Escribe Anahí Rodríguez
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El 28 y 29 de agosto se reunió en Rosario el 94° plenario del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) con la participación de los Rectores y Rectoras de todas las universidades nacionales. El encuentro tuvo como principal objetivo definir el presupuesto universitario necesario para asegurar el funcionamiento para el 2026. Uno de los principales pedidos al gobierno nacional fue que se establezca por ley un presupuesto nacional y en ese sentido, que se aprueben 7.319 billones de pesos como mínimo para el sistema universitario, que sería la actualización del presupuesto 2023.
Sobre la situación actual que atraviesan las universidades y frente a la ley de financiamiento universitario aprobada hace unas semanas en el congreso nacional, el CIN aprobó el planteo de “Si hay veto, hay marcha”, que contó con el apoyo de todo el Frente Sindical y la FUA. Este planteo solo conduce a la desmovilización de la docencia y el estudiantado. Milei ya ha planteado que va a vetar la ley. Si, llegado el caso, diera marcha atrás, tiene otros recursos para que la ley no se ponga en práctica, por ejemplo, no reglamentándola, lo cual la dejaría en un limbo.
Tanto el CIN como el Frente Sindical le están ofreciendo un salvavidas al gobierno, demostrando la capacidad de los Rectores y del Frente Sindical para restablecer el orden universitario de 3 semanas de paros, cuando este es un momento clave para desarrollar una lucha activa contra un gobierno en crisis, a la deriva. Una irrupción masiva, con huelgas y marchas de conjunto de la comunidad universitaria, de sus docentes, no docentes y estudiantes, como ya se demostró en algunas acciones en 2024, es lo único que impediría la sanción del veto y crearía un escenario irresistible para arrancar los reclamos.
Todas las asambleas, tanto de estudiantes como docentes, que se han llevado adelante a lo largo y ancho del país se han pronunciado a favor de una nueva marcha federal, y que la misma sea la culminación de cuatro semanas de paros consecutivas del segundo cuatrimestre. Sin embargo, las burocracias sindicales de las distintas federaciones que integran el Frente Sindical y la burocracia estudiantil que dirige FUA han actuado como furgón de cola del CIN y de los partidos y bloques parlamentarios patronales.
El haber definido que solo se convocará a una marcha federal, solo “si hay veto” o sea ante el hecho consumado y no como una acción ofensiva para “impedir el veto” es una orientación conciliadora que liquida la lucha universitaria.
Luego de imponer paros decrecientes, desinflando cualquier perspectiva de lucha a fondo, y que va a tener una nueva expresión con un nuevo paro de 48hs, el lunes 1 y martes 2 de septiembre. A partir de lo cual, dilatando todo, la burocracia ha decidido tomarse su tiempo para definir cómo va continuar la lucha. Así, CONADU Histórica resolvió en su mesa ejecutiva, reunida antes de la reunión del CIN, convocar a una instancia de debate y evaluación de cómo continuar, recién para la semana del 8 se septiembre, con lo cual, si se aprueba alguna medida de fuerza, recién sería para la semana del 15 de septiembre y luego van a tener el pretexto, de la proximidad de las elecciones, y así, con acciones aisladas, dilatadas en el tiempo, y siempre con discursos y más discursos antiMilei, van llevando a un callejón sin salida a la lucha universitaria.
Este 1 y 2 de septiembre, tiene que ser aprovechado por el activismo docente y estudiantil para debatir cómo superar mediante iniciativas reuniones y asambleas autoconvocadas la política colaboracionista de freno y desorganización de las burocracias.
