida permanentemente por el Estado libertario no ha logrado parar la suba del dólar ni los aumentos de precios que delatan la otra gran mentira: la mentira de la inflación que declaran.

Las grandes empresas de alimentos y también otras empresas de productos de consumo masivo, aún con la contracción de ventas en lo que va del año, arrancaron agosto con listas de precios con subas entre el 3 y el 9 % en la mayoría de sus artículos al público. Algo similar a lo que hicieron tras la apertura del cepo en abril, cuando varias empresas, como Molinos Río de la Plata y Unilever, enviaron listas con aumentos de entre el 7 % y 12 %, y despertaron alarmas en el Gobierno.

Las grandes aceiteras, como AGD y Molinos Cañuelas, enviaron nuevos valores, con una actualización del 5 % al 7 %, que impacta en todos los canales de comercialización. Las empresas que producen farináceos y derivados también están remarcando porque el precio del trigo, principal insumo de la harina, trepó 17 % durante julio.

Arcor incrementó entre el 3 % y 5 % sus precios y Mondelez entre el 7 % y 9 %, según el producto. Por su lado, la multinacional Unilever aumentó en promedio un 8 % y Colgate y SC Johnson el 7 %. Los productos de la marca Serenísima, de la empresa Mastellone, aplicaron un aumento del 4 %, y Danone, que produce alimentos, lácteos y bebidas subió en promedio el 3,5 %.

Los precios no bajan ni con el mercado interno paralizado porque los números se sostienen con cierres, despidos, suspensiones y salarios de pobrez,a a pesar de las extraordinarias ganancias que tuvieron las grandes empresas como Arcor (133.000 millones), Mastellone (45.000 millones) y Molinos (35.000 millones), entre otras, en los primeros meses del gobierno de Milei (CIFRA). En el primer año de Milei las 31 compañías que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires reportaron un crecimiento del 171 % en su rentabilidad y un 300 % en utilidades netas, gracias a la devaluación y la liberación de precios.

Puntualmente el sector de alimentos y bebidas tuvo una rentabilidad extraordinaria a través de actividades financieras, con un aumento del 797 %. Mientras tanto los trabajadores seguimos perdiendo poder adquisitivo. Una transferencia acelerada de ingresos desde el trabajo hacia el capital concentrado que contrasta con el cierre de más 12.000 pymes en lo que va de gestión libertaria.

Cierres suspensiones y despidos

Hubo 43.000 despidos en el sector público, cerraron alrededor de 12.000 pymes y se perdieron alrededor de 250.000 puestos de trabajo, 13 multinacionales dejaron el país, según la UIA, desde marzo se pierden entre 1000 y 1500 puestos de trabajo diarios. Algunas de las empresas que despiden trabajadores están en la lista de las que tuvieron rentabilidad extraordinaria, como Techint; aun así, Ternium Argentina duplicó las suspensiones rotativas con reducción salarial en su planta de San Nicolás, afectando a 120 operarios. Tenaris Siat notificó alrededor de 30 despidos en su planta de Villa Constitución, Acindar implementó suspensiones y retiros voluntarios en su planta de Villa Constitución.

En el actual marco de aumentos de tarifas, prepagas, colegios y alquileres, los trabajadores seguimos perdiendo lo que en muchos casos es nuestra única "propiedad privada”: nuestros salarios, una verdadera confiscación por parte de la patronal, ya que nunca recuperaron poder adquisitivo producto de la inflación y las sucesivas devaluaciones primero de Massa y luego de Caputo.

Las paritarias, tanto en el sector público como en el privado, son vergonzosas, muchas con el cepo del 1 % y la complicidad de los sindicatos. En el mundo del trabajo informal, es muchísimo peor. Cada vez somos más los trabajadores que complementamos los ingresos o vivimos de las apps. En el caso de ML (que se lleva a sus cuentas off shore 100 millones de dólares por año en exenciones impositivas) aumentó las tarifas de los envíos a sus clientes, pero las logísticas en las que terceriza el trabajo en negro por ahora casi no han trasladado ese aumento a las tarifas de los repartidores.

El salario mínimo es de $322.000 y se estima que una familia tipo necesita alrededor $1.900.000 para vivir con un mínimo de dignidad, es decir, casi seis salarios mínimos, y así seguimos súperexplotados por el pluriempleo y las deudas con las tarjetas bancarias para llegar a fin de mes. Está más que claro que en este país hay plata para los especuladores y explotadores de la patronal, pero no para los trabajadores.

El ausentismo en las últimas elecciones es la expresión de gran parte de la clase obrera que ha perdido la representación en este sistema político. Ahora tenemos que ir un paso más allá, tenemos que sacarnos de encima a los representantes políticos de la burguesía y a sus burocracias sindicales cómplices del saqueo; tenemos que construir un gran partido de trabajadores que abra un camino para una revolución socialista que dé vuelta la tortilla y, de una vez por todas, ponga las condiciones a favor de nuestra clase. Por eso llamamos al pueblo obrero de la provincia de Buenos Aires y, en especial, al de Pilar a sumarse a una campaña política por un programa socialista que nos saque del marasmo económico y político que atravesamos acompañando a los candidatos obreros de Política Obrera.

Por la ruptura de relaciones con el Estado genocida de Israel.

Por el no pago de la deuda fraudulenta.

Por salarios que cubran la canasta familiar.

Por salud y educación públicas de calidad.

Por un gobierno de trabajadores.

Revista EDM