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La movilización del activismo en contra del genocidio en Gaza que se enfrentó en todo su recorrido en España a la Vuelta Ciclista por la presencia del equipo Israel Premier Tech obtuvo el domingo 14 de septiembre un importante triunfo al obligar a los organizadores a suspender la última etapa. No hubo podio, ni ganador de la etapa y el alcalde de Madrid, el dirigente del Partido Popular, José Luis Martínez Almeida, se tuvo que retirar con su séquito de la plaza de Cibeles donde los organizadores debían entregar el maillot rojo al triunfador de la vuelta. Los manifestantes se concentraron en todos los puntos clave del recorrido madrileño de la Vuelta, desde la sierra hasta el centro, y tras la suspensión se mantuvieron en las calles exigiendo que Israel sea excluida de todos los eventos deportivos con los que pretende lavar la sangre palestina de sus manos.
Mientras tanto fueron movilizados 2.000 efectivos de seguridad entre policía nacional, policía municipal y guardia civil, en una operación cuyo único precedente es la cumbre de la OTAN en Madrid en 2022. Pese a esa concentración de efectivos y a los reiterados enfrentamientos con los manifestantes que invadieron el recorrido de la vuelta, con el saldo de heridos y detenidos, los manifestantes consiguieron interrumpir varios tramos de la disputa ciclista. Ante la evidencia de que se podía desatar una batalla campal que alterara el curso de la carrera y creara problemas de seguridad para los miembros de los equipos, los organizadores decidieron suspender la Vuelta a España 2025 tomando como ganador a quien encabezada hasta ese momento el recorrido general.
La Vuelta Ciclista de España es una de las tres pruebas mundiales del ciclismo de élite, junto con la de Italia y Francia, más reconocidas internacionalmente. Los comentaristas deportivos recordaron en la tarde del domingo que Rusia había sido excluida de los eventos deportivos -incluidas las Olimpiadas- tras el inicio de la guerra de Ucrania en 2022. También en el pasado la exclusión de África del Sur en la lucha contra el apartheid. Pese a esos antecedentes la Unión Ciclista Internacional no adoptó ninguna decisión para excluir a Israel de la competición. La movilización, que algunos medios cifran en 100.000 personas, ya que se concentraron en diversos puntos de forma simultánea, se reagruparon en el Paseo de la Castellana donde realizaron una sentada con el objetivo de ocupar la Plaza de Cibeles, escenario del podio que no se pudo utilizar.
La irrupción de la población movilizada por las plataformas sociales como la Marea Palestina, Red Solidaria contra la ocupación de Palestina, las organizaciones sociales de trabajadores de la educación y de la sanidad contra el genocidio, y las organizaciones de pensionistas, además de las asociaciones de vecinos, partidos de izquierda y ONG (como BDS) pone en evidencia la negativa burocrática de las dos direcciones sindicales de los principales sindicatos: CC.OO. y UGT, para una acción sindical coordinada. Los grandes aparatos sindicales se han mantenido al margen de la firme voluntad de movilización de los trabajadores contra la barbarie israelí en Gaza y Cisjordania. Está claro que, a la luz de esta jornada de lucha, hay voluntad suficiente para que un movimiento hacia la huelga general contra el Genocidio en Gaza y contra la guerra emprendida por el Gobierno encabezado por Benjamín Netanyahu y sus ministros de extrema derecha para la anexión de los territorios palestinos cristalice en un paro nacional.
La evidencia de la fortaleza de la movilización popular que ha ido creciendo a lo largo de la vuelta ha llevado al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a manifestar su apoyo al movimiento de las plataformas sociales en un intento de capitalizarlo al igual que Sumar y Podemos. El apoyo de Sánchez contrastó con el operativo represivo que depende del delegado del gobierno en Madrid. Sin embargo, las plataformas sociales exigen el embargo total de armas para Israel, la suspensión de las relaciones diplomáticas, el corte de las importaciones desde Israel y la anulación del tratado comercial de Jerusalén con la Unión Europea. Exigen del gobierno la suspensión total de la compra y ventas de armas a ese país, la expulsión de Israel de las Naciones Unidas y, a escala internacional, el fin del genocidio palestino, el cese de la anexión de territorios y su inmediata devolución.
El movimiento en España que apoya la resistencia palestina aún no ha dado el paso de verificar que la ofensiva de Israel con la anexión de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania, el genocidio de su población y la inmensa brutalidad es continuidad del proceso histórico desarrollado por el sionismo desde la concesión de territorios en Palestina por las Naciones Unidas en 1948. Es necesario impulsar la consigna de la disolución del estado de Israel por una nación palestina bajo un gobierno obrero dentro de una federación de estados socialistas árabes.
La brutalidad israelí es parte indisoluble de las operaciones bélicas del gobierno estadounidense que respalda la acción de Israel y la refuerza en sus ataques a Siria, Líbano y sobre todo a Irán, en un proceso de reordenamiento político en toda la región del Oriente Próximo. Se debe plantear el debate sobre una huelga general en España y una huelga general europea contra el genocidio en Gaza, contra la guerra en el Próximo Oriente, contra la guerra de la OTAN en Ucrania, por una federación de estados obreros socialistas europeos, en la lucha por construir un movimiento obrero independiente de la burguesía y por gobiernos obreros en toda Europa.
