Uruguay

Yamandú Orsi echa lastre: pone en pausa la instalación de la Agencia de Innovación en Jerusalén

Escribe Rafael Fernández - Partido de los Trabajadores (Uruguay)

Tiempo de lectura: 6 minutos

El gobierno de Uruguay ha decidido dejar en suspenso la instalación de la oficina de la ANII (Agencia de Investigación e Innovación) en Jerusalén, resuelta por el expresidente Lacalle Pou cerca del final de su mandato. La instalación de esa oficina no tiene nada de académico, sino que tenía el objetivo político de alinear a Uruguay con el gobierno de Netanyahu y su genocidio en Gaza. El gobierno de Lacalle fue incapaz incluso de votar por un pedido de cese al fuego en la ONU, colocándose en el bloque con Estados Unidos y los gobiernos más alineados al genocidio como el de Javier Milei.

Apenas comenzó su mandato, Orsi ratificó el acuerdo con la Universidad Hebrea de Jerusalén y se negó a cerrar esa oficina o incluso dejarla en suspenso -como le solicitó el propio Frente Amplio-. Desde los sindicatos, los gremios estudiantiles y la academia en Uruguay se sucedieron los pronunciamientos contra la presencia de la ANII en Israel, que se denunciaba como un espaldarazo a los genocidas. La propia Universidad de la República adoptó una decisión institucional de rechazo a esa medida e incluso resolviendo que sus investigadores no colaborarían con esa oficina. Pese a todas estas presiones, tanto el canciller Lubetkin como el propio Yamandú Orsi ratificaron una y otra vez que mantendrían el acuerdo firmado por Lacalle, una decisión que generó cada vez más malestar e incluso repudio en buena parte del electorado de izquierda. Tanto el presidente como la vicepresidenta Carolina Cosse se negaron a calificar de “genocidio” lo que sucede en Gaza y se colocaron en una línea de supuesta “equidistancia” y “contra toda guerra”, que no ocultaba su complicidad con el régimen sionista. Basta recordar que Orsi viajó a Israel precisamente un mes antes del 7 de octubre de 2023 y volvió predicando las maravillas de la “democracia israelí”. El candidato del Frente Amplio garantizaba así al imperialismo y el sionismo el carácter de su eventual gobierno en caso de triunfar. La vicepresidenta, por su parte, cuando ocupaba la Intendencia de la capital recibió tanto a la embajadora palestina como a la representante de Israel, posando de “neutral” frente al régimen genocida y la rebelión del pueblo oprimido por este.

Recientemente, la ministra de Defensa Sandra Lazo ratificó que Uruguay seguirá comprando armas a Israel, porque “le vamos a comprar a quienes nos generen las ofertas de mejor precio y calidad. Tenemos, por ejemplo, material chino, estadounidense, israelí y español”, afirmó. Ante la pregunta de un periodista que mencionó una decisión del gobierno español de suspender la compra de armamento israelí, la ministra del MPP (el partido del expresidente José Mujica) afirmó: “No son esas las definiciones de nuestro Estado, ni de nuestras políticas de Defensa, ni de nuestra política exterior, que en este caso, van juntas y lo tenemos muy claro”. Lazo también recibió a la embajadora de Israel y al agregado de Defensa de esa embajada, lo cual justificó afirmando que recibiría a los representantes diplomáticos de todo país con el cual Uruguay tenga relación, agregando cínicamente que “El pueblo israelí y el pueblo palestino son hermanos”.

Ante la creciente bronca que crecía por abajo, el Frente Amplio emitió una declaración el 22 de mayo, en la cual “expresa(ba) su profunda preocupación por la grave situación humanitaria en la Franja de Gaza” lamentándose porque “el conflicto [sic] continúa agravándose”. La declaración surgía inmediatamente después de que “una delegación de 21 diplomáticos, integrada por el embajador uruguayo en Palestina, fue atacada por el Ejército israelí esta mañana, mientras realizaba una visita organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores palestino”. El texto del FA condenaba “la ofensiva del gobierno de Israel en Cisjordania”, “reclama a las autoridades de Israel respetar las resoluciones de Naciones Unidas con respecto al conflicto” y rechaza “la ruptura unilateral del alto al fuego por parte del gobierno de Israel. Los bombardeos, el bloqueo de la ayuda humanitaria, los desplazamientos forzados y el anuncio de riesgos inminentes de hambruna según anuncia el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, confirman la catástrofe humanitaria y la consistente característica de un genocidio, tal como indica el Comité Especial de ONU. Ratificamos nuestra exigencia de la devolución inmediata de los rehenes”. Por primera vez, casi 600 días después, se incluía la palabra “genocidio” en una declaración frenteamplista -sin mencionar la posición del gobierno ni la ratificación de la ANII en Jerusalén-. La cúpula del FA había discutido y acordado expresamente no mencionar este tema, con el argumento de que ya en otra oportunidad había solicitado a su gobierno “estudiar” la “posibilidad” de “suspender” (sic, sic, sic) esa decisión.

Ante la declaración frenteamplista, el presidente Orsi afirmó cínicamente que “es la declaración de una fuerza política” y que “el gobierno es otra cosa”, rechazando repudiar el genocidio: “si hay algo que necesita la población de Gaza no son anuncios”; “Voy hacia algo más concreto: ¿de qué forma puedo apoyar a esa población? Ahí tenemos alternativas; tenemos leche en polvo, tenemos arroz. Estamos viendo la forma de llegar de manera correcta y que llegue a destino el apoyo de verdad” (Telemundo, Canal 12, 5/6). El secretario del presidente, Alejandro Sánchez, una de las principales figuras del MPP, fue más allá: “Los gazatíes no comen papeles y declaraciones”. En el mismo sentido declaraba el canciller Lubetkin: “Ayudar a Palestina no es la discusión entre el término genocidio o masacre”. El ministro pretendió justificar por qué Uruguay no denunciaba ni genocidio ni masacre: “Como Estado, representamos más que una fuerza política, nos planteamos representar a los ciudadanos que son administrados por nosotros”. Lubetkin además propuso otra “medida concreta”: “traer algunos jóvenes palestinos de Cisjordania para prepararlos con empresas de nacimiento” en áreas de agricultura, en el marco de un programa de Dinamarca y la FAO (radio M24). Por supuesto, todas esas “medidas concretas” nunca se llevaron a la práctica, ni tampoco las declaraciones de solidaridad con Palestina y repudio al sionismo.

Mientras tanto, un centenar de judíos uruguayos emitió una declaración el 13 de agosto: “nos desmarcamos de la política criminal de Israel y reclamamos al gobierno uruguayo acciones a la altura de las circunstancias”. “Como judías/os tenemos muy claro el significado de NUNCA MÁS: no queremos persecución, sometimiento, ghetto, hambre, matanza, apartheid, genocidio, holocausto contra ningún pueblo del mundo bajo ninguna circunstancia, y mucho menos en nuestro nombre”. La declaración fue firmada por diversos referentes de la cultura y otros ámbitos sociales, como el músico Leo Maslíah; los periodistas Samuel Blixen, Sergio Israel y Alicia Migdal; la prima de Diana Madianik, una de las Muchachas de Abril (asesinadas por la dictadura), Mónica Wodzislawski; el analista político Leo Harari; la hija de Eduardo Bleier, detenido desaparecido en dictadura, Irene Bleier, entre otros. El texto, que rechaza “la política genocida del gobierno de Benjamín Netanyahu”, culmina con el siguiente reclamo: “Exigimos al gobierno uruguayo la ruptura inmediata de relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, como miembro de las Naciones Unidas y actuando en consecuencia con los fallos de la Corte Penal Internacional y de la Corte Internacional de Justicia. Porque la vida y los valores humanos deben estar por encima de los del mercado; no se puede dialogar ni hacer negocios ni comprar armamento ni ningún tipo de intercambio con quienes están bombardeando y disparando contra un pueblo entero, al que condenan a morir de hambre” (CX36 Radio Centenario).

Pocos días después, el ministro Lubetkin y el presidente de la ANII Álvaro Brunini afirmaron que la implementación del acuerdo con la Universidad Hebrea de Jerusalén “se pone en pausa” o “se congela”. El canciller afirmó que “hay un momento de impasse en la firma del acuerdo por la situación que se está dando en Medio Oriente” (la diaria, 15/8). La decisión, presentada de la forma más conciliadora posible, igualmente generó una ofensiva desde la embajada israelí, el Comité Central Israelita del Uruguay, y del “uruguayo-israelí” Salomón Vilensky que oficiaba de “asesor de la ANII” en dicho convenio, quien no solamente renunció a su cargo, sino que afirmó que Lubetkin era “un judío de mierda” y “seguramente hubiera sido un buen ‘kapo’” -refiriéndose a los judíos que colaboraban en los campos de concentración del nazismo-. Vilensky se dice frenteamplista y en las elecciones vino a Uruguay a votar por Yamandú Orsi porque “no puedo ver la pobreza extrema que hay en Uruguay, me saca de todo foco”, según declaró en su momento -el asesinato de niños y las muertes por hambre en Gaza se ve que no lo afectan de la misma forma-. Vilensky declaró tras la segunda vuelta electoral que, en las conversaciones que mantuvo con Orsi, no percibió “que esa persona pueda hacer algo contra el pueblo judío o contra los israelíes” (la diaria).

La suspensión de la oficina de la ANII en Jerusalén es apenas un peaje que el gobierno de Orsi paga a la creciente indignación con el genocidio israelí en Gaza. El gobierno del Frente Amplio aparece incluso a la derecha de otros países gobernados por el “progresismo”, como Brasil o incluso Chile. La decisión de Orsi, que aún se niega a siquiera utilizar la palabra “genocidio”, intenta abrir un escape a la creciente presión social frente a la barbarie impuesta al pueblo palestino por el imperialismo y el Estado sionista.

Revista EDM